Colonia

Legado extraordinario

La Razón
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Con su emotiva despedida hacia Castelgandolfo y llegadas las 20:00 horas, Benedicto XVI pasa a ser Papa emérito. Los que le hemos conocido y tratado a lo largo de estos años lo echaremos de menos.

Le conocí en Roma durante el Concilio Vaticano II, cuando acompañaba al cardenal Josef Richard Frings, arzobispo de Colonia. Luego pude estar con él en Pamplona, con motivo de su investidura como doctor honoris causa por la Universidad de Navarra. Mas tarde, me impuso en 2005 el palio, y luego le he podido saludar en muchas ocasiones a lo largo de estos casi ocho años de fecundo pontificado.

¿Qué legado nos deja Benedicto XVI? Aunque sea imposible sintetizar en pocas líneas estos años de Sumo Pontífice, de obispo de Roma, me parece que puedo destacar algunos subrayados. Recordemos en primer lugar sus profundos escritos magistrales, que quedarán como un depósito precioso para seguir alimentando la fe del pueblo de Dios y también de tantas otras personas alejadas o no creyentes. Sus escritos nos muestran un hombre enamorado de Dios, de Jesucristo, fiel a las inspiraciones del Espíritu Santo. Es decir, enamorado de la Trinidad Santísima, y con ella, de todas las verdades de nuestra fe. Necesitamos redescubrir la fe para poder vivirla con plenitud. Nos ha dejado un amor inmenso a la Iglesia. Nos ha dado ejemplo de fidelidad, de valentía para afrontar retos difíciles, de sencillez y humildad. De hombre agradecido, que goza con las cartas de los más sencillos, y que en su última audiencia agradece sinceramente a todos sus colaboradores. Recemos por Benedicto XVI y por el Papa que va a venir.