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Marea imparable en Río

La Razón
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Tres días han bastado para que el dispositivo de seguridad de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) se ponga en entredicho. Y es que desde que el Papa aterrizara en Brasil, han sido varios los problemas a los que militares, policías y seguridad privada se han enfrentado. Tal es así que un coronel de Ejército brasileño aseguró que Francisco quedó expuesto a posibles ataques durante el traslado desde el aeropuerto y que de haber habido un vándalo entre aquellos que rodearon el vehículo, podría «haber lanzado una piedra o algo peor», aseguró Dantas al diario O'Globo. Por otra parte, un teniente coronel de la Policía Militar afirmó que el Santo Padre se encontró en una situación de «vulnerabilidad» y de «riesgo», ya que al ir con la ventanilla bajada, podría haber sido «víctima de un ataque a muy corta distancia». eraciones tiene cámaras instaladas en el centro y debería haber avisado para que se modificara la ruta». La hermana del cardenal Bergoglio, María Elena, sigue el minuto a minuto de su hermano. En una entrevista «O'Globo» afirmó que «no es una persona fácil, siempre está inquieto». No le sorprendió su actitud, su inquietud por acercarse a la gente: «Mi hermano no ha cambiado desde que se convirtió en Papa». Debido a los fallos de seguridad, la rutina ha cambiado en Aparecida, se modificó y decidieron movilizar a 5.000 agentes. Todas las calles por las que circuló el «papamóvil» estaban protegidas por rejas y se prohibió el aparcamiento en la zona. En cuanto al interior de la basílica, cualquier acción quedó registrada por las más de cien cámaras de vigilancia. A pesar de todas estas medidas, María Jesús, una peregrina madrileña que ha viajado hasta Río de Janeiro, dice que noteme por su integridad: «En todo momento nos acompañan voluntarios y nos recomiendan ir siempre juntos». Además, afirma que «la Policía Militar está en todas partes, incluso en las parroquias de acogida».

Por el contrario, se queja de que «la organización no es todo lo buena que debería» y apunta que «están desbordados por la gran cantidad de público», lo que se puso de relevancia el pasado martes, en las horas anteriores a la misa de Copacabana, cuando la ciudad se quedó sin servicios de metro debido a un problema eléctrico, según informó Metro Río. Provocó que, en medio de un tránsito caótico, miles de peregrinos se quedaran encerrados en las estaciones durante algo más de dos horas.

Este hecho, junto a los fallos en la seguridad del Papa en el primer día de su visita, ha favorecido el surgimiento de planteamientos que cuestionan la capacidad organizativa y las infraestructuras con las que cuenta Río de Janeiro de cara a los próximos acontecimientos multitudinarios que se celebrarán en la metrópoli carioca (varios partidos del Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016).

Medios de todo el mundo se han hecho eco de los problemas ocurridos en la ciudad brasileña. Deficiencias en el sistema de transportes y el déficit interno de la economía del país sudamericano ocuparon las portadas de diarios como Folha de São Paulo u O'Globo. Titulares como «A pie y lejos de casa» o «Río fracasa en el test del transporte» se pudieron leer ayer en los principales periódicos de la región. Según esas informaciones, hubo grupos de jóvenes que caminaron hasta 10 kilómetros para llegar a sus destinos. Al hilo de estas noticias, el subsecretario de Transportes comentó que ayer sería el peor día, porque El Vaticano «no informa acerca del recorrido de Francisco».