¿Qué santo se celebra hoy, 15 de diciembre? Todo lo que debes saber del santoral de hoy

El santoral católico es un compendio que reúne los nombres de los santos y beatos que la Iglesia Católica celebra oficialmente en días específicos a lo largo del año. Cada día del calendario litúrgico está asociado con uno o más de estos personajes sagrados, que son conmemorados durante las misas y son objeto de las oraciones de los fieles. Esta tradición de celebrar y honrar la vida de los santos tiene sus raíces en los primeros siglos del cristianismo. Durante este periodo, se empezó a venerar a los mártires y otros individuos que se destacaron como ejemplos a seguir debido a la forma en que vivieron y su testimonio de fe.

Estas celebraciones son mucho más que simples recordatorios. Son momentos de reflexión y conexión con los principios y valores que estos personajes representan. Los santos y beatos, con sus vidas y sus actos, nos muestran cómo mantenernos fieles a nuestros principios, incluso en tiempos de persecución y adversidad. Nos enseñan, a través de sus experiencias, que siempre podemos encontrar la fortaleza para mantenernos fieles a nuestras creencias.

Además, el santoral puede ser un recurso de gran valor para profundizar en la historia de la Iglesia y el cristianismo, y para encontrar inspiración en la vida y las enseñanzas de los santos. Al conectar con estas figuras históricas, los fieles pueden encontrar guía y fortaleza para sus propias vidas, al mismo tiempo que honran el legado de estos individuos ejemplares.

En el santoral de hoy, viernes 15 de diciembre, se conmemora a varios santos y santas que han dejado una huella en la historia de la cristiandad. Entre ellos Santa Cristiana, Santa María crucificada de Rosa, San Maximino abad, San Valeriano obispo, Beato Carlos Steeb, Beata María Victoria Fornari, Beato Marino y Beata Virginia Centurione Bracelli. Desde el periódico LA RAZÓN destacamos a San Urbicio, un monje eremita francés del siglo VIII.

¿Quién fue San Urbicio?

San Urbicio nació en Burdeos, Francia, durante el siglo VIII, un período turbulento en el que la invasión musulmana de la Península Ibérica se extendía más allá de los Pirineos y alcanzaba hasta Poitiers. En una de estas incursiones militares, el joven Urbicio y su madre fueron capturados. Trágicamente, su madre falleció durante el cautiverio, mientras que Urbicio fue convertido en esclavo.

A pesar de su difícil situación, Urbicio sirvió a sus amos con integridad y humildad, sin perder nunca la esperanza de obtener su libertad. Durante este tiempo, solía rogar por la intercesión de los santos niños Justo y Pastor. Cuando finalmente se le concedió la libertad, atribuyó este milagro a la intercesión de estos santos, a quienes consideraba sus protectores y a los que se sentía profundamente agradecido.

Aprovechando su nueva libertad, Urbicio decidió emprender un viaje de agradecimiento, purificación y peregrinación a Alcalá de Henares, lugar de origen de estos santos. Durante su visita, se percató de los riesgos de profanación a los que estaban expuestas las santas reliquias, por lo que tomó la decisión de llevárselas consigo a Burdeos para protegerlas.

Finalmente, San Urbicio decidió pasar la última etapa de su vida en la ciudad de Huesca. Allí, optó por retirarse del mundo y dedicarse a la oración en plenitud. Se entregó a una vida de sencillez y humildad, eligiendo vivir en la pobreza y en constante penitencia. Su vida llegó a su fin en el año 802, dejando tras de sí un legado de fe y devoción que ha perdurado a lo largo de los siglos y que aún hoy sigue inspirando a muchos creyentes.