El santoral católico es una lista de santos y beatos que la Iglesia católica conmemora oficialmente en diferentes fechas a lo largo del año. Cada día del calendario litúrgico está vinculado a uno o varios santos, que son recordados en las misas y en las oraciones de los fieles. La tradición de celebrar la vida de los santos se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando se comenzaron a venerar a los mártires y otros personajes considerados ejemplares por su vida y su testimonio de fe.

En el santoral de hoy, 16 de octubre, se conmemoran a varios santos y santas que han dejado una huella en la historia de la cristiandad, entre los que podemos destacar a Santa Eduvigis, San Gerardo Mayela, Santa Margarita María de Alacoque, San Anastasio de Pamiers, San Beltrán de Comminges, Santa Bonita de Brioude, San Elifio de Toul, San Galo de Arbona, San Gauderico de Mirepoix, San Longinos soldado, San Lulo de Hersfeld, San Mumolno de Noyon, San Rodolfo de Gubbio, San Vidal de Retz, Beato Gererdo de Clairvaux y Beato Pedro Casani. Desde el periódico LA RAZÓN destacamos a Santa Margarita María Alacoque.

¿Quién fue Santa Margarita María Alacoque?

Cada 16 de octubre la Iglesia celebra a Santa María Margarita Alacoque (1647-1690), religiosa francesa de la Orden de la Visitación de Santa María, conocida por haber sido testigo y depositaria de las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús, que se produjeron en el lugar donde hoy se sitúa la Basílica del Sagrado Corazón, Paray-le-Monial (Francia).

Margarita María Alacoque nació en Francia en 1647. A los ocho años, su padre murió y ella ingresó a un internado de las hermanas clarisas, donde se sintió atraída por la vida religiosa. A los nueve años hizo su Primera Comunión. Poco después, desarrolló una enfermedad reumática que la obligó a guardar cama. Buscó consuelo en la Virgen María y prometió convertirse en una de sus seguidoras si recuperaba la salud. Después de casi cuatro años postrada, se curó milagrosamente. Margarita siempre creyó que la Virgen la había curado. Margarita, entonces, decidió hacerse religiosa, aun cuando no contó con el apoyo de sus familiares. Así, en 1671 fue admitida en la comunidad de La Visitación, fundada por San Francisco de Sales. Entró al convento de Paray-le-Monial.

El 27 de diciembre de 1673, a Margarita se le apareció por primera vez el Sagrado Corazón de Jesús. Margarita había pedido permiso para ir a rezar ante el Santísimo Sacramento los jueves de 9 a 12 de la noche. Durante una de estas ocasiones, el sagrario se abrió y se reveló la presencia de Jesús, quien tenía expuesto su Sagrado Corazón en el pecho. El corazón de Jesús aparecía herido, rodeado de llamas ardientes y con una corona de espinas encima. Jesús señaló su propio corazón con el dedo y dijo: "He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio recibe ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme".

Jesús pidió que se celebrara una fiesta dedicada a su Sagrado Corazón, que debería tener lugar el viernes siguiente a la Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus Christi). Además, Jesús reveló a Santa Margarita un conjunto de promesas para aquellos que fueran devotos de su Corazón, como bendición a las casas donde se honrara su imagen, dar paz a las familias, transformar a los pecadores en personas buenas y a los buenos en santos, y acompañar en la hora de la muerte a aquellos que ofrecieran la comunión de los primeros viernes del mes como acto de perdón por los pecados cometidos.