Religión

¿Qué santo se celebra hoy, 2 de marzo? Todo lo que debes saber del santoral de hoy

Hoy 2 de marzo Sevilla le rinde homenaje a Santa Ángela de la cruz

Santa Ángela de la Cruz, peregrinación
¿Qué santo se celebra hoy, 2 de marzo? Todo lo que debes saber del santoral de hoyArchidiócesis de SevillaArchidiócesis de Sevilla

Hoy 2 de marzo el Santoral de la Iglesia Católica conmemora a beatos y santos, que han formado parte de la historia del cristianismo. Actualmente, se continúa con la costumbre de conmemorar el aniversario de la muerte de los mártires. Además de ser una forma de recordar a los santos y beatificados. También sirve como una guía para los católicos, que pueden encontrar inspiración en las vidas y obras de los santos. Hoy celebramos a varios santos, pero la que más destaca es Santa Ángela de Cruz.

Quién es Santa Ángela de Cruz y por qué los Sevillanos le rinden homenaje

Santa Ángela de la Cruz nació en Sevilla el 30 de enero de 1846 y falleció el 2 de marzo de 1932. Fue una monja católica y fundadora de la congregación religiosa Compañía de la Cruz, dedicada a ayudar a los pobres y enfermos. Canonizada por Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003. Su cuerpo se encuentra en Sevilla en la capilla de la Casa de la Madre.

Biografía de Santa Ángela de la cruz

Su nombre era Ángela Guerrero, creció con su humilde familia de raíces gaditanas. Su padre Francisco Guerrero cardador de lana y cocinero en el Convento de la Trinidad, inculcó en ella desde joven el amor por la religión. Mientras que su madre, Josefa González, tejía fuertes lazos con las religiosas del Beaterío de la Santísima Trinidad.

Ángela era la tercera de catorce hermanos, vivió una infancia marcada por la pérdida, ya que ocho de sus hermanos fallecieron en la temprana edad. A pesar de las adversidades, su familia mantuvo una estrecha relación con la Iglesia, siendo responsables del altar de la Virgen de la Salud en la Iglesia de Santa Lucía.

La devoción de Ángela se manifestó desde temprana edad. Bautizada como María de los Ángeles, rezaba fervientemente a la Virgen de los Dolores y a la Virgen del Rosario. Su familia, además, custodiaba el altar de la Virgen de la Salud. Su conexión espiritual creció con la aflicción ante la falta de cortesía en las personas.

A los 12 años, Ángela comenzó a trabajar en el taller de calzado de Antonia Maldonado, una mujer profundamente religiosa cuyo oratorio se convertiría en el lugar de encuentro para rezar el rosario. Ángela permaneció allí hasta los 29 años, destacando por su caridad al dar su comida a los necesitados y practicar la mortificación personal, utilizando una tabla como cama y cilicios(instrumento de penitencia utilizado para producir una mortificación corporal) como muestra de penitencia.

Su vida dio un giro hacia lo espiritual cuando, a los 19 años, Ángela deseó ingresar al convento. Aunque el intento no fue exitoso, su director espiritual, el respetado sacerdote José Torres Padilla, reconoció en ella un fervor similar al de Juan de Ávila. Torres le escribió una carta de recomendación para el Convento de San José, de las carmelitas descalzas. Pero esta congregación la consideraron muy débil de cuerpo como para resistir la labor y no la admitieron.

La Transformación de Ángela: Entre la Devoción y lo Misterioso

En 1869, a la edad de 23 años, su guía espiritual José Torres alentó la alentó a unirse a la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, conocida por sus obras de misericordia. Ingresó en la congregación y sirvió en el Hospital de las Cinco Llagas, pasando por el postulado y tomando el hábito de novicia. Sin embargo su salud se vio afectada por persistentes vómitos, lo que llevó a su traslado a Cuenca y luego a Valencia. A pesar de los esfuerzos médicos y el cuidado de la congregación, tuvo que abandonar la vida religiosa en 1870.

De regreso a su hogar en Sevilla junto a su madre Josefa, Ángela experimentó un fenómeno sorprendente. Los misteriosos vómitos que la aquejaban cesaron de manera inexplicable, sin dejar secuelas. Ángela atribuyó su curación a unos "soldaditos de pavía" (bacalao cortado en tiras rebozado y frito) comprados en un local, destacando la singularidad del evento. Retomó su labor en el taller de calzado y continuó su vida cotidiana. Mientras tanto, José Torres Padilla, su director espiritual, participó en el Concilio Vaticano I (1869-1870), marcando un periodo crucial en la Iglesia Católica.

La conexión espiritual entre Torres y Ángela se profundizó aún más cuando la monja mercedaria sor Florencia del Santísimo Sacramento tuvo una visión durante la Cuaresma de 1873. En el relato, dos ángeles coronaban a una joven con una corona de rosas, identificándola como "Angelita". Sor Sacramento, al no reconocer a dos monjas enviadas por Torres, confirmó la identidad de Ángela de la Cruz al ser presentada, dando testimonio del misterioso acontecimiento.

La conexión entre lo terrenal y lo espiritual se manifestó nuevamente cuando, tras asistir a una misa en la capilla de la Orden Tercera de San Pedro de Alcántara, Ángela expresó su deseo de vivir despegada de la tierra, inspirada por la imagen de san Francisco de Asís levitando en un cuadro.

El 1 de noviembre de 1873, Ángela plasmó por escrito su compromiso de vivir de acuerdo con los principios evangélicos, marcando un hito en su camino espiritual. Su vida, marcada por lo misterioso y lo divino, seguiría impactando en la historia religiosa.

Compañiá de la cruz

El 8 de diciembre de 1874 se consagró al Señor con votos perpetuos. Poco después quiso fundar una compañía para alcanzar la perfección espiritual, como comunicó al sacerdote Torres.​ Por ello, observaría la pobreza como un medio para acercarse a los pobres y llevarlos hasta Cristo.

Ángela logró la adhesión de Josefa de la Peña, una terciaria franciscana con la que iba a visitar a los necesitados. A ellas se les unieron dos muchachas humildes: Juana María Castro y Juana Magadán. Con el dinero de Josefa Peña, aquel verano alquilaron un cuarto con derecho a cocina en el número 13 de la calle San Luis.

El 2 de agosto de 1875 las cuatro hermanas salieron de la calle San Luis para ir a la Iglesia del Convento de Santa Paula, donde asistieron a una misa oficiada por Torres, comulgaron y se consagraron a Dios en el amor y servicio a los pobres.​ De esta forma, quedó constituida la Compañía de la Cruz con sor Ángela de la Cruz, sor Josefa, Juana María Castro con el nombre religioso de sor Sacramento, y sor Juana. ​Las monjas realizaban obras de caridad con los pobres y visitas a los necesitados.

Además de ella se celebra a otros santos:

  • San Absalón
  • San Basileo mártir
  • San Ceada
  • Santa Inés de Praga
  • San Jovino
  • San Lucas Casali de Nicosia
  • San Troadio
  • Beato Carlos Bono
  • Beato Enrique Suso