Buenos Aires
Uno más en Santa Marta: «¿Puedo sentarme aquí?»
«Los apartamentos papales son demasiado grandes para mí, aquí entran 300 personas», aseguró el Pontífice
Aunque son muchos los cardenales que han vuelto a sus lugares de alojamiento habitual en Roma o han regresado durante el fin de semana a sus ciudades de origen, otros continúan en la residencia de Santa Marta hasta el próximo martes, cuando tenga lugar la Misa de Inicio del Pontificado. El propio Papa Francisco continúa en la habitación 201 hasta que se traslade a los apartamentos papales. Entre los purpurados que comparten las estancias con él, se encuentra el arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo, que comparte con él conversaciones en el comedor. «Estos días se está sentando en cualquier mesa. En varias ocasiones me ha tocado comer a su derecha y nos trata como si fuera un compañero más», explica Amigo, que subraya que «da la sensación de que hubiera sido Papa durante toda la vida; lo hace todo con gran naturalidad. Habla contigo como puedes estar hablando con los amigos de siempre». Al parecer, y en esta misma línea, otros cardenales aseguran que cuando avista la mesa para comer no duda en preguntar: «¿Puedo sentarme aquí?».
Por otro lado, el arzobispo emérito de Sevilla relata «cómo en un momento determinado, alguien le da un aviso y pide disculpas para levantarse de la mesa. Salió a recibir a su obispo auxiliar en Buenos Aires y a darle personalmente un abrazo. Luego volvió con él y le preguntó cómo estaban las cosas en la diócesis». El cardenal español comenta además que el Santo Padre «está al tanto de la actualidad y le ponen al día de los asuntos importantes, pero en ningún momento está angustiado» por su nuevo cargo: «No le he escuchado decir ni mostrar un gesto de «¡La que me ha caído!». Y durante estos momentos, ¿han hablado de España? «En los encuentros con el Papa ordinariamente se evitan cuestiones que pueden ser inorportunas. Cuando ha preguntado, le he dicho que todo va bien, con las dificultades habituales. Y su respuesta ha sido: ¡Qué me vais a decir a mí!».
Esta misma espontaneidad es la que, dicen, mostró cuando paseó por primera vez por los apartamentos papales el pasado sábado. «Son demasiado grandes para mí. Aquí entran 300 personas», comentó sobre las habitaciones situadas en la tercera planta del Palacio Apostólico. Lo cierto es que distan mucho de su humilde apartamento de 30 metros cuadrados en Buenos Aires. Acto seguido le preguntaron si creía conveniente cambiar algo en las estancias, a lo que respondió con un «es hermoso, está bien».
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