Coronavirus

Los médicos ya dan prioridad a los infectados con mayor posibilidad de sobrevivir

Los sanitarios empiezan ya a dar prioridad absoluta a los infectados graves con mayor posibilidad de supervivencia

Hospitales en Madrid durante el tercer día laborable del estado de alarma
Sanitarios del Hospital de La Paz totalmente protegidos saludan y agradecen el apoyo desde una de las ventanas del centro donde se lucha contra el coronavirus, en MadridJesús HellínEuropa Press

La saturación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIS) de Madrid, fundamentales para el tratamiento de los casos más graves, está conduciendo ya a los médicos de los principales hospitales a una dura encrucijada: elegir qué pacientes tienen más posibilidades de sobrevivir para enfocar hacia ellos todos los esfuerzos, lo que implica descartar a otros cuyo estado de salud reviste igual o peor gravedad. La decisión, posiblemente la más dura para un médico durante su ejercicio profesional, no admite dilaciones. La avalancha de enfermos y la falta de medios para detener la pandemia abocan a ello.

Sin embargo, no es arbitraria, ni fruto del volutarismo del médico que atiende a los pacientes. A la hora de ponerla en práctica, como ya está empezando a ocurrir en algunos centros sanitarios, según fuentes sanitarias, los profesionales cuentan con guías, protocolos y programas informáticos que les ayudan a adoptar la decisión de forma más racional para minimizar el riesgo de error.

Hace dos días, las sociedades científicas que se enfocan en el enfermo crítico, la Semicyuc y la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (Seeiuc), hicieron público un plan de contingencia para los servicios de medicina intensiva frente a la pandemia Covid-19. En el documento hay un capítulo dedicado a la “optimización en caso de saturación, en el que los especialistas de ambas sociedades científicas remarcan que en caso de desbordamiento “es necesario priorizar la atención de los casos más potencialmente recuperables”.

En este sentido, recomiendan la necesidad de “disponer de guías de adecuación del esfuerzo terapéutico, e incluso contar con la participación del Comité de Ética Asistencial en la toma de decisiones en el caso de que sea necesario”. “Cada institución debe determinar sus propios criterios de triaje utilizando médicos seniors y asegurando realizar el triaje de forma transparente. Todos los pacientes en estado crítico serán evaluados por el personal encargado del triaje, que deberá aplicar los criterios de inclusión y exclusión, junto con, posiblemente, una herramienta de priorización para determinar la calificación para la admisión en UCI. Es recomendable la participación de una persona de estricta y profunda formación en ética sanitaria, perteneciente al personal médico o de enfermería, que actúe como asesor en el triaje correcto de los pacientes susceptibles o no de ingreso en cuidados intensivos, que actúe de enlace entre el equipo de cuidados intensivos y el comité ético asistencial del hospital o de la región concreta”.

Los especialistas subrayan que estos protocolos de triaje -selección- sólo deben activarse cuando los recursos de UCI en una amplia zona geográfica estén o vayan a estar desbordados a pesar de todos los esfuerzos razonables para ampliar los recursos u obtener recursos adicionales. Deberá valorarse el traslado de enfermos sin enfermedad pandémica a otras áreas geográficas con menos afectación.

La clasificación que proponen con carácter general es la siguiente: en principio, deberían quedar excluidos de la UCI -el lugar en el que se atienden los casos más graves- los pacientes con mal pronóstico a pesar de admisión en UCI, pacientes que requieren recursos que no se pueden proporcionar, y los pacientes con buen estado general que no cumplen de forma estricta criterios de gravedad.

También recuerdan que pueden quedar excluidos pacientes que lo estarían en situación de eventos de víctimas en masa”, como por ejemplo, los que tienen un deterioro cognitivo de base, una enfermedad neuromuscular avanzada sin posibilidad de tratamiento, una enfermedad maligna metastásica, un paciente con inmunodepresión avanzada e irreversible, o un fracaso orgánico en función de algunos parámetros técnicos de insuficiencia cardiaca, fracaso hepático o Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).

El documento de los especialistas recuerdan que la herramienta existente para casos de “desbordamiento” clasifica como “rojos” a los enfermos que tienen prioridad de ingreso en UCI, seguidos por los “amarillos”. “Los pacientes clasificados como azul/negro” permanecen en hospitalización convencional y reciben cuidados paliativos con terapia médica activa a discreción del médico tratante y según la opinión del paciente y/o la familia”.

LA RAZÓN ya adelantó que algunos médicos llevan días recurriendo a una herramienta informática accesible en internet para seleccionar pacientes a los que dar prioridad, ante la avalancha de infecciones. Dicha herramienta determina la posibilidad de supervivencia del enfermo en base a criterios estandarizados. Su uso implica, por ejemplo, dejar fuera de las UCIS a los pacientes con problemas respiratorios graves mayores de 75 años, a los enfermos crónicos de más de 65 años, y a los de menos que cumplen unos criterios de gravedad respiratoria y cardiaca reglados.