Salud

Anestesistas y neumólogos corren en auxilio de las UCIS

Al menos seis hospitales forman equipos mixtos de especialistas para dar respiro a los intensivistas, exhaustos tras 20 días de lucha sin cuartel para salvar a enfermos graves

De todos los servicios de los hospitales que combaten contra el coronavirus, hay tres que lo hacen en primera línea: las urgencias, medicina interna y las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIS). Las primeras realizan la criba inicial para determinar qué pacientes deben ser ingresados y cuáles no.

La llegada masiva de infectados ha disparado la presión asistencial sobre sus integrantes, desbordándoles de trabajo. Es lo que ha pasado, por ejemplo, en el Severo Ochoa de Leganés, el primer hospital colapsado en esta crisis. En él, ha llegado a haber tantos infectados en espera de ingreso como pacientes ya hospitalizados en el conjunto del centro sanitario. Si los médicos de urgencias deciden que el estado de salud del enfermo requiere de la atención del hospital, lo transfieren a planta.. siempre que haya sitio. Allí entra en juego el Servicio de Medicina Interna, que trata con denuedo de revertir la situación y procurar el alta del afectado tras proporcionarle la imprescindible asistencia sanitaria. Cuando la evolución del enfermo empeora de forma grave, deberían entrar en juego entonces los profesionales de las unidades de cuidados críticos.

Desde el estallido de la pandemia en España, la situación de estos servicios ha sido la mejor vara de medir el avance del coronavirus. El aumento de ingresos, el número de pacientes que precisan respirador, las altas y la tasa de mortalidad registrados en ellos constituyen parámetros clave para medir, por ejemplo, la capacidad de resistencia de todo el Sistema Nacional de Salud. Si las UCIS colapsan y no pueden atender más infectados graves por estar llenas, como está sucediendo ya en Madrid, eso equivale a decir que la Sanidad en su conjunto no es suficientemente capaz de dar respuesta a los damnificados en esta guerra sin cuartel. La enfermedad le estaría ganando la batalla a la Sanidad.

Es lo que sucede en estos momentos. Los intensivistas son fundamentales para estabilizar al enfermo y revertir el estado crítico en el que llegan a sus servicios, auxiliados por alta tecnología en la que tanto los respiradores que procuran ventilación como los monitores resultan determinantes. Esta guerra por salvar el mayor número de vidas posible está haciendo mella en un colectivo compuesto formado en España por alrededor de 1.700 profesionales ultracualificados, según los datos de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), recogidos en el plan de contingencia de los servicios de medicina intensiva frente a la pandemia Covid-19, en base a una muestra suficientemente representativa, que acaba de presentar. De acuerdo con este informe, la unidad más pequeña tiene cuatro médicos adjuntos, mientras que el servicio más extenso cuenta con 44 facultativos. En general, los servicios disponen de una media de 12 médicos por UCI y junto al “staff” trabajan 598 médicos residentes. Las 149 unidades registradas en el estudio disponían antes de esta crisis de una cifra de camas todavía no suficientemente claro, pero que oscila entre las 2.683 recogidas en el estudio hasta las 4.000 o 4.500.

Después de más de 20 días de lucha sin cuartel, estos equipos están diezmados por el cansancio tras doblar turnos, la avalancha de enfermos que reciben y la falta de equipos de protección y de respuesta al virus que padecen. El aumento de las UCIS promovido a contrarreloj por las autoridades sanitarias de la Comunidad para atender a los nuevos enfermos graves que se diagnostican ha dejado a este colectivo con pocas reservas de efectivos.

La solución que están adoptando algunos hospitales es echar mano de otros especialistas para que auxilien a los intensivistas. Se trata de los anestesistas y de los neumólogos. En algunos hospitales se han constituido equipos mixtos integrados por estos tres especialistas para dar algo de respiro a los intensivistas. Ocurre, por ejemplo, en La Paz, el Clínico, el Puerta de Hierro, Arganda, Alcalá de Henares o el Infanta Leonor de Vallecas, todos ellos muy golpeados por la pandemia.

La irrupción de los anestesistas se ha ido produciendo a medida que se empleabas las unidades de reanimación como complementos de las UCIS al encontrarse estas saturadas. El anestesista es un especialista que sabe colocar respiradores, fundamentales para salvar a los enfermos críticos, porque ya lo hacen en las unidades de reanimación.

Los neumólogos son también de gran ayuda por su conocimiento de las insuficiencias respiratorias, una de las manifestaciones del coronavirus en los enfermos. Ellos son capaces perfectamente de supervisar el estado del enfermo una vez intubado por el anestesista y de controlar parámetros como la saturación del oxígeno, o el estado respiratorio de los mismos.