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Sanidad compró cien ventiladores a un precio 20.000 euros superior a su valor real

Pagó a una firma asiática 34.623 euros por cada uno pese a costar 14.500 un mes antes Los especialistas recelan de su uso prolongado en UCIS y dudan de que sean reparables en España

Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital 12 de octubre de Madrid
Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital 12 de octubre de MadridRuben mondelo .La Razón

La compra de equipos de ventilación mecánica invasiva no ha sido el fuerte del Ministerio de Sanidad durante esta pandemia. El departamento que dirige Salvador Illa no solo llegó tarde a los mercados en busca de estos dispositivos fundamentales para atender a los enfermos más graves de Covid-19 que se encontraban ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIS), sino que en numerosas ocasiones pagó además por ellos precios que se situaban muy por encima de su valor real. Algunas veces, incluso, a proveedores absolutamente desconocidos en el sector de la tecnología sanitaria.

El caso más llamativo fue la adquisición a la empresa Tec Pharma Europe, S.L., ubicada en Armilla, Granada, de 200 respiradores electroneumáticos Eternity SH 300 por un importe de 9,922 millones de euros, con lo que cada ventilador salió a un precio de 49.610, cuando su valor de mercado no llega, ni llegaba en el momento de materializarse la adquisición, el 6 de abril, a 20.000 euros, según los proveedores con los que contactó este periódico. Ningún ventilador mecánico comprado hasta ahora ha alcanzado ese récord, pero algunos sí han tenido también un coste muy superior al real para las arcas públicas.

Los test fallidos

Este es el caso, por ejemplo, de los cien dispositivos de ventilación mecánica Aeonmed modelo VG70 adquiridos a Hongkong Travis Asia Limited por un importe total de 3,462 millones. Esta cantidad incluye el coste de los respiradores en sí a fecha de 24 de marzo, 2,643 millones de euros, IVA incluido, más las tasas, aranceles y otro 10% de gastos por importe de 264.304,92 euros, según la memoria justificativa de la operación.

Cada equipo le costó a las arcas públicas 34.623,94. A diferencia de la compra realizada a la empresa de Armilla, en Granada, en donde el comprador fue el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), el órgano que que acomete esta última adquisición es la Dirección General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS) y de Farmacia que encabeza Patricia Lacruz, el mismo órgano que acometió la compra de los test fallidos a través de un intermediario también desconocido y que hubo que devolver en mitad de la pandemia por la pésima fiabilidad de sus resultados.

Fuentes del sector señalan a este periódico que los ventiladores son de gama media, que no llegan al nivel de otros de mayor calidad como los Dräger y que su precio de mercado antes del estallido de la crisis apenas llegaba a los 14.500 euros, es decir, 20.123,94 menos que lo finalmente desembolsado. Las mismas fuentes aseguran que, a diferencia de muchos de los ventiladores comprados por el Ingesa, estos últimos sí podrían servir para las UCIS aunque algunos anestesiólogos e intensivistas consultados se muestran bastante escépticos al respecto.

Uno de ellos asegura que no existe experiencia prolongada en nuestro país de su utilización en unidades de críticos y que se trata de equipos más aptos para ventilación no invasiva o para el transporte intrahospitalario. La misma persona apunta que se trata de equipos que pueden servir de descarga en estas unidades, sobre todo, si hay déficit de los verdaderamente aptos dentro de ellas. «Si hay falta de equipos realmente indicados para UCI y de los que tenemos experiencia de utilización 24 horas al día, durante muchos días seguidos, podemos usar estos otros hasta que quede libre uno de los idóneos, teniendo especial cuidado con los pacientes con los pulmones muy rígidos por el distrés ocasionado por el Covid-19». Y apunta que otro de los problemas de estos equipos es el de la reparación cuando se averíen, ya que podría no haber técnicos especializados.

En la memoria, Sanidad aseguraba que 50 de las cien unidades adquiridas se entregarían antes del 15 de abril y las otras 50 antes del 30 de abril. Como justificación de esta compra expone que «una de las necesidades del mencionado procedimiento es poner dispositivos de ventilación mecánica invasiva a disposición de las unidades de cuidados intensivos en las que muchos de los pacientes afectados por el Covid-19 se encuentran ingresados. Por tanto, tener a disposición del SNS estos equipos debe considerarse como una prioridad en estos momentos, ya que permitiría proporcionar a los pacientes en los centros hospitalarios, especialmente los casos más graves, la asistencia adecuada».

Según comenta, «se justifica este procedimiento por la situación creada con el avance exponencial del Covid-19. La situación hace que a nivel mundial se incremente la demanda de material de protección para el abordaje del virus, circunstancia que ha desbordado la capacidad de producción de las factorías dedicadas a este equipamiento. Por ello, y a fin de garantizar la disposición de estos dispositivos con carácter urgente, se hace necesario la formalización inmediata de compromisos con las empresas comercializadoras».