Secuelas

Al rescate psicológico de los que salvan vidas frente a la Covid

Ansiedad, fatiga o estrés acechan a los sanitarios que están en primera línea de la pandemia, lo que puede derivar en trastornos postraumáticos graves

Los profesionales están sometidos a una gran carga emocional
Los profesionales están sometidos a una gran carga emocionalDreamstimeDreamstime

Después de un año de convivencia con la Covid-19, la fatiga pandémica es un nubarrón que acecha a gran parte de la población, pero tampoco da tregua a los sanitarios. De hecho, el estrés, la ansiedad, la angustia y el cansancio por los duros momentos vividos durante estos últimos meses están haciendo mella en gran parte de los profesionales de la Sanidad, hasta el punto de que las fuerzas comienzan a flaquear en aquellos que se encuentran en primera línea de la lucha frente al coronavirus. Y las cifras así lo demuestran, ya que cerca de la mitad del personal sanitario en España corre un alto riesgo de desarrollar un trastorno psicológico, según el último estudio del Hospital del Mar de Barcelona. En concreto, el 15% ya presenta algún trastorno mental discapacitante, la mayoría tiene depresión grave y también pueden presentar otros problemas como ansiedad, estrés postraumático, ataques de pánico y adicciones.

Consciente de la compleja atmósfera que rodea a los profesionales sanitarios en su labor diaria en la pandemia, y para darles apoyo, ayuda y protección, el Servicio de Prevención Mancomunado del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, que también atiende a los profesionales de los hospitales universitarios Infanta Elena y General de Villalba, integrados los tres en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, ha puesto en marcha para todos sus trabajadores el Programa de Ayuda al Empleado, un servicio de asesoramiento y apoyo psicológico disponible 24 horas y siete días a la semana. «Desde el inicio de la pandemia, hemos contado con la colaboración de los servicios de Salud Mental de los tres hospitales para atender a nuestros compañeros. Ahora, con la puesta en marcha de este programa, queremos continuar cuidando de ellos, porque su mejora psicológica no sólo afecta directamente de modo positivo en su entorno laboral, social y personal, sino también en sus pacientes», asegura la Dra. Ámbar DeschampsPerdomo, médico especialista en Medicina del trabajo y jefa del citado Servicio de Prevención Mancomunado, quien hace hincapié en que «es clave cuidarse para poder cuidar adecuadamente, pero, para ello, hay que dar el primer paso y normalizar la atención psicológica».

Gracias a este servicio, anónimo y confidencial, los empleados tienen siempre disponible –por teléfono, correo electrónico o chat– a un equipo de psicólogos, de forma ilimitada y sin necesidad de esperas ni cita previa. Tal y como detalla Deschamps Perdomo, el perfil más habitual de este servicio es el de «mujer, enfermera, con menor experiencia profesional y que presta asistencia directa a los pacientes, mientras que los sanitarios con patología mental pre-existente, como por ejemplo los trastornos obsesivos compulsivos, agorafobia, entre otros, pueden tener un agravamiento de síntomas y mayor riesgo de recaídas».

Para realizarlo con éxito, conviene una valoración individual en la Consulta de Salud Laboral, en la que se les realiza una «anamnesis», una entrevista, así como la administración de cuestionarios validados para la detección precoz, aguda o crónica de patologías relacionadas con la salud mental. «Resulta primordial identificar el trastorno pronto, dado que el tratamiento precoz condiciona la duración de la remisión de síntomas, asociado a una rápida recuperación de la funcionalidad, es decir, un nivel adecuado de funcionamiento social y laboral del individuo. Así, cuando esa persona mejora en las primeras seis semanas la funcionalidad se alcanza en el mismo periodo, pero si no conseguimos esa remisión de modo inmediato el proceso puede extenderse por lo menos un año».

Este Servicio de Prevención Mancomunado cuenta con un plan específico de medidas preventivas psicosociales que se dividen en tres fases: prevención primaria (incluye formación en bienestar psicoemocional, gestión de estrés, liderazgo, gestión del tiempo, gestión de equipos); prevención secundaria (grupos focales reducidos de un mismo servicio con un coach, procedimiento de vigilancia de la salud psicosocial para detectar de manera precoz problemas psicológicos) y prevención terciaria (programa de ayuda al empleado).

¿Qué síntomas son los más habituales?

Tras experimentar un periodo de estrés continuo, las principales secuelas a las que se enfrentan los sanitarios son «síntomas como la fatiga, trastornos del sueño, dificultad para la toma de decisiones, alteración de la memoria, fatiga por compasión, pesadillas, pensamientos obsesivos, sensación de responsabilidad desmesurada, mientras que, a nivel emocional, aparecen sentimientos de tristeza, miedo, etc. En estos escenarios, cuando el daño supera la tolerancia psicológica y emocional, puede desembocar en patología mental, como la ansiedad, la depresión, el síndrome de burnout e incluso el trastorno de estrés postraumático. Además de abuso de sustancias y recaída de los exfumadores», detalla Deschamps.