Entrevista

«La acción de los fármacos de la DMAE será más duradera»

Marta S. Figueroa es directora de la Unidad de Retina de la Clínica Baviera

DR. MARTA S. FIGUEROA
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-¿Qué es la degeneración macular asociada a la edad (DMAE)?

-Es una enfermedad que afecta a la zona central de la retina, llamada mácula, en personas con edad superior a 50 años. Como consecuencia de una serie de cambios que ocurren con la edad y favorecido por factores ambientales y/o genéticos, se producen lesiones en la retina que pueden causar un deterioro progresivo de la visión. En las fases iniciales no suele dar síntomas, diagnosticándose de forma casual cuando se realiza una exploración oftalmológica completa con dilatación de la pupila. Los primeros hallazgos son unos depósitos blanco-amarillentos que se acumulan debajo de la retina y que reciben el nombre de drusas. Estas lesiones pueden aumentar en número, variar de forma y progresar a las formas más avanzadas de la enfermedad.

-¿Qué tipos de DMAE hay?

-Hay dos tipos de DMAE avanzada: la forma atrófica, también llamada seca, y la forma exudativa, también denominada húmeda. La más frecuente es la atrófica que afecta, aproximadamente, al 85% de los pacientes con DMAE avanzada. Se caracteriza por la aparición progresiva de placas de adelgazamiento de la retina en el área macular. Si avanza, puede dañarse no sólo la retina, sino además las capas que se localizan debajo de la retina que son esenciales para su buen funcionamiento. El segundo tipo es la forma exudativa en la que se forman vasos anormales debajo o dentro de la retina. Estos vasos pueden sangrar o cumular líquido causando una pérdida de visión central.

-¿Cómo afecta a la calidad de vida de los pacientes?

-Los síntomas más frecuentes de la DMAE son la pérdida de visión (progresiva en la forma atrófica y súbita en la forma exudativa), visión de una mancha que dificulta ver el centro de las imágenes (escotoma central) y distorsión de las imágenes (metamorfopsia). La mácula es la zona de la retina encargada de la visión de los detalles. Si la mácula está dañada, como ocurre en la DMAE, el paciente puede ver que una persona entra en la habitación pero le será muy complicado identificar los detalles de sus facciones. También dificultará la lectura y otros trabajos de precisión.

-¿Qué tratamientos hay disponibles actualmente?

-Disponemos de fármacos muy eficaces para tratar la forma exudativa o húmeda. Se trata con inyecciones que administradas en la parte posterior del ojo permiten inactivar los vasos anormales que crecen bajo la retina. Su principal limitación es que su efecto es temporal y la DMAE es una enfermedad crónica, lo cual se traduce en la necesidad de seguir a los pacientes muy de cerca y poner muchas inyecciones. Los resultados visuales dependen en gran medida de realizar un seguimiento y un tratamiento adecuado. Puede ser pesado para los pacientes, pero es imprescindible. Por desgracia, la forma atrófica no tiene tratamiento. Sólo se aconsejan antioxidantes en fases intermedias o cuando un ojo ya tiene lesiones severas, para enlentecer la progresión de la enfermedad.

-¿Y qué resultados se consiguen con ellos?

-El resultado visual con las inyecciones es bueno, si se trata precozmente. Si las lesiones han avanzado mucho, el tratamiento puede no lograr mejorías de visión. Esas mejorías se suelen conseguir en los tres primeros meses de tratamiento. Después es necesario seguir tratando para mantener los resultados obtenidos. Salvo casos excepcionales, son necesarias más inyecciones durante el primer año que con posterioridad. Otro de los efectos beneficiosos es reducir la profundidad de la mancha o escotoma central y la severidad de la distorsión o metamorfopsia.

-¿Hay nuevos tratamientos en estudio? ¿Qué ventajas aportarán estas novedades?

-Son muchos los avances en el tratamiento de la DMAE exudativa. Hay muchos fármacos en estudio, algunos de los cuales pronto alcanzarán la comercialización. Estos consiguen, sobre todo, una mayor durabilidad, lo que nos podrá permitir espaciar en el tiempo las visitas de seguimiento y las inyecciones. También se están diseñando dispositivos de liberación gradual que, colocados en el ojo mediante una cirugía, actúan como reservorio, liberando de forma progresiva el fármaco colocado en su interior. Estos dispositivos se rellenan de forma periódica y también pueden contribuir a mejorar la durabilidad del tratamiento. En fase más precoz de investigación está la terapia génica que tendría como objetivo detener la progresión de la enfermedad con un único tratamiento. En la DMAE atrófica se han ensayado varias terapias, pero ninguno de ellos ha demostrado detener la evolución natural de la enfermedad. Ahora disponemos de nuevos fármacos en estudio para su aplicación mediante inyecciones intraoculares. Otro tratamiento actualmente en estudio para esta enfermedad es la terapia génica. Se busca identificar los pacientes que presentan mutaciones genéticas susceptibles de tratamiento mediante un test de saliva. Si el resultado es positivo, se puede realizar una cirugía para colocar debajo de la retina el tratamiento que busca enlentecer o detener la progresión de la enfermedad.