Salud

El calvario de vivir con «el peor dolor del mundo»

Los pacientes afectados por neuralgia del trigémino presentan malestar habitual y muy agudo en la cara

Dolor de cabeza
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Su nombre no es muy conocido, pero resulta fácil de entender lo que implica. La neuralgia del trigémino es «un tipo de dolor que afecta normalmente a un lado de la cara, de aparición brusca, como un rayo o corriente eléctrica que se repite de forma espontánea varias veces al día y que está considerado como “el peor dolor del mundo”», explica el doctor José Luis Barbeito, especialista del equipo de Neurocirugía del Hospital Quirónsalud Córdoba-Iensa.

Esta patología tiene una incidencia anual que varía entre el 4% y el 13% de la población y aparece sobre todo en personas de más de 50 años. «Se diagnostica habitualmente en pacientes de mediana edad, iniciándose en ocasiones a partir de los 40 y con una frecuencia algo superior en mujeres. Resulta habitual que estos afectados presenten síndromes depresivos reactivos al dolor incapacitante, y en personas con diagnóstico de esclerosis múltiple la incidencia es más alta», aclara el doctor Barbeito, quien detalla que «el dolor puede aparecer de forma espontánea o producirse por estímulos externos en zonas sensibles (puntos gatillo) y desencadenarse por la masticación, por la acción de hablar o al lavarse los dientes».

Causas

Tal y como explica el especialista, «existen dos tipos de neuralgia trigeminal, la que llamamos secundaria, que aparece al sufrir una lesión claramente identificable sobre el nervio, como puede ser un traumatismo, una infección dental o un tumor, y la que llamamos primaria, siendo la hipótesis más aceptada la irritación que genera el latido de una arteria que se apoya sobre el nervio trigémino. En algunos pacientes que padecen este calvario no se identifica dicho vaso, lo que da lugar a otras teorías».

Por ello resulta fundamental, según advierte el doctor Barbeito, «realizar estudios específicos a través de resonancia magnética con secuencia especial para detectar el contacto neurovascular y valorar si existe contacto claro con el nervio, ya que aumenta de forma importante la respuesta a determinados tratamientos».

Equipo multidisciplinar

Ante esta patología, el equipo multidisciplinar juega un papel fundamental para tratar con éxito a estos pacientes. «La pieza clave es el neurólogo especialista en cefaleas, pues debe coordinar la unidad y guiar al paciente en el proceso diagnóstico y terapéutico. Realiza el diagnóstico e inicia el tratamiento correcto con neuromoduladores (fármacos), con los que se logra controlar la mayoría de los casos. Es el encargado de descartar, con el apoyo de las diferentes especialidades (Cirugía Maxilofacial, Neurocirugía) que no se trata de una neuralgia secundaria que puede tener un tratamiento diferente (tumor del nervio, por ejemplo)», detalla el doctor Barbeito, quien matiza que «en los casos refractarios entra en juego el neurocirujano, que solicitará estudios de imagen específicos y que valorará con el neuroradiólogo la posible compresión por una arteria, que es la principal causa de los casos de neuralgia primaria. El neurocirujano será el encargado del tratamiento de los casos refractarios con tratamientos quirúrgicos, mientras que la Unidad del Dolor queda como último escalón para aquellos afectados en los que persiste el dolor y se plantea tratamiento paliativo».

En este sentido, el doctor Ernesto Orozco, neurólogo y neurofisiólogo del Hospital Quirónsalud Córdoba-Iensa, explica que «actualmente existen numerosos fármacos y técnicas quirúrgicas que pueden ayudar a controlar o erradicar el dolor y mejorar la calidad de vida». De hecho, «hoy en día, a la gran mayoría de los pacientes es posible controlarles el dolor e incluso curarles. Lo que ha cambiado la balanza es la posibilidad de realizar estudios específicos con resonancia magnética de muy alto campo, en la que podemos apreciar que existe una compresión neurovascular evidente, dado que la cirugía descompresiva en estos casos se plantea como curativa, y ha modificado la indicación pudiéndola ofrecer con mayor seguridad a multitud de pacientes», concluye Orozco.