Cáncer
Investigadores españoles descubren una nueva forma de atacar el linfoma folicular
Un equipo del CNIO ha demostrado en modelos animales que el bloqueo de las señales controladas por la proteína RagC retrasa la aparición de este cáncer sin efectos secundarios
Los tumores manipulan en su propio beneficio un conjunto de señales celulares para simular que tienen los nutrientes que necesitan para crecer descontroladamente. Este es el caso de los linfomas foliculares, un tipo de tumor que afecta a los linfocitos B del sistema inmune, en los que uno de cada seis pacientes presenta mutaciones en el gen RagC, involucrado en la vía de señalización de nutrientes mTOR.
El equipo que dirige el investigador Alejo Efeyan, jefe del Grupo de Metabolismo y Señalización Celular del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha descubierto que la inhibición genética de la proteína RagC bloquea la activación de los linfocitos B y retrasa la aparición de los linfomas foliculares sin efectos secundarios. El trabajo, que se ha realizado con modelos animales, lo recoge esta semana la revista “Cell Reports”.
El linfoma folicular es el segundo tipo de linfoma no-Hodgkin más frecuente. Se trata de un cáncer que afecta a las células B del sistema inmune y cuya incidencia va en aumento, con 5-7 casos por 100.000 habitantes. Se trata de un cáncer con una supervivencia larga debido a su lenta progresión, pero para el que no existe una cura: con el tiempo, los pacientes dejan de responder a los escasos tratamientos disponibles.
Los investigadores habían observado que uno de cada seis pacientes de linfoma folicular presenta mutaciones en RagC. Esta proteína forma parte del gran complejo de proteínas que trabajan en la vía molecular de mTOR, identificada hace décadas como fundamental para la actividad metabólica y el crecimiento de las células.
En 2019, descubrían que mutaciones en este gen son el origen de estos tumores. “Lo que hemos visto es que, con la mutación que hemos inducido en RagC, este gen está siempre en modo ‘on’” decía el investigador, y añadía: “Nuestro estudio confirma que las mutaciones en RagC están en el origen de la enfermedad y, por lo tanto, nos encontramos ante la primera evidencia de actividad promotora de tumores de RagC”.
Células adictas a los nutrientes
En el trabajo que publica ahora el equipo, han hecho justamente lo contrario: estudiar una disminución en la actividad del gen y sus efectos sobre el desarrollo de los linfomas foliculares. Efeyan y su equipo postulaba que, si esta vía es importante para el crecimiento de estos tumores que se vuelven adictos a los nutrientes a través de RagC y la vía de mTOR, quizás su bloqueo podría influir en su desarrollo al eliminarles de raíz su capacidad metabólica para utilizar los nutrientes a su antojo.
Debido a la importancia vital de este sistema para el correcto funcionamiento del organismo, no era posible obligar a RagC a permanecer siempre en modo ‘off’ ya que esto es incompatible con la vida. En su lugar, lo que han hecho los investigadores ha sido introducir una mutación específica en el gen de RagC que disminuye parcialmente su actividad sin comprometer la viabilidad, emulando el efecto que podría tener un fármaco contra RagC.
“Sorprendentemente, esta disminución en la actividad de RagC en ratones provoca un retraso significativo en la progresión de los linfomas foliculares, que se acompaña de un bloqueo en la activación de los linfocitos B”, apunta Ana Ortega, primera firmante del trabajo. “Además, esta disminución no tiene efectos secundarios nocivos ni un impacto negativo sobre la longevidad y esperanza de vida, relacionada desde hace años con la vía de mTOR: los ratones presentan pesos, niveles de glucosa, coordinación neuromuscular, grosor de la piel o daño en el hígado conformes a su edad”. Estos resultados apoyan “la eficacia y seguridad de la inhibición moderada de esta vía de señalización contra las células B enfermas”, escriben los autores en el artículo.
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