Tribuna
La farmacia en la Unión Europea
Los retos que Europa tiene ante sí respecto de la farmacia, su política y regulación, son grandes. La velocidad de cambio social en todos sus aspectos exigen de reacciones rápidas, aunque a veces, cuando se trata de macro estructuras, como es el caso de la Unión Europea, no es fácil echarla a andar, y concretar en qué puedan consistir los avances es una tarea ardua.
No hace mucho escribía sobre la ralentización de la accesibilidad que los ciudadanos tenemos a los medicamentos de nueva generación motivada fundamentalmente por los calendarios administrativos de las instituciones responsables que ven en la fijación del precio y su reembolso un obstáculo para el avance de los expedientes, plazos que en países de nuestro entorno son sensiblemente inferiores.
La Comisión Europea quiere impulsar una nueva Estrategia Farmacéutica para acordar propuestas sobre innovación biofarmacéutica que vendrían a revisar anteriores decisiones y ahora ponen el punto de mira en medicamentos huérfanos, terapias avanzadas y medicamentos pediátricos.
Es verdad que la industria farmacéutica prefiere ir de la mano de Europa para poder desarrollar un marco regulatorio ágil y competitivo. Para ello convendría analizar qué modificaciones se requieren a nivel legislativo/regulatorio, pues al final posiblemente pudiera bastar con modificaciones menos importantes, para al contrario, sí aplicar una política adecuada apoyada en las bases normativas que ya tenemos.
Pero, ¿qué se entiende por cambio y estrategia en materia farmacéutica en Europa? ¿Acaso es simplemente abordar un teórico cambio legislativo o debería ir más allá? Efectivamente el cambio con mayúsculas (si es lo que se pretende) no es un simple lavado de cara que aliviara determinadas cuestiones susceptibles de mejora, requiere matizar temas de investigación, incentivos fiscales, subvenciones, inversiones, etcétera, haciendo convivir intereses que defienda la Comisión Europea con los intereses propios de España y otros países miembros por ser de su competencia. Se trata, en definitiva, de defender las posiciones de las partes para que todos queden satisfechos.
Todo lo anterior pudiera parecer un mero discurso de intenciones si ello fuera el objeto de la «Estrategia Farmacéutica en Europa». Pero no está demás mirar estas propuestas y ver posibilidades de llegar a ese punto de encuentro en cuyo camino debieran estar representadas todas las partes implicadas con una consulta pública con sus correspondientes expertos y que las propuestas de los países miembros intenten encajar con la declaración de intenciones que marque la «Estrategia» pretendida.
Algunos expertos han aportado ideas que deberían tenerlas en cuenta quienes lideran este proceso, e incluso se ha abogado por un Foro de Expertos de Alto Nivel, nada desdeñable dada la gran especialización del asunto. Desde Asedef venimos hablando de varios de estos temas como son la innovación, el desabastecimiento o la igualdad de oportunidades a la hora de disponer de un medicamento, requisito este último que pudiera determinar que esa falta de igualdad en el acceso a los fármacos denotara problemas de financiación, una pieza clásica en la política de España.
Asedef, con su Comité Científico, se pone a disposición de quienes convocan opiniones y criterios y tendemos la mano para aportar (si así se entendiera) su granito de arena a la hora de centrar estos temas de enjundia que, en definitiva, son temas de todos.
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