Cargando...

Entrevista

«El apoyo psicológico en las afectadas y sus familiares es muy importante»

Entrevista a Rocío Romero, Pilar Llombart y Ana García-Conde, psicólogas de la Unidad de Psico-Oncología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO)

Rocío Romero, Pilar Llombart y Ana García-Conde, psicólogas de la Unidad de Psico-Oncología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO) La RazónLa Razón

El cáncer de mama es el tumor que mayor incidencia presenta en la mujer, y gracias a los avances, cuenta con programas de prevención que permiten diagnosticar el tumor en fases tempranas e identificar a las pacientes en riesgo de padecerlo. Hoy, los cribados, las terapias individualizadas y la investigación permiten hablar de una tasa de supervivencia a cinco años de alrededor del 85%.

Recibir este diagnóstico representa uno de los momentos de mayor angustia que puede experimentar una mujer a lo largo de su vida. Este choque emocional que se puede asociar a sentimientos de miedo, rabia o tristeza precisa, en la mayoría de casos, de atención psicológica especializada: «Ya sea en intervenciones individualizadas, como en grupo, abordar las secuelas psicológicas es una necesidad vital para pacientes e incluso para familiares», señalan desde el Instituto Valenciano de Oncología (IVO), centro de referencia a nivel internacional en el tratamiento del cáncer, que acaba de ser reconocido por segundo año consecutivo como uno de los 50 mejores centros oncológicos del mundo.

Desde la Unidad de Psico-Oncología del IVO, las psicólogas Rocío Romero (R. R.), Pilar Llombart (P. L.) y Ana García-Conde (A. G.) atienden a los pacientes oncológicos que precisan de atención psicológica, con independencia de la etapa de la enfermedad en la que estén. A través de pautas se busca integrar la patología en la vida de la persona, aumentando su percepción de control y su confianza, con el objetivo de ayudar al paciente a normalizar su vida. «Afrontar un diagnóstico de cáncer supone un reto vital que afecta todas las vertientes en la vida del paciente y de sus familiares», recuerdan.

-¿Qué impacto tiene el diagnóstico de cáncer de mama en el bienestar psicológico?

-R. R.: La vida en un principio se para y es así porque el miedo a lo desconocido y a no ser capaz de superar la situación prevalece. Se ha de dejar a un lado el trabajo, muchas relaciones sociales y a veces hasta la familia. Produce tristeza la sensación de tener que dejar atrás muchas cosas importantes. Es un sentimiento fuerte de pérdida. Los cambios en el aspecto físico, como la alopecia o la asimetría en la mama después de la cirugía, pueden ser devastadores para una mujer enfrentándose a un cáncer de mama. «No me reconozco» suele ser una frase que escucho.

-¿Una mentalidad positiva mejora la salud del paciente?

-A. G.: Dicho de esta manera, en la mayor parte de los casos la obligación de tener una mentalidad muy positiva genera sensación de angustia y sobrecarga, dado que el paciente en ocasiones se siente responsable y culpable por no sentirse tan positivo. Lo que pretendemos y consideramos importante es que la persona aprenda a gestionar de otra forma sus emociones. Las negativas en el diagnóstico de la enfermedad son normales e incluso adaptativas. Es por ello que tratamos de reconfortarlas y transformarlas poco a poco en una motivación para sobrellevar la patología adaptándolo a cada persona. Esas emociones poco a poco se van asentando. Se busca aprender formas de afrontar la enfermedad que permitan a la persona reubicarse en su vida.

-¿Es clave buscar ayuda psicológica?

-A. G.: En muchos casos las personas pueden gestionar emocionalmente su enfermedad y tratamientos por sí mismos, apoyándose en su familia y su entorno social. Sin embargo, otro grupo de personas se sienten desbordadas emocionalmente, necesitan ayuda para tomar decisiones e incluso pautas para manejar ciertas situaciones concretas (por ejemplo cuando hay niño pequeños). Es aconsejable solicitar ayuda psicológica para poder ir abordando todas las situaciones con las que progresivamente se va a enfrentar tanto el paciente oncológico como su familia. La terapia individual aporta una perspectiva específica de la persona, permite realizar un análisis de la situación y establecer objetivos individualizados mientras que la grupal permite compartir experiencias, abordar la soledad y en muchos casos miedos compartidos. Por ello, recomendamos ambas en función de cada paciente y sus necesidades específicas.

-¿Qué consejo se da a los familiares y amigos?

-P. L.: Es necesario que el cuidador se cuide. De esta manera sería conveniente que pidiese ayuda antes de sentirse agotado física y emocionalmente. No toda la responsabilidad del cuidar debe recaer sobre un miembro de la familia. Además, se sugiere mantener y seguir adelante con sus vidas, de la mejor manera posible, aceptando el cambio. Ser cuidador es una tarea difícil, pero tener la oportunidad de cuidar a una persona querida es gratificante. La experiencia de la enfermedad se vive conjuntamente entre familia y paciente. Proporciona momentos para saber quiénes somos y qué es lo realmente importante. Todo ello permite descubrirse y experimentar un crecimiento personal y espiritual.

-¿Qué papel tiene el cuidador?

-P. L.: El diagnóstico del cáncer supone un fuerte impacto emocional tanto en el paciente como en los familiares, ya que se pueden ver afectadas diferentes áreas de sus vidas. La familia está llena de temores: por no poder aliviar el sufrimiento del afectado se sienten desconcertados e impotentes. No quieren expresar su sufrimiento, pues consideran que no tienen derecho a ello y menos a compartirlo por el daño que pueda originar al paciente. Ser cuidador es una tarea difícil, porque sus actividades diarias, laborales o sociales están limitadas. Además, está expuesto a un agotamiento físico y psicológico experimentando en muchos casos incomprensión, soledad y falta de apoyo sociofamiliar.