Opinión

Sanidad deja sin espray a los enfermos con depresión

El Ministerio alega razones de coste-efectividad para no financiar un medicamento eficaz. ¿Cuánto cuesta una vida?

Fachada de la sede del Ministerio de Sanidad en Madrid
Fachada de la sede del Ministerio de Sanidad en MadridEnrique CidonchaLa Razón

Afalta de medidas tangibles para mejorar la Sanidad pública –esa que tanto decía defender–, la izquierda ha decidido hacer bandera con la salud mental. En esta estrategia hay que enmarcar algunas iniciativas de Unidas Podemos, el plan de salud mental formulado por el propio Gobierno y las declaraciones altisonantes de Pedro Sánchez y de la ministra Carolina Darias. Cada vez que se tercia y, sobre todo, resulta necesario ocupar espacios en los medios, los actuales gobernantes lanzan proclamas grandilocuentes sobre la lucha contra los suicidios, la mejora de la atención de los pacientes y el fin de su estigmatización. ¿Qué hay en realidad detrás de tan bonitas palabras? Poco, por no decir nada.

Al igual que ha sucedido con los antivirales contra la covid, que aún no han llegado pese a que Sánchez los prometió para enero, y con la vacunación infantil, que avanza a un ritmo muy inferior al anunciado por el Ejecutivo, la realidad ha destapado la vacua propaganda gubernamental. Resulta que el mismo Ejecutivo que hace los brindis al sol es el que ha decidido no financiar el primer espray nasal contra la depresión mayor resistente a los tratamientos.

El asunto no es baladí porque el producto ha demostrado eficacia frente a esta antesala del suicidio. Hasta hace poco, la única alternativa para los enfermos era el electroshock. Sin embargo, el fármaco mejora la sintomatología un 50% en menos de 48 horas, y ya lo financian Francia, Noruega, Bélgica, Italia, Suecia y Alemania. En España, Sanidad ha alegado razones de coste-efectividad para no hacerlo. ¿Cuánto cuesta una vida? ¿Se acuerdan de lo que decía esta misma izquierda cuando estaba en la oposición y llegaron los nuevos fármacos contra la hepatitis?