Alimentación

Así será la despensa de insectos que está por llegar a nuestra mesa

Se espera que en 2022 un gran número de especies entren a formar parte de la lista de alimentos autorizados por Europa

Los insectos ya están disponibles en tiendas y restaurantes
Los insectos ya están disponibles en tiendas y restaurantesCristina BejaranoCristina Bejarano

Hace tiempo que comer insectos dejó de ser algo exótico y exclusivo para convertirse en una alternativa al alcance de cualquiera en nuestro país, pues desde el año 2018 los insectos comestibles en Europa están regulados por el Reglamento 2015/2283 sobre nuevos alimentos. Sin embargo, la tendencia va a más y hace apenas unos días la Unión Europea autorizó oficialmente el consumo del grillo como alimento, dejando atrás un periodo transitorio de regulación que no hace más que marcar una moda al alza. Con este paso «se autoriza la comercialización de las formas congeladas, desecadas y en polvo del grillo doméstico como nuevo alimento, pues hasta este momento la situación relativa a los grillos era transitoria», aclara José María Ferrer Villar, jefe del departamento de Derecho Alimentario de Ainia.

El grillo se convierte así en la tercera especie autorizada en Europa, ya que este mismo proceso de aprobación es el que siguió también el gusano de la harina o la langosta migratoria, ya aprobados en 2021. «Pero además de estas tres especies, todavía se producen en Europa otros insectos comestibles bajo las medidas transitorias, como son el grillo rayado, la langosta del desierto, el gusano búfalo, las larvas de la abeja doméstica o las larvas de la mosca soldado negra, estando la mayor parte de ellos ya pendientes también de su aprobación como nuevo alimento. Por tanto, se espera que en 2022 gran parte de estas especies sean también autorizadas para su producción regulada y segura para consumo humano», explica Diana Martín, responsable de la línea de investigación sobre insectos comestibles del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL).

De hecho, ya existen muchas formas de llevarse a la boca un insecto en nuestro país: «Se están realizando galletas, barritas de cereal-snack, batidos de chocolate, hamburguesas o análogos cárnicos, snacks, pasta italiana, salsas para pasta, cerveza belga, pan y pienso para mascotas. Además, hay ingredientes de insectos como concentrados proteicos para enriquecer alimentos, lípidos y quitina y fibra para envases sostenibles o bebidas amargas, entre otras cosas», detalla Pedro L. Prieto, director general de Be Food Lab. Y es que «este tipo de alimentos son opciones saludables y nutritivas con alto contenido en grasas, proteínas, vitaminas, fibras y minerales, por lo que son aptos para cualquier persona», asegura Alba Santaliestra, secretaria del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas.

El auge es imparable, pues «todos los estudios de mercado muestran un importante crecimiento de este segmento, aunque actualmente el consumo en España no es masivo», recuerda Prieto. A pesar de ello, la innovación no cesa. Prueba de ello es el trabajo realizado el equipo de la investigadora del CIAL, que lleva a cabo una línea de investigación centrada en el potencial de los insectos comestibles para el desarrollo de ingredientes para la salud. «Además del valor nutricional, los insectos también tienen otros efectos biológicos o bioactivos a nivel sistémico con efectos positivos sobre la salud. Por ejemplo, se he demostrado que determinadas especies de insectos o productos derivados de los mismos pueden tener actividades tan interesantes como antioxidantes, antimicrobianas, antiinflamatorias o moduladoras de la microbiota intestinal. Es un campo de desarrollo emergente que va a contribuir a diversificar y ampliar el potencial de la industria de insectos comestibles», explica Martín. De hecho, como parte de esta línea de investigación, «exploramos las posibilidades que existen de modular la calidad de los insectos, su composición nutricional y propiedades para la salud a través de la composición de la alimentación de los mismos», avanza Martín.