Menú de la longevidad
Así hay que comer para alargar la vida diez años
Un nuevo estudio da las claves sobre los ingredientes que no deben faltar en la mesa
Aunque es un dicho típico, el axioma de «somos lo que comemos» tiene tras de sí una sólida evidencia científica, también cuando se trata de prevenir contagios frente a la Covid-19. Y esta semana se ha vuelto a ensanchar, ya que se confirma que mejorar la dieta a tiempo alarga la vida más de una década, según demuestra un estudio realizado por la Universidad de Bergen (Noruega) y publicado en la revista científica «PLOS Medicine».
En concreto, un cambio de alimentación hacia una dieta óptima a partir de los 20 años aumentaría la esperanza de vida por encima de una década en el caso de las mujeres, y hasta 13 años de media en los varones. Sin embargo, «la clave del éxito reside en actuar durante las primeras etapas de la vida, ya que, de lo contrario, los efectos no resultan tan contundentes», aseguran los investigadores. «Esto se debe al tiempo de exposición, ya que cuando más joven se es, existe menos daño acumulado en el organismo a consecuencia de esa mala dieta previa», explica Francisco Pita, portavoz del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Este nuevo hallazgo coincide con la idea de que «los hábitos y el estilo de vida, dentro de los cuales se incluye la alimentación, pueden suponer hasta el 50% de la salud al evitar las probabilidades de enfermar. De hecho, el simple hecho de aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal se asocia con menor mortalidad por cualquier causa, sobre todo de enfermedades cardiovasculares», asegura Mónica Pérez, miembro del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas y presidenta de la Asociación Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Extremadura.
El problema, tal y como advierte Pita, es que «en general, el daño de una alimentación incorrecta se manifiesta muchos años después, cuando ya está establecido. Los valores alterados de tensión, glucosa, colesterol… se desconocen si no se miran, porque no duelen ni tenemos otro aviso. Por eso es importante mantener un peso saludable y realizarse controles desde edades tempranas. Si se aborda a tiempo el exceso de grasa corporal se pueden revertir sus consecuencias, aunque hay algunas, como el desgaste articular, más difícil de recuperar». En cualquier caso, tal y como apunta Pérez, «desde el primer momento en que decidimos mejorar nuestros hábitos, ya existe beneficio y, cuanto antes comiencen esos cambios, mayor será el resultado».
¿Qué hay que comer?
Con esos datos sobre la mesa, la pregunta del millón pasa por averiguar cuáles son los cambios que debemos hacer en el plato para mejorar la longevidad. En este sentido, los investigadores de la Universidad de Noruega detallan que el mayor incremento de la esperanza de vida se logra al aumentar, por este orden, la ingesta de legumbres, cereales integrales y frutos secos. Aunque no hay fórmulas mágicas, un buen patrón en el que guiarse es la dieta mediterránea. Es decir, «debemos incluir productos frescos, con frutas, verduras, legumbres y cereales integrales como la base. Además, lácteos, huevos, pescado (sobre todo azul) y carne, limitando la roja puntualmente. El aceite de oliva debería ser la grasa por excelencia para cocinar y preparar los alimentos. Y todo esto acompañándose de una adecuada hidratación, ejercicio físico y descanso», aconseja el portavoz de SEEN. Y según puntualiza Pérez, «además, deberíamos desterrar de la dieta los alimentos ultraprocesados, azúcares y alcohol».
Así, con una buena despensa, un menú adecuado y un estilo de vida activo, es posible presumir de una mayor longevidad, «pues conseguiremos disminuir el riesgo de enfermedades derivadas de factores modificables, como las patologías cardiovasculares o algunos tipos de cáncer», concluye Pita.
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