Enfermedades infecciosas
La mitad de las personas con VIH tiene problemas de salud mental
Una mejor comunicación médico-paciente facilita el manejo de las enfermedades asociadas
Gracias a los avances producidos en el tratamiento antirretroviral (TAR), el VIH se ha convertido en una enfermedad crónica. Sin embargo, y aunque ahora la infección está perfectamente controlada en la inmensa mayoría de los casos y no afecta a su expectativa de vida, la mitad de los pacientes presenta trastornos en su salud mental y su calidad de vida es inferior al de la población no infectada. Más aún si tenemos en cuenta que, actualmente, más de 150.000 personas viven con VIH en nuestro país. Ansiedad, depresión, problemas de insomnio, de concentración... son algunos de los problemas referidos por los pacientes.
Según explicó Ignacio Pérez-Valero, de la Unidad de VIH del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Reina Sofía de Córdoba, durante el workshop «Actualización sobre VIH: visión clínica y del paciente» organizado por Gilead, «el 30-40% va a tener síntomas depresivos; alrededor del 40% presenta problemas con la calidad de sueño y otro 30-40% de alteración de la concentración».
Pero, ¿por qué tienen más alteraciones neuropsiquiátricas? «En primer lugar, porque si ya los tenían favorece en la adquisición del VIH y también porque los fármacos produce iatrogenia que crea o empeora una situación de base», explica el experto. Esto es importante, además, porque, en base a datos de Gesida, la causas de discontinuación del TAR es la presencia de efectos adversos neuropsiquiátricos, concretamente el 2,2% que, pese a ser bajo, es el más relevante. «Esto sucede porque algunos fármacos pueden producir neurotoxicidad y es algo que tenemos que tener en cuenta. Por eso es importante detectar estos factores y síntomas y hay que darles la importancia que tienen, porque solo se identifican en un porcentaje bajo de los pacientes», continúa.
Discrepancias sobre su importancia
Así lo confirma una encuesta realizada a 115 médicos que tratan VIH sobre aspectos relacionados con enfermedad metal y tratamiento. Según sus resultados, el 76,6% coincide en que estos problemas están infradiagnosticados, y el 96,5% consideraba que el tratamiento podía interferir en ello. «Esto viene a reflejar que la mayoría de los médicos entiende que esto es un problema que hay que mejorar. Pero no solos, sino junto a ONGs, asociaciones de pacientes, psicólogos, enfermeras... Hay que trabajar de forma coordinada», apunta Pérez-Valero.
Además, como añade María José Fuster, directora de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), «existen discrepancias altas entre los síntomas que reportan los pacientes y los que los médicos creen que tienen. Así, según un estudio, mientras el 67% de los pacientes reportaba nervios y ansiedad, pero esto solo era importante para el 27% de los médicos. Lo mismo con la tristeza o la depresión, relevante para el 65,3% de pacientes y únicamente el 26% de médicos».
Por su parte, María Jesús Pérez Elías, jefa de sección del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, también apuntó el problema de las comorbilidades: «En 2022, el 55% de los pacientes tiene ya más de 50 años. Para la misma edad, las personas con VIH presentan más comorbilidades que una que no, bien por su estilo de vida, bien por la replicación viral producida antes de llegar al tratamiento. Por eso, ahora hay que tener en cuenta muchas cosas antes de pautar el tratamiento antirretroviral», concluye la experta.
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