Consumo
¿Cómo puedo identificar aquellos alimentos procesados que sí son buenos para la salud?
No todos los alimentos que han sufrido algún tipo de alteración son malos per sé. Y muchos de ellos pueden utilizarse perfectamente en nuestra dieta
A la hora de planificar una dieta saludable y equilibrada, inmediatamente pensamos en productos frescos sin procesar como verduras, cereales y hortalizas. Y en parte es cierto, porque -por norma general- debemos primar los productos frescos frente a procesados. Sin embargo, no todos los alimentos que han sufrido algún tipo de alteración son malos per sé. Y muchos de ellos pueden utilizarse perfectamente en nuestra dieta, porque -aún después del procesamiento- pueden seguir conservando sus propiedades intactas... incluso pueden ser más seguros o incluir más nutrientes que en su estado natural.
Cuando hablamos de alimentos procesados estamos hablando de aquellos que han sido sometidos a algún tipo de transformación, que ha modificado su forma original.... pero que no ha cambiado demasiado su contenido nutricional. Un buen ejemplo de ello es el aceite de oliva; que entra dentro de la categoría de procesados, porque no es así como se presenta en la naturaleza. La aceituna ha sido machacada y prensada, y el aceite resultante ha sido filtrado para dar como resultado el aceite de oliva que se comercializa en los supermercados. Y, sin embargo, es uno de los productos más saludables que podemos tener en nuestra cocina.
Además, algunos alimentos naturales no son siempre tan sanos como imaginamos. Incluso pueden llegar a ser peligrosos si contienen ciertas toxinas peligrosas. Por lo que puede ser necesario someterlos a algún tipo de procesamiento. Es lo que ocurre con los lácteos, por ejemplo, que si se procesan es porque eso hará que sean más seguros. En otras ocasiones, el procesamiento no solo no les quita nutrientes; sino que además puede enriquecerlo. Es lo que ocurre con los panes y los cereales, a los que con frecuencia se les añade una cantidad adicional de vitamina D o hierro.
Sin embargo, hay otros muchos alimentos a los que se les somete a un tipo de proceso mucho más complejo y mucho menos saludable. Estamos hablando de los “ultra procesados”. Este productos se parecen poco o nada a su estado natural. Para alargar su vida útil o para exagerar su salud se les suelen añadir grasas, azúcares, conservantes o sabores artificiales.
Para identificar qué productos son “ultra procesados” solo tienes que hacer una cosa: basta con coger casi cualquier comida que se venda en paquete y darle la vuelta para mirar el etiquetado. Conservantes, colorantes, savorizantes y otros elementos con nombres como metilcelulosas, proteínas microparticuladas, Solka-Floc, maltodextrinas, carragenina, (...) Todos estos “ingredientes secretos” hacen que el productoguste mucho a los ojos, a la nariz y a las papilas gustativas... pero que sean una auténtica bomba para nuestro organismo.
Por todos estos motivos, es absolutamente esencial que sepamos identificar los diferentes sistemas de procesamiento por los que pasan los alimentos que consumimos. Y elegir aquellos que tienen menos cantidad de azúcares, sal, calorías vacías y poco nivel nutricional. Porque si nos limitamos únicamente a los productor frescos sin procesar, nos estaremos perdiendo algunos productos procesados que no sólo son seguros, sino que también son recomendables, como por ejemplo la leche, los yogures, el queso madurado o fresco, el chocolate negro, el pan integral, los pescados congelados o el aceite de oliva.
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