Coronavirus

¿Y si fatiga crónica y covid persistente fueran la misma enfermedad?

Confirmar que el SARS-CoV-2 desencadena este síndrome abriría la puerta a encontrar un abordaje efectivo

El patrón clínico de ambas patologías es prácticamente idéntico
El patrón clínico de ambas patologías es prácticamente idénticoDreamstimeDreamstime

¿Podría la covid persistente ser, en realidad, un tipo de fatiga crónica desencadenada por el coronavirus? ¿Son en realidad dos patologías diferentes o, por contra, son en realidad la misma enfermedad? ¿O quizás el origen de la fatiga crónica, desconocido a día de hoy, está provocado por alguna infección vírica?

Todas estas preguntas las plantea el doctor Jordi Robert, jefe de sección del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Dexeus, de Barcelona, y experto en síndrome de la fatiga crónica (FC), quien, en un editorial publicado en la revista «Medicina Clínica», plantea si el estatus de la llamada covid persistente es en realidad una nueva enfermedad o si se trata del síndrome de FC provocado por el SARS-CoV-2.

«Se trata de un punto de reflexión en el que coincidimos diversos médicos que en los últimos años nos hemos especializado en FC. No conocemos la causa de la misma, se supone una predisposición personal no necesariamente genética y no necesariamente hereditaria. Hay un desencadenante externo. Se habla de estrés, infecciones, situaciones límite… La búsqueda de la infección como precipitante de la FC se ha ido arrastrando durante los últimos años, con momentos de euforia cuando nos parecía que casi lo habíamos demostrado, pero de momento no tenemos ninguna evidencia científica. No hay ninguna base científica que nos permita decir que la infección vírica es el desencadenante de la FC aunque es la hipótesis con la que más se trabaja», explica el especialista.

¿Qué es el «long covid»?

Pero, ¿en qué consiste cada una? ¿En qué se parecen y en qué se diferencian? Se acepta como covid persistente una serie de síntomas (más de 30) que persisten durante 4-12 semanas tras la infección por coronavirus (incluso en formas leves y asintomáticas) que no se pueden explicar por un diagnóstico alternativo. Estos son: fatiga, dificultad para pensar o concentrarse, ortostatismo, palpitaciones y dolor muscular y articular. De forma que todos empeoran tras el esfuerzo.

Por su parte, la encefamielitis miálgica –más conocida como síndrome de fatiga crónica– presenta también esos síntomas que, en ambos casos impiden la realización de tareas cotidianas y empeoran la calidad de vida de quienes la padecen.

«Existe la reflexión sindrómicamente en cuanto a lo que sería el patrón clínico los enfermos con covid persistente y los enfermos con FC. Si los pusiéramos uno al lado del otro serían prácticamente idénticos: fatiga que no mejora a lo largo del día, que empeora claramente con el esfuerzo, con dolores musculares, con alguna décima de fiebre incluso, dolor de cabeza, dificultad para concentrase lo que se llama la niebla mental. Todos los síntomas que cualquier persona asocia a covid persistente porque los hemos visto y oído en los medios de comunicación, nosotros ya los llevamos identificando en pacientes de FC desde hace más de 40 años. Entonces, quizás la reflexión es que son dos enfermedades que el síndrome es parecido, podríamos plantearnos si se trata de la misma enfermedad: FC que no sabemos la causa o covid persistente que asumimos que es por covid», explica Robert.

«¿Similitudes? En patrón clínico prácticamente todas. Si ponemos a los dos pacientes juntos serían solapables. La búsqueda de la causa sería un punto de discusión médica y científica», continúa.

¿Una cura común?

Por eso, prosigue, «mi reflexión es si la infección por covid podría tratarse del desencadenante de una fatiga crónica. Es decir, que los cuadros que definimos como covid persistente o long covid podrían ser FC desencadenada por la infección del virus ya que el patrón clínico es prácticamente idéntico. Se abre la posibilidad de pensar que si se parecen lo suficiente como para que aquella terapéutica que hallemos que pueda controlar o curar el ‘‘long covid’' quizás podría tener una lógica o incluso una base científica para ensayarla también en pacientes con FC».

Determinar que la FC se desencadenara por una infección vírica, «sería una excelente noticia. Nos abriría una arsenal terapéutico espectacular de medicamentos algunos que ya existen, otros nuevos que se podrían probar. Si se consiguiera confirmar que una infección vírica es la causa de la FC abriría una puerta para probar tratamientos existentes o nuevos ver la eficacia y quien sabe si llegar a controlar la enfermedad en un futuro», apunta el experto.

«La covid persistente afecta a un porcentaje de la población más elevado que la FC, es más prevalente. Es de suponer que la investigación para encontrar nuevas terapias acabará encontrando un tratamiento efectivo y es ahí donde las personas con FC se podrían beneficiar. Esta relación entre FC y covid persistente abriría la posibilidad de ensayar si estos nuevos tratamientos son también eficaces para controlar la FC», concluye Robert.

Descubrir la causa facilita el tratamiento

«La fatiga crónica es una enfermad que no gusta, está estigmatizada poco comprendida. De hecho, algunos médicos la ven más como un trastorno mental cuando es una enfermedad orgánica. Cuando los especialistas en FC empezamos a ver long covid en consulta, pensamos que es el mismo paciente que llevas viendo en la consulta en los últimos 20 años, la misma historia clínica, la misma evolución. Es cierto que de momento, la covid persistente es más limitada en el tiempo, hay pacientes de FC que llevan más de 20 años. Pero la similitud y la búsqueda de la causa de la FC nos ha hecho llegar a esta posibilidad –cuenta Robert–. La etiología de la enfermedad facilita el tratamiento. Al no haber descubierto la causa se tratan los síntomas, pero no vamos a la raíz de la enfermedad».