Investigación
El ADN de un español, clave en un estudio que allana el camino para superar el cáncer y enfermedades autoinmunes
Los científicos han descubierto una proteína capaz de cambiar el comportamiento del sistema inmunitario hasta el punto de causar una enfermedad o prevenirla
Las proteínas son muy abundantes en el cuerpo humano, pues se encuentran en cada célula del cuerpo humano. Todavía no conocemos las funciones que desempeñan la mayoría de ellas, y un mayor conocimiento científico sobre sus características puede abrir la puerta a nuevos tratamientos más eficaces.
Ahora, un nuevo estudio liderado por la Universidad Nacional de Australia (UNA) ha descubierto que una proteína del sistema inmunitario que protege al organismo de las infecciones fúngicas (combate los hongos) también es responsable de agravar ciertas enfermedades autoinmunes. Entre ellas, el síndrome del intestino irritable, la diabetes de tipo 1 o el eccema.
No solo eso. El descubrimiento podría allanar el camino a nuevos fármacos que no provoquen los desagradables efectos secundarios de los tratamientos actuales. Además de ayudar a tratar enfermedades autoinmunes graves, el descubrimiento también podría ayudar a tratar todos los tipos de cáncer.
Al examinar el ADN de una familia española, los investigadores descubrieron una función desconocida hasta ahora de la proteína conocida como DECTIN-1, que en su estado mutado limita la producción de células T, las "guardianas" del sistema inmunitario. Estas células son cruciales para prevenir las enfermedades autoinmunes porque suprimen los efectos de un sistema inmunitario hiperactivo, que puede ser extremadamente peligroso si no se regula adecuadamente.
El sistema inmunitario está diseñado para proteger al organismo de las infecciones, pero en casos graves se sobreactiva y vuelve las defensas naturales del cuerpo contra sí mismo. Así ocurre por ejemplo en la diabetes tipo 1, en la que en la que el propio sistema ataca por error y mata las células del páncreas que producen insulina.
"Cuando esto ocurre, el sistema inmunitario percibe erróneamente las células sanas como una amenaza, lo que provoca que ataque al organismo y favorezca la aparición de enfermedades autoinmunes", explica la autora principal, la Dra. Cynthia Turnbull, de la UNA.
Aunque la proteína DECTIN-1 ayuda a combatir las infecciones fúngicas, en su estado mutado también es responsable de exacerbar enfermedades autoinmunes graves. "Comprender cómo y por qué la versión mutada de esta proteína provoca autoinmunidad en los pacientes nos acerca un paso más al desarrollo de fármacos más eficaces y ofrece nuevas esperanzas a más de un millón de australianos que padecen algún tipo de enfermedad autoinmune". En 2018, en España, el 10% de la población padecía enfermedades autoinmunes, según Statista.
Esta proteína podría desempeñar un "papel clave" en cáncer
La buena noticia es que los científicos creen que pueden controlar el sistema inmunitario encendiendo y apagando la proteína DECTIN-1, como un interruptor de la luz. "Activar la proteína reduciría la intensidad de la respuesta defensiva del sistema inmunitario, lo que ayudaría a tratar afecciones como las enfermedades autoinmunes", explica la profesora Carola Vinuesa, del Instituto Francis Crick.
Por otro lado, desactivar la proteína podría estimular el sistema inmunitario, activando sus mecanismos defensivos y permitiendo al organismo tratar una serie de enfermedades totalmente distintas. "Los hallazgos son interesantes porque no se han descubierto muchas proteínas modificadoras como DECTIN-1, que pueden cambiar el comportamiento del sistema inmunitario hasta el punto de causar una enfermedad o prevenirla".
Según la doctora Turnbull, esto significa que DECTIN-1 podría desempeñar un papel clave en el tratamiento del cáncer. "Las células cancerosas pueden camuflarse liberando en el organismo determinadas proteínas y sustancias químicas que las hacen invisibles a las defensas naturales del sistema inmunitario", explica.
"Creemos que utilizando fármacos para desactivar la proteína DECTIN-1, en combinación con las terapias existentes, podemos activar el sistema inmunitario y ayudarle a identificar y atacar las células cancerosas".
Los tratamientos actuales de las enfermedades autoinmunes no son muy eficaces y tienen muchos efectos secundarios perjudiciales. Esto se debe a que la mayoría de los tratamientos existentes suprimen todo el sistema inmunitario, en lugar de dirigirse a un área específica.
"Esto significa que puede que no solucionen el problema exacto que subyace a la enfermedad del paciente y que, sin querer, le hagan vulnerable a las infecciones. Muchas personas que siguen este tipo de tratamientos también contraen infecciones bacterianas, fúngicas y víricas que pueden empeorar su autoinmunidad", explica el profesor Vinuesa.
Para el hallazgo examinaron el ADN de una familia española
Al examinar el ADN de una familia española, los investigadores descubrieron que la mutación DECTIN-1 era responsable de agravar la gravedad de una enfermedad autoinmune crónica que padecía el único hijo de la familia.
"Descubrimos que la familia también era portadora de una versión mutada de otra proteína del sistema inmunitario conocida como CTLA-4. La mutación CTLA-4 impide que las células guardianas funcionen correctamente y se sabe que causa una enfermedad autoinmune grave en alrededor del 60-70% de las personas que la portan en su ADN", explica el doctor Pablo Cañete, de la Universidad de Queensland.
"Curiosamente, el 30-40% restante de la población portadora de esta proteína mutada no desarrolla la enfermedad". Así, descubrieron que "el único hijo de la familia tenía tanto la mutación DECTIN-1 como la mutación CTLA4, mientras que sus padres sólo tenían una de cada. Esto nos ayudó a identificar por qué el niño, que ahora tiene veinte años, era la única persona de la familia que desarrollaba autoinmunidad grave, poniendo fin a un misterio de 20 años sobre la causa de su enfermedad".
"Al descubrir la existencia de versiones mutadas de proteínas modificadoras como DECTIN-1, por fin tenemos una explicación de por qué algunas personas desarrollan enfermedades autoinmunes graves y otras no, aunque hereden mutaciones genéticas transmitidas por familiares". La investigación, que se publica en Science Advances, ha sido dirigida por la UNA en colaboración con la Universidad de Queensland y el Instituto Francis Crick.
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