Durante años, los lácteos se han considerado imprescindibles en la alimentación por su alto contenido en calcio, proteínas y vitaminas. No obstante, no todos los organismos los toleran del mismo modo. Muchas personas experimentan molestias digestivas sin sospechar que pueden ser intolerantes a la lactosa, una situación más frecuente de lo que se cree.

Intolerancia a la lactosa: una afección silenciosa

La intolerancia a la lactosa se produce cuando el organismo no genera suficiente lactasa, la enzima que descompone el azúcar natural de la leche. Esta deficiencia puede provocar síntomas como hinchazón abdominal, gases, diarrea o digestiones lentas. En muchos casos, estas molestias se asocian erróneamente a otros trastornos, lo que dificulta su diagnóstico.

Alternativas que sientan mejor

Para quienes presentan síntomas, existen alternativas cada vez más accesibles y variadas. La leche de soja, por ejemplo, aporta proteínas vegetales y es valorada por su influencia en el equilibrio hormonal. También se puede recurrir a bebidas vegetales como la de avena, almendra, arroz o coco. Al elegir estas opciones, conviene fijarse en su composición: lo ideal es optar por versiones sin azúcares añadidos y enriquecidas con calcio y vitamina D.

Cítricos: beneficiosos, pero no para todos

Los cítricos como el limón, la naranja o el pomelo son ricos en vitamina C, pero su acidez natural puede resultar irritante para algunas personas. Aquellos con problemas gástricos como gastritis, reflujo o hipersensibilidad estomacal podrían ver empeorados sus síntomas con el consumo de estas frutas. Si es tu caso, considera otras frutas menos ácidas como la manzana, el plátano o la papaya.

Lácteos, cítricos y migrañas: una conexión poco conocida

Ciertos alimentos pueden desencadenar migrañas en personas susceptibles. En el caso de la leche, la caseína —la proteína mayoritaria— ha sido identificada como un posible desencadenante. En el caso de los cítricos, ciertos compuestos naturales también podrían favorecer la aparición de estos dolores intensos. Dado que cada organismo reacciona de manera distinta, lo más aconsejable es realizar un test de histaminosis alimentaria para detectar posibles intolerancias específicas.

Recomendaciones

Si sospechas que los lácteos o los cítricos te están afectando, no basta con eliminar alimentos al azar. Consulta con un especialista que pueda orientarte en la realización de pruebas específicas y en el diseño de un plan de alimentación adecuado. Sustituir sin criterio puede llevar a desequilibrios nutricionales.

Recuerda también que muchas molestias digestivas o dolores de cabeza persistentes tienen un origen multifactorial. Por eso, mantener una dieta variada, equilibrada y personalizada es clave para el bienestar a largo plazo.