
Bienestar
Tres señales de que estás en buena forma física y mental a partir de los 60
Mantenerse activo, conectado y funcional después de los 60 no es una cuestión de suerte, sino una combinación de hábitos saludables y conciencia del propio bienestar

Envejecer no es sinónimo de deterioro, y cada vez son más las personas que, pasada la barrera de los 60 años, viven con energía, independencia y lucidez. En España, donde la esperanza de vida supera los 83 años según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la clave ya no es sólo cuánto vivimos, sino cómo lo hacemos. ¿Estás en buena forma física y mental después de los 60? Hay tres señales clave que pueden darte la respuesta.
A diferencia de lo que muchas veces se piensa, envejecer bien no se limita a “sentirse bien” o no tener enfermedades visibles. La ciencia y la gerontología apuntan a indicadores más concretos, que engloban tanto lo físico como lo mental y social. Y lo mejor: no dependen únicamente de los genes, sino en gran medida de lo que haces cada día.
1. Te mueves con soltura, sin depender de otros
Uno de los mejores indicadores de salud en la vejez es la movilidad funcional. Poder levantarte sin ayuda, subir escaleras, caminar distancias razonables o incluso mantener el equilibrio al vestirte no sólo habla bien de tu estado físico: es una señal clara de independencia. Según la Fundación Española de Geriatría y Gerontología, mantener la capacidad de moverse sin asistencia reduce el riesgo de hospitalización y prolonga los años de vida autónoma.
A partir de los 60, el cuerpo pierde masa muscular a un ritmo de entre el 1 % y el 2 % por año si no se hace ejercicio. Por eso, realizar actividad física, aunque sea moderada, es crucial. Programas como Vivifrail o rutinas de entrenamiento multicomponente (fuerza, equilibrio, resistencia y flexibilidad) han demostrado ser seguros y altamente beneficiosos. La clave no es rendir como un atleta, sino evitar la fragilidad.
2. Tu mente está despierta y te sientes emocionalmente conectado
La salud mental es tan importante como la física, especialmente en la tercera edad. Mantener una mente activa, ya sea con lectura, pasatiempos, clases, o incluso aprendiendo algo nuevo, contribuye a prevenir el deterioro cognitivo. Pero hay otro elemento igual de importante: el vínculo social.
Sentirte útil, querido y parte de una comunidad es uno de los mayores protectores frente a la depresión, la ansiedad o la pérdida de memoria. La soledad no deseada afecta a cientos de miles de mayores en España y se relaciona con un aumento de problemas físicos y psicológicos. Participar en talleres, actividades vecinales, grupos de voluntariado o mantener contacto frecuente con amigos y familia son formas eficaces de conservar esa red que te da sentido y motivación.
Según un estudio del Journal of Gerontology, las personas mayores con una vida social activa muestran un 30 % menos de deterioro cognitivo que quienes viven más aisladas. Así que, si tienes proyectos, risas compartidas y alguien con quien hablar cada día, estás en el buen camino.
3. Tu salud está controlada y rara vez visitas el hospital
Una tercera señal poderosa es la estabilidad de tu salud general. No hablamos de tener “cero enfermedades”, sino de llevar un control adecuado de ellas. Si hace tiempo que no necesitas una hospitalización, si tus visitas al médico son principalmente preventivas, y si no has sufrido caídas ni complicaciones recientes, es probable que estés en buena forma.
Controlar factores como la tensión arterial, el azúcar en sangre, el colesterol o el peso, junto con una alimentación equilibrada y chequeos médicos periódicos, puede evitar muchos problemas graves. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recuerda que prevenir siempre será más eficaz (y menos costoso) que tratar.
Además, una buena salud funcional se traduce en energía para realizar actividades cotidianas, desde cocinar hasta pasear, lo que refuerza tanto la autoestima como la sensación de bienestar.
Tu estilo de vida habla por ti
Estar en buena forma a partir de los 60 no depende sólo de una genética favorable. Depende, sobre todo, de mantenerte activo física y mentalmente, y de nutrir tus vínculos sociales y emocionales. Si te mueves con autonomía, piensas con claridad y mantienes relaciones enriquecedoras, estás envejeciendo bien.
Como apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), el envejecimiento saludable no significa evitar la enfermedad, sino mantener la capacidad funcional que permite el bienestar. Y eso está, en gran parte, en tus manos.
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