Investigación

Cáncer de mama y embarazo ya son compatibles

Un estudio demuestra que pausar la terapia endocrina no eleva el riesgo de recaída

Quimioterapia durante el embarazo
Laura Lavall, paciente participante en el estudio, consiguió su embarazo después de ser diagnosticada de cáncer de mama ARCHIVOARCHIVO

Ayer, primer domingo de mayo, celebramos el Día de Madre. Y gracias a un estudio español, coordinado en España por el Grupo Solti de investigación clínica en cáncer y Geicam, el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama, las mujeres que estén siendo tratadas por un tumor en el pecho también podrán pensar en celebrar ese día sin tener que esperar a terminar con el tratamiento.

Así lo revelan los resultados del ensayo clínico Positive que evidencian que pausar la terapia endocrina para poder quedarse embarazadas –bajo control médico y durante un periodo temporal que no supere los dos años– no incrementa el riesgo de recaída a corto plazo en pacientes jóvenes con cáncer de mama hormonosensible y deseo de ser madres. Las cifras indican que el riesgo de recaída de estas pacientes es del 8,9%, frente a un 9,2% en pacientes de condición equivalente que no pausaron la terapia en busca de un embarazo.

La terapia endocrina, indicada para el tratamiento adyuvante en los casos de cáncer de mama con receptores hormonales positivos, puede provocar malformaciones en el feto por lo que se desaconseja a las pacientes que se queden embarazadas mientras la toman. Por otro lado, los tumores con receptor hormonal positivo son los que pueden presentar un riesgo más elevado de recaída por el aumento de estrógenos durante la gestación.

El Positive es el primer estudio diseñado para dar respuesta a la inquietud de las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama a edad temprana y sin haber completado su deseo de ser madres; entre el 40% y el 60% de las pacientes a las que se le detecta uno a los 40 años o antes está preocupadas por su futura fertilidad.

Estudio pionero

Cristina Saura, coordinadora del estudio en España, miembro de Solti y jefa de la Unidad de cáncer de mama del Hospital Vall d’Hebron y VHIO de Barcelona, apunta que «la evidencia de este estudio pionero refuerza la idoneidad de apostar por la preservación de la fertilidad antes de iniciar el tratamiento oncológico y abre la posibilidad de un embarazo seguro para aquellas pacientes con cáncer de mama que lo deseen, una vez que han realizado al menos 18 meses de terapia endocrina adyuvante».

Hasta ahora, la recomendación era empezar a buscar el embarazo pasados un mínimo de cinco años tras haber superado el cáncer de mama y siempre que no hubiera ninguna recaída; «una ventana temporal que suele alargarse y que puede dificultar la planificación familiar», añade Saura, para quien «los resultados de pueden cambiar las guías clínicas actuales, reduciendo el tiempo desde el diagnóstico hasta el momento recomendable para iniciar la búsqueda del embarazo para aquellas mujeres que no han satisfecho el deseo de ser madres antes de la enfermedad. No obstante, no hay que olvidar que el seguimiento a largo plazo de estas pacientes será fundamental para corroborar estos datos».

«El Positive arroja resultados esperanzadores para aquellas jóvenes diagnosticadas de cáncer de mama que quieren ser madres, y aporta conocimiento a la comunidad científica sobre la relación entre este tumor y el embarazo, que puede cambiar el paradigma en el manejo de esta enfermedad cuando las pacientes desean ser madres», añade por su parte, Manuel Ruiz Borrego, co-coordinador del estudio en España, miembro de Geicam y jefe de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

El cáncer de mama es cada vez más frecuente en mujeres jóvenes y, por tanto, coincide con el deseo de ser madre de muchas de ellas. Por esta razón, «fertilidad y embarazo resultan preocupaciones importantes tanto para las pacientes oncológicas como para los investigadores, que buscan encontrar herramientas que permitan abordar estos casos de forma óptima», continúa Ruiz Borrego.

Los resultados, que publica la revista «New England Journal of Medicine», demuestran además que las tasas de concepción y parto están a la par o eran superiores a las de la población en general; de 497 mujeres a las que se hizo seguimiento para ver si se habían quedado embarazadas, 317 dieron a luz al menos a un hijo y nacieron un total de 365 niños; lo que significa que ha habido embarazos múltiples y mujeres que han tenido más de un hijo (mediante embarazos consecutivos).

Un ejemplo real

Un ejemplo de ello es Laura Lavall, paciente participante en el estudio Positive. «Me detectaron el cáncer cuando estaba embarazada de mi hija mayor. Me practicaron la cirugía estando embarazada de 27 semanas y, una vez dado a luz, empezamos la radioterapia y el tratamiento hormonal (este por 5 años). Tenía 35 años cuando me convertí en madre por primera vez. Y siempre tuve muy claro que, dentro de las posibilidades, quería intentar serlo de nuevo. Transmití desde un primer momento esta inquietud a la Dra. Saura. Creo que ella vio que yo estaba tan segura que me habló del estudio Positive. Me explicó que, en circunstancias habituales, yo debía finalizar el tratamiento hormonal y entonces intentar ser madre de nuevo (esto suponía situarme por encima de los 40 años), pero que este estudio implicaba pausar el tratamiento a los dos años de su inicio para intentar quedarme embarazada, reemprendiéndolo tras la gestación y lactancia –con un pecho–. Y así fue. El proceso y seguimiento han salido bien a pesar de ser periodos de riesgo por el aumento de hormonas, el embarazo y lactancia. Ahora hace cuatro meses que he vuelto al tratamiento hormonal, para prevenir recaídas, y ya hace un año que fui madre por segunda vez y 5 años que lo fui por primera», explica. «Estoy muy contenta de haber podido contribuir a la investigación sobre el embarazo después del cáncer de mama ya que cada vez somos más las que padecemos la enfermedad siendo jóvenes. Se está pudiendo demostrar que no tiene que ser siempre sinónimo de no poder ser madres posteriormente», asegura Lavall.

Los investigadores continúan el seguimiento de las participantes en el estudio para evaluar el riesgo de recaída a lo largo del tiempo, algo que será fundamental para confirmar estos primeros resultados a corto plazo, que surgen tras un seguimiento a 41 meses. No obstante, estos datos sientan ya un precedente que puede ayudar en la toma de decisiones de las pacientes que deseen ser madres siempre previa recomendación y con debido seguimiento de sus oncólogos.