Inteligencia Artificial

¿Y si ChatGPT pudiera servir para diagnosticar enfermedades?

Esta popular aplicación de IA especializada en el lenguaje es capaz resolver cuestiones médicas con buena nota

IA en medicina
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El uso de la Inteligencia Artificial (IA) en el sector sanitario crean nuevas oportunidades en la gestión de datos y el análisis de la información en el campo de la investigación clínica, las imágenes médicas o las enfermedades raras, entre otras. Su aplicación, tratamiento y gestión presenta grandes desafíos tecnológicos, éticos o de propiedad intelectual, entre otros, pero también importantes ventajas.

Para maximizar sus resultados se están desarrollando y probando en la actualidad múltiples herramientas. Pero, y tal y como explica el ingeniero Julián Isla, responsable de Recursos de la Consultoría de Datos e Inteligencia Artificial (IA) de Microsoft España, y miembro comité medicamentos huérfanos de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), incluso aplicaciones de uso generalizado y al alcance de cualquiera pueden suponer una gran ayuda en nuestra salud. Más aún en un «sistema sanitario en crisis y donde el paciente no es el centro», cuenta.

Habla, por ejemplo, de ChatGPT. Con ello quiere «dar poder a los pacientes con sus datos usando la IA»: «En noviembre de 2022 Open IA lanza ChatGPT y fue el punto de inflexión. Es el año que más transformación he visto desde que trabajo en Microsoft, hace 20 años. Además, ChatGPT4 admite imagen médica. Los pacientes tienen los datos y, por tanto, tienen el poder», asegura.

Él mismo lo ha probado con su hijo Sergio, de 15 años, que padece una patología rara, la enfermedad de Dravet. Los problemas, primero con su diagnóstico, y posteriormente con el tratamiento y seguimiento le llevaron crear Fundación 29, que emplea la IA para la detección precoz de este tipo de dolencias. En ella desarrolló herramienta basada en IA creada para servir de apoyo a los médicos en el diagnóstico y facilitar y automatizar el análisis genético.

Finalidad médica

Pero ahora va un paso más allá, y propone el uso de ChatGPT plus (la versión de pago) con finalidad médica. Y cuenta su experiencia con esta IA: «Para probarla subí tres informes médicos de mi hijo: un electroencefalograma, uno de inmunología y uno del colegio. Y me dio un informe mejor de los que tengo y una tabla con la medicación que tiene que tomar mi hijo, que no es poca, y su la posología». Y no solo eso: «Le escribí: ‘‘prepárame un plan de operación de escoliosis y un plan de rehabilitación de fisioterapia para después de la cirugía’’» para compararlo con el que le habían hecho a su hijo. «Y el resultado fue tan completo y exhaustivo que un fisioterapeuta me dijo “no puedo añadir nada”», asegura Isla.

Para él los modelos de lenguaje como ChatGPT pueden ser «lo que provoque el cambio gravitacional»: «En la Sanidad publica estamos aún hablando de interoperabilidad, pero si me hago una radiografía en un hospital, en otro me dicen que no la pueden ver y repiten la prueba. El conocimiento está fragmentado. Esto se resuelve el problema de la interoperabilidad, y resuelve problemas de forma completamente nueva», sostiene.

Ahora trabaja en un nuevo proyecto para ayudar a los pacientes y sus familias a manejar toda su información médica, «Nav29, con el que estamos aplicando ChatGPT. Aquí, se pueden subir los informes y hacer preguntas con IA. Estamos haciendo todavía desarrollo, pero lo lanzaremos el 29 de febrero. Estará disponible para todo el mundo», adelanta.

Porque en su opinión, «esto no va de comparar humanos contra máquinas, sino de humanos que utilizan máquinas para facilitarles el trabajo y tratar mejor a los pacientes. Pero estamos pidiendo a la IA más que a los humanos: un 100% de acierto. ¿Y mi médico qué porcentaje tiene? ¿Lo sabemos, se lo pedimos?», plantea Isla. Una pregunta sin duda interesante –y puede que hasta perturbadora– sobre la que habrá que reflexionar más pronto que tarde.