
Alimentación
¿Cómo influye en el estado de ánimo comer muchos dulces en Navidad?
Los expertos advierten del riesgo de la ingesta excesiva de azúcar en estas fechas

La Navidad es sinónimo de turrón, de bombones, de mazapán, de roscón de Reyes... Un sinfín de productos típicos que se caracterizan por incluir un ingrediente imprescindible: el azúcar. Con mayor o menor cantidad, lo cierto es que casi cualquier dulce navideño implica una elevada ingesta de azúcar, y eso pasa factura a nuestro organismo. Así lo advierte la nutricionista Luisa Andrea Solano, docente en la Facultad de Ciencias Biomédicas y de la Salud en la Universidad Europea de Madrid, quien hace hincapié en que "el consumo excesivo de dulce y alimentos ricos en azúcar, común en estas fechas, afecta de forma negativa al estado de ánimo".
Según explica la experta, diversos estudios apuntan que el consumo elevado de azúcares simples puede inducir cambios en el sistema de recompensa del cerebro y generar una dependencia a la ingesta a corto plazo, así como ciclos de subida y bajada de energía que desencadenan irritabilidad, fatiga y ansiedad, tal y como se hace eco Europa Press.
En concreto, el aumento de los niveles de glucosa en sangre como consecuencia del consumo de azúcares "estimula una liberación elevada de insulina para reducir la hiperglucemia", lo que puede "derivar en una hipoglucemia reactiva, que se asocia con síntomas como el cansancio, el hambre o el deseo de consumir más azúcares", detalla la experta.
De este modo, Solano destaca que, además de aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes tipo 2 y otras de tipo cardiovascular, "los picos y caídas de glucosa suelen agravar los sentimientos de ansiedad y tristeza en algunas personas", unas sensaciones que resultan, si cabe, aún más determinantes en estas fechas navideñas de reencuentros y ausencias.
¿Cómo hay que actuar?
Para prevenir estas complicaciones, Solano recomienda optar por porciones controladas de dulce, sin privarse de su consumo pero ingiriéndolos con moderación, y priorizar alimentos ricos en fibra, proteínas y grasas saludables; sustituir los postres y las bebidas azucaradas por frutas frescas o infusiones aromatizadas sin azúcar.
Asimismo, la experta aconseja que, mientras se come, se preste una "atención plena" a este momento para disfrutar de los alimentos y centrarse en la sensación de saciedad. "Luego, si se consume algún alimento o algún menú más energético, lo ideal es compensar con comidas más ligeras el resto del día, y por supuesto, incorporar algo de actividad física", destaca.
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