Día Mundial
Los desafíos invisibles de convivir con migraña
El estigma agrava esta enfermedad con gran impacto en la calidad de vida
Incomprensión, invisibilidad, ansiedad, inseguridad emocional, problemas laborales, dificultades sociales... La migraña es una enfermedad neurológica muy específica que afecta de forma significativa a las personas que la padecen, convirtiéndose en una gran losa que merma su calidad de vida. Y, sin embargo, está rodeada de bastante incomprensión, ya que tiende a banalizarse, a pesar de que no se trata de una patología menor.
Todo lo contrario, pues según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) se estima que cinco millones de personas en nuestro país conviven con esta enfermedad, «lo que se traduce entre un 12-14% de la población», puntualiza el doctor Jaime S. Rodríguez Vico, médico adjunto de Neurología y coordinador de la Unidad de Cefaleas del Servicio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Rostro femenino
Tal y como demuestran las cifras, el paciente con migraña en nuestro país tiene rostro femenino y mediana edad, en pleno desarrollo laboral y familiar. «El perfil es el de una mujer en edad fértil y trabajadora, ya que se estima que esta patología afecta hasta el 18% de las mujeres», asegura el doctor Rodríguez Vico, quien detalla que «esto es debido principalmente a que uno de los desencadenantes más potentes de la migraña son los cambios hormonales. En concreto, las variaciones de los niveles de estrógenos con la menarquia. Después de la menopausia, las frecuencias se van igualando a los hombres».
Cuando la migraña aparece, los pilares de la calidad de vida del paciente se desmoronan por culpa de las importantes limitaciones causadas directamente por el dolor de cabeza y por otros síntomas durante las crisis, sin olvidar las limitaciones que se dan durante los periodos entre crisis –que aparecen en forma de síntomas cognitivos, psicológicos y emocionales–, así como las limitaciones para realizar ciertas actividades cotidianas o de ocio.
Causa de discapacidad
Aunque es conocida por todos, lo cierto es que la migraña se infravalora y se trivializa, de ahí que cada 12 de septiembre siga siendo imprescindible celebrar el Día Mundial de Acción contra la Migraña con el objetivo de concienciar sobre esta patología neurológica que es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial. «Es la enfermedad más incapacitante en mujeres trabajadoras y la segunda, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en años vividos con discapacidad», recuerda el doctor Rodríguez Vico.
En España la migraña es la primera causa de discapacidad en adultos menores de 50 años, hasta el punto de que más de la mitad presentan un grado de discapacidad grave o muy grave. «Se la compara en discapacidad a la tetraplejia y a la ceguera. No se trata de una enfermedad banal como se piensa generalmente. Ese es un estigma con el que intentamos acabar los profesionales», insiste el especialista. Y es que todo ello se traduce en un gran impacto en la faceta personal, pero también en el ámbito laboral «porque afecta al trabajador en forma de absentismo (bajas laborales) y sobre todo con presentismo, es decir, ir a trabajar y rendir mucho menos de lo que se debería por la enfermedad», lamenta el doctor Rodríguez Vico.
Necesidades no cubiertas
Además de la invisibilidad que sufren los pacientes con migraña, existen grandes retos por cumplir en su abordaje: «Por un lado, la falta de un diagnóstico correcto, pues sin ello no se puede tratar bien la enfermedad y sabemos que casi la mitad de los pacientes no está diagnosticado. Y, por otro, el tratamiento, ya que alrededor del 70% de los pacientes que precisan tratamiento preventivo por la frecuencia de sus migrañas no lo toman. Esto es muy grave», lamenta el neurólogo.
Una realidad solapada por el estigma
Aproximadamente un tercio de los pacientes con migraña reconocen experimentar estigma relacionado con la enfermedad. En concreto, se han descrito tres tipos de estigma que dificultan la calidad de vida de quienes conviven con esta patología: el público, que se basa en estereotipos y actitudes negativas de la sociedad; el estructural, que se refiere a las barreras sistémicas dentro de políticas e instituciones; y el estigma interno, donde la persona con migraña internaliza estas percepciones negativas y puede minimizar sus propios síntomas, agravando el desarrollo de la enfermedad.