Salud

Descubrimiento insólito: identifican los primeros casos de alzhéimer provocado por el tratamiento

Los pacientes tenían menos de 55 años cuando empezaron a tener síntomas neurológicos de demencia, supuestamente producidos por transmisión

No habrá avances significativos sobre el Alzheimer al menos en diez años
No habrá avances significativos sobre el Alzheimer al menos en diez añoslarazon

Pocos términos asustan más en consulta que la palabra 'alzhéimer'. Los motivos por los que aparece son difusos. Por lo general, la proteína beta-amiloide causa la enfermedad de Alzheimer y suele ser una afección esporádica de la edad adulta tardía o, más raramente, una enfermedad hereditaria debida a un gen defectuoso... o eso es lo que se creía, hasta ahora.

Un nuevo artículo publicado en la revista Nature Medicine acaba de aportar la primera prueba de la enfermedad de Alzheimer en personas vivas que parece haber sido adquirida médicamente (es decir, a través de tratamientos) y debida a la transmisión de la proteína beta-amiloide.

Los hallazgos han sido efectuados por el University College de Londres (UCL). El equipo de investigadores cuenta que todas las personas descritas en el artículo habían sido tratadas de niños con un tipo de hormona de crecimiento humano extraída de glándulas pituitarias de personas fallecidas (hormona de crecimiento humano derivada de cadáver o c-hGH).

Esta se utilizó para tratar al menos a 1.848 personas en el Reino Unido entre 1959 y 1985, y se empleó para diversas causas de baja estatura. Se retiró en 1985, tras reconocerse que algunos lotes de c-hGH estaban contaminados con priones (proteínas infecciosas) que habían causado la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) en algunas personas, un trastorno cerebral poco frecuente que deriva en demencia. La c-hGH se sustituyó entonces por una hormona de crecimiento sintética que no conllevaba el riesgo de transmitir la ECJ.

Los investigadores del College de Londres habían informado previamente de que algunos pacientes con ECJ debida al tratamiento con c-hGH (denominada ECJ iatrogénica) también habían desarrollado prematuramente depósitos de la proteína beta-amiloide en sus cerebros.

Los científicos continuaron demostrando en un artículo de 2018 que las muestras archivadas de c-hGH estaban contaminadas con la proteína beta-amiloide. Y lo que es más: a pesar de haber estado almacenadas durante décadas, transmitieron la patología beta-amiloide a ratones de laboratorio cuando se les inyectó. Así pues, sugirieron que los individuos expuestos a c-hGH contaminada, que no sucumbieron a la ECJ y vivieron más tiempo, podrían eventualmente desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

En este último trabajo se informa sobre ocho personas remitidas a la Clínica Nacional de Priones del UCLH, en el Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía de Londres, que habían sido tratadas con c-hGH en la infancia, a menudo durante varios años.

Cinco de estas personas presentaban síntomas de demencia y, o bien ya habían sido diagnosticadas de enfermedad de Alzheimer, o bien cumplían los criterios diagnósticos de esta enfermedad; otra persona cumplía los criterios de deterioro cognitivo leve. Estas personas tenían entre 38 y 55 años cuando empezaron a tener síntomas neurológicos.

Los análisis de biomarcadores apoyaron los diagnósticos de enfermedad de Alzheimer en dos pacientes con el diagnóstico, y fue sugestivo de Alzheimer en otra persona. Además, un análisis de autopsia mostró patología de Alzheimer en otro paciente.

La edad inusualmente temprana a la que estos pacientes desarrollaron los síntomas sugiere que no padecían el Alzheimer esporádico habitual que se asocia a la vejez. En los cinco pacientes de los que se disponía de muestras para pruebas genéticas, el equipo descartó la enfermedad de Alzheimer hereditaria.

¿Hay riesgo de que nuevas transmisiones de alzhéimer?

Como el tratamiento con c-hGH ya no se utiliza, no hay riesgo de que se produzca una nueva transmisión por esta vía. El equipo de investigadores no ha registrado ningún caso de Alzheimer adquirido por otros procedimientos médicos o quirúrgicos. Tampoco ven indicios de que el beta-amiloide pueda transmitirse en la vida cotidiana o durante la atención médica o social rutinaria.

Sin embargo, los científicos advierten de que sus hallazgos ponen de relieve la importancia de revisar las medidas para garantizar que no exista riesgo de transmisión accidental de beta-amiloide a través de otros procedimientos médicos o quirúrgicos que se han visto implicados en la transmisión accidental de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.

"No hay indicio alguno de que la enfermedad de Alzheimer pueda transmitirse entre individuos durante las actividades de la vida cotidiana o los cuidados médicos rutinarios. A los pacientes que hemos descrito se les administró un tratamiento médico específico y suspendido hace tiempo que consistía en inyectarles material que ahora se sabe que estaba contaminado con proteínas relacionadas con la enfermedad", subraya el autor principal de la investigación, el profesor John Collinge, director del Instituto de Enfermedades Priónicas de la UCL.

"Sin embargo, el reconocimiento de la transmisión de la patología beta-amiloide en estas raras situaciones debería llevarnos a revisar las medidas para prevenir la transmisión accidental a través de otros procedimientos médicos o quirúrgicos, con el fin de evitar que estos casos se produzcan en el futuro", remarca.

"Es importante destacar que nuestros hallazgos también sugieren que el Alzheimer y algunas otras afecciones neurológicas comparten procesos patológicos similares a los de la ECJ, y esto puede tener importantes implicaciones para la comprensión y el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer en el futuro", añade.

Por su parte, el coautor del estudio, el profesor Jonathan Schott (Instituto de Neurología Queen Square de la UCL, neurólogo y director médico de Alzheimer's Research UK) ha declarado lo siguiente: "Es importante subrayar que las circunstancias por las que creemos que estas personas desarrollaron trágicamente el Alzheimer son muy poco habituales, y reforzar que no hay riesgo de que la enfermedad pueda contagiarse entre personas o en la atención médica rutinaria", incide.

"Sin embargo, estos hallazgos aportan información potencialmente valiosa sobre los mecanismos de la enfermedad y allanan el camino para nuevas investigaciones que esperamos nos ayuden a comprender mejor las causas de la enfermedad de Alzheimer más típica, de aparición tardía", concluye.

La Dra. Gargi Banerjee (Instituto de Enfermedades Priónicas de la UCL), primera autora del estudio, afirma: "Hemos descubierto que es posible que la patología beta-amiloide se transmita y contribuya al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Esta transmisión se produjo tras el tratamiento con una forma ya obsoleta de hormona del crecimiento, e implicó tratamientos repetidos con material contaminado, a menudo durante varios años. No hay indicios de que la enfermedad de Alzheimer pueda adquirirse por contacto estrecho o durante la prestación de cuidados rutinarios".