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Nutrición
Comer un bocadillo con embutidos de vez en cuando o beber un refresco de cola con amigos parece inofensivo. Picar de una bolsa de patatas o cenar una "salchicha rápida" son gestos típicos que realiza el consumidor medio en España. Sin embargo, la ciencia acaba de demostrar que aumentan significativamente el riesgo de cáncer, diabetes y enfermedades cardíacas, incluso si los comemos de forma moderada. Y lo más preocupante es que basta con una ración al día.
De hecho, un estudio publicado hoy por el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington (Estados Unidos), en la revistaNature Medicine, ha confirmado que sobrepasar una cantidad muy pequeña de estos productos está estrechamente relacionado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la cardiopatía isquémica y el cáncer colorrectal.
Lo más alarmante es que los riesgos aparecen incluso con ingestas relativamente bajas, lo que cuestiona la idea de que consumir estos productos "de vez en cuando" es inofensivo. Hablamos de los alimentos ultraprocesados, en concreto, el estudio se centró en definir tres tipos ampliamente consumidos en España y en todo el mundo: carnes procesadas, como embutidos de bocadillo, salchichas y productos cárnicos curados o ahumados; bebidas azucaradas, incluidas gaseosas, jugos industriales y refrescos energéticos y, por último, alimentos con ácidos grasos trans, presentes en productos horneados industriales, margarinas y snacks envasados.
Lo novedoso de la investigación es que analizó datos procedentes de grandes cohortes prospectivas, estudios de casos y controles que abarcan millones de personas. Además, se aplicaron modelos de metarregresión Burden of Proof, una metodología avanzada que permite cuantificar el riesgo relativo asociado con diferentes niveles de consumo.
Entre los resultados más destacados del trabajo destacan que la carne procesada produjo hasta un 30% más de riesgo de diabetes tipo 2 con una ingesta diaria de 50 gramos. Además, causó un 15% más de riesgo de cardiopatía isquémica con la misma cantidad. También un 26% más de riesgo de cáncer colorrectal con una ingesta de 50 g diarios.
En cuanto a las bebidas azucaradas, el consumo de 250 g al día (una lata son 330 g) alcanzó un 20% más de riesgo de diabetes tipo 2. También provocó un 7% más de riesgo de cardiopatía isquémica con ese mismo nivel de consumo. Y en cuanto a las grasas trans, se relacionaron con un 11% más de riesgo de enfermedad cardíaca, cuando suponen solo el 1% de la ingesta energética diaria.
El estudio también revela que los mayores aumentos de riesgo se producen incluso con niveles bajos de consumo habitual, equivalentes a una ración o menos al día.
Los mecanismos biológicos que explican estas asociaciones están bien documentados. El estudio destaca que los alimentos procesados contienen compuestos químicos y aditivos que, según la evidencia científica anterior, están implicados en procesos inflamatorios y carcinogénicos. Por ejemplo, las carnes procesadas pueden contener N-nitrosos, hidrocarburos aromáticos policíclicos y aminas heterocíclicas, sustancias vinculadas al desarrollo de tumores.
Las grasas trans inducen inflamación sistémica y aumentan el colesterol LDL ("malo"), favoreciendo la formación de placas en las arterias. Las bebidas azucaradas son una de las principales fuentes de azúcares añadidos, que favorecen el sobrepeso, la resistencia a la insulina y el desarrollo de diabetes. Y las carnes procesadas no solo contienen grasas saturadas, sino también sustancias químicas potencialmente carcinógenas por el proceso de curado, ahumado o preservación industrial.
En general, los efectos de estas dietas poco saludables son globales. Según estimaciones citadas por los autores del estudio, las dietas ricas en carne procesada causaron cerca de 300.000 muertes en todo el mundo en 2021. Además, las bebidas azucaradas y grasas trans fueron responsables de millones de años de vida ajustados por discapacidad. Por eso, organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han promovido prohibiciones sobre las grasas trans industriales, impuestos a las bebidas azucaradas en varios países y un etiquetado nutricional claro para advertir sobre productos con ingredientes dañinos.
Los autores concluyen que incluso consumos moderados de estos productos suponen riesgos cuantificables para la salud y respaldan las recomendaciones actuales de la OMS que promueven la reducción de su ingesta. "Estas estimaciones conservadoras respaldan las recomendaciones de salud pública existentes que instan a reducir el consumo de carne procesada, bebidas azucaradas y grasas trans industriales", afirman los investigadores. "Dada la carga mundial que suponen la diabetes, las enfermedades cardíacas y el cáncer colorrectal, estos hallazgos refuerzan las iniciativas de la OMS".
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