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Salud
El tabaquismo sigue siendo una de las principales causas de muerte en nuestro país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020, el 24,3 por ciento de las defunciones se debieron a enfermedades del sistema circulatorio y el 22,8 por ciento a tumores, creyéndose que, en muchas de ellas, el tabaquismo puede ser el factor de riesgo fundamental: Los datos globales son alarmantes: 5,8 millones de mujeres fuman a diario y en el caso de los hombres, la cifra se eleva hasta los 7,9 millones. Por edades, la de 25 a 44 años es la franja de edad donde más fumadores hay.
Las campañas agresivas del Ministerio de Sanidad lograron reducir el número de personas enganchadas a la nicotina, pero la aparición de las nuevas formas de consumo la reavivado el problema. El "vapeo" llegó al mercado como una forma "sana" de quitarse el mono del tabaco, porque según promocionaban sólo se trataba de vapor de agua.
Sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a surgir los efectos secundarios, respaldados por algunos estudios médicos. Una de ellas es la EVALI (lesión pulmonar asociada al cigarrillo electrónico), que se está dando sobre todo entre la población más joven. Los vapeadores han sido la puerta de entrada de los adolescentes al tabaquismo hasta tal punto que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) ya consideran la EVALI como una epidemia.
En España, la situación no es distinta a la de otros países. Según datos de encuesta Estudes 2018-2019, casi la mitad de los estudiantes de 14 a 18 años ha probado cigarrillos electrónicos (48,4%) porque no lo asocian a ningún peligro. Según el Informe sobre los cigarrillos electrónicos realizado por el Ministerio de Sanidad, estos dispositivos publicitados como inocuos suponen un riesgo para la salud vinculado tanto en cuanto al uso como a la exposición al aerosol que emiten. Según el informe, el consumo a corto plazo provoca “efectos fisiológicos adversos en las vías respiratorias similares a aquellos asociados al humo del tabaco”, además de otros riesgos asociados a las sustancias cancerígenas que se han encontrado en los líquidos y el aerosol de estos cigarrillos electrónicos.
Además, uno de los principales problemas de los padres es que no pueden saber si su hijo utiliza estos vapeadores. Al no desprender olor, o ser muy débil, es fácil de ocultar y no se pega a la ropa ni a las manos, por lo que quedan a expensas de que si lo están usando tengan algún descuido y la verdad quede al descubierto.
A pesar de ello, la mayoría de los padres creen que si sus hijos utilizaran estos cigarrillos electrónicos lo sabrían. Un estudio de la Universidad de Michigan preguntó a 1.325 padres con niños de 11 a 18 años y el 67 por ciento afirmaron que si su hijos vapearan lo sabrían. Sin embargo, los autores del estudio afirmaron que a pesar del resultado, la mayoría de los encuestados no podría detectarlo.
La codirectora de la encuesta, Sarah Clark, afirmó que vapear puede ser peligroso para los adolescentes porque tienen nicotina y eso puede crear adicción y es perjudicial para la salud.
El informe reveló cuatro síntomas que podrían ayudar a los padres:
Los cigarrillos electrónicos o vapeadores calientan un líquido hasta que este se convierte en el vapor que es el que se acaba inhalando. El líquido puede contener nicotina o aceite o destilado de marihuana. Los cigarrillos electrónicos pueden venir cargados o rellenarse con cartuchos. Los precargados, después de una cierta cantidad de inhalaciones, se desechan.
Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, los cigarrillos electrónicos siguen siendo relativamente nuevos, y se necesita más investigación durante un período de tiempo más prolongado para saber cuáles pueden ser los efectos a largo plazo. Los puntos más importantes que hay que saber es que aún se desconoce a largo plazo los efectos que el uso de cigarrillos electrónicos tiene sobre la salud, y que todos los productos del tabaco, incluyendo los cigarrillos electrónicos, pueden poner en riesgo la salud de las personas.
Los científicos todavía están estudiando las consecuencias del uso de los cigarrillos electrónicos en la la salud cuando se utilizan durante un periodo largo de tiempo. Es importante saber que el aerosol -“vapor”- del cigarrillo electrónico contiene algunos químicos causantes de cáncer, aunque en cantidades significativamente más bajas que en el humo del cigarrillo.
Se han producido informes de cigarrillos electrónicos que han explotado y causado lesiones graves. Por lo general, las explosiones son causadas por baterías defectuosas o porque las baterías no se manejan como deberían.
Aunque los cigarrillos electrónicos no emiten humo como el tabaco, estos exponen a la gente a las emisiones del aerosol (fumadores pasivos) que puede contener sustancias nocivas.
Actualmente, el uso de los cigarrillos electrónicos para ayudar a dejar de fumar no están aprobados porque no hay suficiente investigación o evidencia al respecto. En cambio, sí está probada la efectividad del uso de medicación, especialmente cuando se acompaña del asesoramiento de un profesional de la salud y de apoyo emocional.
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