Entrevista

Montse Almirall: «Mentir a nuestros hijos cuando hay un cáncer en casa es un grave error»

Entrevista a Montse Almirall, paciente de cáncer de mama metastásico y autora del cuento «Cristina y mamá»

Montse Almiall
Montse AlmiallMIQUEL GONZÁLEZ / SHOOTINGMIQUEL GONZÁLEZ / SHOOTING

Con apenas 40 años y tres niños pequeños, la vida de Montse Almirall se desmoronó cuando en su vocabulario entraron las palabras cáncer de mama metastásico. Ahora, seis años después del shock y con la convicción de que la enfermedad le ha regalado muchas cosas buenas, acaba de presentar el cuento «Cristina y Mamá», una obra basada en su historia real. Realizado con Diana Orero y la ilustradora Sandra Aguilar, el cuento benéfico va a favor de la Fundación Contigo contra el Cáncer de la Mujer y cuenta con la colaboración de AstraZeneca y la coordinación del Observatorio de la Salud.

¿Cómo surgió la idea de este cuento?

Sólo el 7% de las mujeres que tiene un cáncer de mama parte desde el inicio con metástasis y yo entraba en este porcentaje. Eso significa que no hay cura. El shock fue tremendo y muy difícil de asimilar. Durante dos meses me quedé muda y fui incapaz de pronunciar la palabra cáncer. Por aquel entonces mis hijos tenían 6, 9 y 11 años, pero no sabía cómo contarles qué pasaba y no encontré nada publicado. No hay cuentos infantiles sobre cáncer para niños, y creo que es algo necesario. Ahora he cumplido ese sueño con el que confío ayudar a muchas personas que se enfrenten a este duro trance.

¿Le gustaría que el cuento llegue a todos los colegios y a las bibliotecas públicas?

Me haría muy feliz y sería un gran orgullo, pero sobre todo es que creo que sería necesario para que las familias no se sientan tan perdidas como me pasó a mí.

¿Lo más difícil de enfrentarse a un cáncer es hacerlo con niños pequeños?

Siempre es complicado, pero en esa etapa de tu vida en la que estás cuidando a tus hijos lo que menos te esperas es algo así. Con el tiempo te das cuenta de que esto te ayuda a madurar e incluso a educar a los niños con valores muy positivos de solidaridad, de valorar lo que tienen, de disfrutar de los pequeños placeres como estar sentados en familia una tarde de domingo...

¿Se puede tener una infancia feliz cuando mamá tiene una enfermedad sin cura?

Sí, por supuesto que sí. Mi enfermedad ya no es el centro de todo porque hemos aprendido a vivir con ello. El punto de inflexión fue cuando mi oncólogo, Javier Cortés, me pidió que acudiera a la consulta con mis hijos. Conocer lo que mamá hacía en el hospital, hacerles partícipes de la enfermedad y cumplir las misiones que el doctor les había encargado, hizo todo más sencillo.

¿Mentir a los niños es un error?

Sin duda, creo que es un grave error, porque el hogar es tu sitio de confort y mantener esa mentira resultaría inviable. Pero además es que quebraría la confianza sobre la que debe basarse el amor incondicional de la familia y que debe trabajarse desde pequeños. Yo no quiero que ellos me mientan, así que tampoco en la otra dirección.

El subtítulo del cuento dice que «todavía» es la palabra talismán. ¿Qué significa para usted?

La palabra todavía es esperanza, es confiar en que se va a conseguir curar esta enfermedad, porque si yo estoy cronificada gracias a la investigación, ¿por qué no se va a poder curar más pronto que tarde?

La ciencia ha sido su salvación y ahora la impulsa desde su Fundación, ¿qué echa en falta?

Es mi forma de ayudar a la sociedad y devolver el regalo de vida que a mí me han hecho gracias a la investigación, que me permite tener una vida plena a pesar de todo. Pero es muy injusto que esa innovación no llegue a los pacientes que lo necesitan por cuestiones burocráticas o económicas. Eso nos genera mucha frustración e impotencia. Y también echo en falta el apoyo a los pacientes más allá del tumor, porque necesitamos cuidados que son muy costosos, como el de la piel, del pelo, la alimentación, ayuda emocional... y esto es de por vida...