Alimentación

¿Por qué nos atraen los alimentos altos en grasas y azúcares?

Si los consumimos habitualmente, nuestro cerebro, de modo subconsciente, aprende a preferir los alimentos gratificantes, según demuestra un estudio.

Llevar una dieta de alimentos ultraprocesados nos hace comer más
El consumo regular de alimentos ultraprocesados nos mantiene en el "bucle" de desear seguir comiendo así larazon

Una palmera de chocolate, un trozo de tarta, unas galletas, unas patatas fritas, lasaña… Estos productos tienen dos cosas en común. La primera, que poseen un contenido elevado de grasas y azúcares y, la segunda, que, en algunas ocasiones nos sentimos irremediablemente atraídos por ellos- aún a sabiendas de que no aportan ningún nutriente y que son perjudiciales para nuestra salud.

Los "odiados" procesados y ultra procesados se han convertido en el "enemigo público número 1" en la mayoría de los países occidentales, principalmente a causa de los problemas asociados a la obesidad, una enfermedad que cada vez es más grave y costosa y que presenta un alto índice de comorbilidades (desarrollar diabetes, presión arterial alta, problemas cardíacos y muchas otras afecciones). Por ello, resulta esencial conocer los mecanismos que regulan la atracción por estos alimentos para poder implementar medidas que mitiguen esa necesidad.

Al respecto, investigadores del Instituto Max Planck de Investigación del Metabolismo de Colonia (Alemania), en colaboración con la Universidad de Yale (Estados Unidos), han demostrado que los alimentos con alto contenido en grasa y azúcar alteran el cerebro y, si se consumen regularmente, aunque sea en pequeñas cantidades, el cerebro aprende a consumir precisamente esos alimentos en el futuro.

"Nuestra tendencia a comer alimentos ricos en grasas y azúcares, la llamada dieta occidental, podría ser innata o desarrollarse como consecuencia del sobrepeso. Pero creemos que el cerebro aprende esta preferencia", explica Sharmili Edwin Thanarajah, autora principal del estudio, publicado en la revista Cell Metabolism.

Para probar esta hipótesis, los investigadores dieron a un grupo de voluntarios un pudin que contenía mucha grasa y azúcar al día durante ocho semanas, además de su dieta normal. El otro grupo recibió un pudin que contenía el mismo número de calorías, pero menos grasa. Se midió la actividad cerebral de los voluntarios antes y durante las ocho semanas.

La respuesta del cerebro a los alimentos con alto contenido en grasas y azúcares aumentó considerablemente en el grupo que comió el pudin con alto contenido en grasas y azúcares después de ocho semanas. Esto activó especialmente el sistema dopaminérgico, la región del cerebro responsable de la motivación y la recompensa. El escaneo de la actividad cerebral mostró áreas responsables de la recompensa vinculadas con áreas que impulsan el comportamiento automático y repetitivo.

"Nuestras mediciones de la actividad cerebral mostraron que el cerebro se reconfigura a sí mismo mediante el consumo de ultraprocesados. Subconscientemente, aprende a preferir los alimentos gratificantes. A través de estos cambios en el cerebro, inconscientemente siempre preferiremos los alimentos que contienen mucha grasa y azúcar", explica Marc Tittgemeyer, que director del trabajo.

Durante el periodo de estudio, los que consumieron el pudin con más grasa y azúcar no ganaron más peso que los del grupo de control, y sus valores sanguíneos, como el azúcar o el colesterol, tampoco variaron.

Sin embargo, los investigadores suponen que la preferencia por los alimentos azucarados continuará una vez finalizado el estudio. "Se crean nuevas conexiones en el cerebro, y no se disuelven tan rápidamente. Al fin y al cabo, el objetivo del aprendizaje es que, una vez aprendido algo, no se olvide tan rápidamente", añade Tittgemeyer