Opinión

Los visados, la otra barrera para el acceso a los fármacos

El retraso en el acceso a algunos medicamentos se mantiene como uno de los grandes problemas de la Sanidad española

Fachada de la sede del Ministerio de Sanidad en Madrid
Fachada de la sede del Ministerio de Sanidad en MadridEnrique CidonchaLa Razón

Aunque el Centro de Investigaciones Sociológicas no se detiene en el tema, el retraso en el acceso a algunos medicamentos se mantiene como uno de los grandes problemas de la Sanidad española. Los últimos datos, ya conocidos, revelan que la llegada a España de los más innovadores se produce con más de 600 días de retraso desde que el regulador europeo les da el visto bueno, un plazo al que hay que añadir luego el que imponen unilateralmente las comunidades o sus hospitales, lo que impide que los enfermos puedan beneficiarse con prontitud de sus ventajas, dilapidándose un tiempo clave en algunas patologías graves.

En este escenario de retrasos injustificables producidos por motivos economicistas hay que enmarcar también el problema de los visados de inspección. Concebidos inicialmente como herramientas para evitar un consumo inadecuado en algunas enfermedades complejas, su uso se ha ido pervirtiendo con el paso del tiempo, para devenir en meros instrumentos de ahorro farmacéutico para las arcas públicas.

La burocracia que llevan inherentes ha provocado numerosos problemas a enfermos psiquiátricos en los que la continuidad de los tratamientos resulta esencial para la mejoría, y lo está suponiendo también para otros pacientes necesitados de terapias novedosas y altamente efectivas. Sucede, por ejemplo, con los anticoagulantes orales de acción directa, conocidos como Acods, y con los medicamentos de triple terapia para el asma. También sucede con productos que llevan años en el mercado y a los que se les impuso precisamente como condición para su financiación. Afortunadamente, parece que el Ministerio de Sanidad está tomando cartas en el asunto y es probable que pronto haya novedades al respecto.