Precauciones

¿Cómo influye el frío en nuestra salud y cómo debemos protegernos?

Un hombre entre la nieve en Pozuelo de Alarcón
Un hombre entre la nieve en Pozuelo de AlarcónRicardo RubioEuropa Press

La tormenta Filomena nos ha traído la mayor nevada en España de los últimos 50 años, con todas las consecuencias que hemos vivido durante este largo fin de semana. Pero tras la nevada, siempre viene el frío y las heladas, que son especialmente peligrosos para nuestra salud. Nuestro organismo es tan perfecto que también tiene recursos para luchar contra el frío extremo: el hecho de que seamos “animales homeotermos”, hace que gracias a nuestro “termostato central”, mantengamos siempre una temperatura constante pero para conseguirlo, cuando la temperatura baja, se produce de inmediato una “vasoconstricción periférica” para asegurar la función de nuestros órganos vitales, el cerebro, el corazón, los pulmones, el hígado, el sistema digestivo y los riñones. Así, se produce una disminución franca de la temperatura en todas las partes distales de nuestro organismo: los pies, las orejas, los ojos, la nariz, la boca y las manos fundamentalmente. Precisamente para evitar las posibles hipotermias de estas zonas es fundamental tener en cuenta la “sensación térmica”, más que la temperatura ambiente de la que nos avisan las secciones del tiempo en los medios de comunicación. La piel, que es el órgano más extenso de nuestro organismo, con más de 2 metros cuadrados de superficie, cuenta con una delgada capa de unos milímetros, que se denomina “capa de abrigo” o “capa límite”, que es la que nos sirve de aislante y protección frente a la temperatura externa. El aire, la velocidad del viento y la humedad, hacen que esta capa límite adelgace y que nuestra sensación térmica sea inferior a la temperatura ambiente, unos 3-4 grados menos, por lo que deberemos abrigarnos más para estar preparados: gorro, orejeras, gafas protectoras como las de sol, bufanda que tape tanto la boa como la nariz, guantes y calcetines con el calzado adecuados en cada caso.

Es fundamental que nos quedemos en casa y que no salgamos a la calle si no es verdaderamente imprescindible; pero si al final salimos lo hemos de hacer bien abrigados y lo más aconsejable es hacerlo en “capas de cebolla”, es decir, con varias prendas de vestir por debajo del abrigo, que es el que

evita que el frio entre en nuestro cuerpo, mientras que el resto de las capas nos sirven para evitar que perdamos nuestro calor interno. Y siempre con el calzado adecuado y un bastón o un paraguas, no para protegernos de la lluvia o la nieve, sino para que nos sirva de punto de apoyo y así evitar las tan frecuentes caídas y fracturas de cadera, que se producen al resbalar ante las muchas placas de hielo que nos encontraremos durante estos días.

Si no tenemos mas remedio que viajar en coche, siempre protegidos: cadenas o ruedas de invierno, ropa de abrigo de ayuda como mantas, el teléfono móvil cargado y el cargador o batería externa de ayuda, comida y bebida y siempre con las dosis necesarias y “extras” de los medicamentos que tengamos que tomar, por si de nuevo acabamos atrapados por la nieve o por el hielo. Y, por supuesto, asegurándonos de que el depósito de combustible está lleno, pero sin bidones de gasolina extra en el maletero.

Y si nos quedamos en casa, que es lo más recomendable, tanto por el frío como para ayudar a disminuir la curva de contagios del Coronavirus, hemos de mantener una temperatura de 20-22 grados y con el ambiente húmedo necesario, bien con un humidificador o colocando un vaso de agua sobre cada radiador, que se irá evaporando poco a poco. Buena alimentación rica en hidratos de carbono y proteínas, y bebidas calientes a base de caldos, purés e infusiones. Es aconsejable revisa el calentador de gas, que siempre debe tener la llama de color azulado y si no es así, deberemos avisar al servicio técnico para su revisión, que siempre debe ser anual; también mucho cuidado con las chimeneas, las estufas de gas butano y los infernillos eléctricos, que pueden ser la causa de una intoxicación por monóxido de carbono o de un incendio.

Y recordemos siempre, que el alcohol, que a veces se consume para combatir el frio, es un mal compañero de viaje, porque aumenta el riesgo de sufrir una hipotermia que puede ser el desencadenante de la muerte, como ya ha sucedido durante estos días