Entrevista

Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología: «Los genes pueden proteger a una persona para no contraer la Covid»

La RAZÓN habla sobre la pandemia con uno de los principales expertos de nuestro país en inmunología clínica

El doctor López Hoyos es jefe del servicio de Inmunología en el Hospital Marqués de Valdecilla, de Santander
El doctor López Hoyos es jefe del servicio de Inmunología en el Hospital Marqués de Valdecilla, de SantanderNacho CuberoLa Razón

A pesar de sus numerosos compromisos como presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) y como jefe del servicio de la especialidad en el Hospital Marqués de Valdecilla, de Santander, el doctor Marcos López Hoyos considera que la educación sanitaria es parte de su actividad como médico.

-¿Cómo se explica que haya tantas sociedades científicas de inmunología?

-Lo cierto es que la inmunología clínica es una especialidad de la biomedicina, implicada en la defensa del cuerpo ante el ingreso de organismos extraños, que tiene vinculación con otras muchas disciplinas médicas. Es relativamente joven, como la genética.

-Las predicciones sugieren que estas dos jóvenes especialidades son las que van a revolucionar toda la investigación biomédica.

-En efecto, y somos plenamente conscientes de ello y las inversiones van por ahí. Los inmunólogos clínicos, que estamos con la enfermedad y con los pacientes, no podemos jamás prescindir de todos los tipos de investigación que aporten avances para el enfermo.

-¿Qué responsabilidad tiene el sistema inmune cuando, ante la misma exposición a la Covid-19, unas personas la contraen y otras no?

-Existen múltiples factores y tendríamos que contar con la susceptibilidad genética del hospedador, que significa que si está protegido por sus genes no contraería la infección. Luego estaría la llamada epigenética, que sería la interacción de los genes con el medio ambiente.

-¿Y hasta qué punto una buena nutrición influye en un sistema inmune más reforzado?

-Una correcta alimentación es la base para tener un sistema inmunitario fuerte y protector frente a los agentes externos que nos ataquen. Una nutrición sana y equilibrada va a favorecer una respuesta correcta.

-¿Podemos olvidar en qué medida influye negativamente el estrés emocional?

-No, de ningún modo. El eje hipotálamo-hipófisis-glándulas suprarrenales se activa por diferentes causas, liberando una cascada de hormonas y neurotransmisores, que influyen de forma positiva o negativa en función de la situación emocional de la persona. Y, si ésta se encuentra muy agobiada y sobresaturada, ese eje libera, como decíamos, hormonas y neurotransmisores con acción depresiva, lo que repercute en una vulnerabilidad del sistema inmune.

-Si retornamos a la pandemia de la Covid-19, ¿piensa que por medio de la vacuna podremos volver pronto a la nueva normalidad?

-De ningún modo podemos pensar eso en esta primera fase. Primero, porque ya hemos visto que la cadena de distribución de vacunas se ha interrumpido, que en gran medida garantizaría la protección de la comunidad, que creemos que se alcanzaría con el 70% de la población vacunada. Es una evidencia científica que la vacunación masiva constituye la primera medida para salir de esta pandemia.

-Entonces, ¿cuáles serían las medidas más eficaces y seguras, de acuerdo con sus conocimientos?

-Nuestra idea es que la solución es la vacuna, siguiendo seriamente todos sus protocolos. Y el propósito es alcanzar la inmunidad de grupo y, al haber una gran población vacunada, ejercería un efecto protector sobre la todavía no inmunizada.

-¿Pero podríamos temer que el virus, sin la vacunación, no se iría? Algunos virólogos opinan que se puede pensar en lo que ellos llaman un «tiempo de saturación del virus», por el que el la Covid-19 desaparecía espontáneamente.

-Realmente, no lo sabemos, pero no podemos confirmarlo ni descartarlo. Aquí debemos que hacer un ejercicio de humildad y darle tiempo al tiempo.

-¿Cómo se puede valorar la inversión en investigación biomédica?

-Es cierto que parece que a corto plazo el dinero en investigación se malgasta. Se ve que la falta de inversión solo se constata a largo plazo y en situaciones de crisis. Pienso que ha habido demasiadas decisiones políticas y ha faltado un consenso con la ciencia, con los médicos, que en este caso se supone que somos los principales conocedores de la situación.

-¿Con la evolución de la infección los inmunólogos tienen las cosas más claras sobre el comportamiento de la Covid-19 y la reacción del sistema inmune?

-Observamos que cuando el paciente se encuentra con la infección activa se produce una reacción activa de ciertas células. Solo si falla esa respuesta se activan otras de generación de anticuerpos. Pero esto llega a suceder con positivos asintomáticos, que no expresan síntomas. Puede tratarse de que poseen una memoria natural capaz de eliminar de inmediato la Covid-19.

-Entonces, ¿concluye que el sistema inmune reacciona de modo distinto en función de cada persona?

-Muy a menudo se necesita la perspectiva del tiempo para valorar los hechos. No olvidemos que el organismo humano, cuyo funcionamiento es perfecto cuando va bien, si se ve alterado es lo más opuesto a una ciencia exacta.

-Pero con las enfermedades autoinmunes y el trasplante de órganos, algo que, desde un punto de vista conceptual, podría considerarse un fallo del sistema inmune.

-En el caso de las enfermedades autoinmunes, el sistema inmune crea una reacción contra los propios tejidos del organismo y genera varias patologías. El lupus eritematoso sistémico es para nosotros el paradigma de estudio.

-¿Y cómo puede explicarse el fenómeno de los trasplantes, que obligan a llevar de por vida al paciente un tratamiento inmunosupresor ?

-Por suerte, en este campo es en el que más se ha avanzado con la inmunosupresión para «engañar» al sistema inmune a que no rechace un órgano. La supervivencia cada vez es mayor a medida que pasan los años del injerto gracias a estos progresos.

-¿Y el papel de este sistema en el cáncer?

-Hasta lo que conocemos es así, ya que una persona con depresión inmune presenta notablemente más reducidos, y sobre todo con peor función, los linfocitos T y las células NK, que son las principales poblaciones celulares involucradas en la respuesta de defensa. Por lo mismo, es evidente entender que su fallo de vigilancia convierte al organismo en mucho más vulnerable.