Estado de alarma

Huida hacia adelante

La autovía de la costa, que une Madrid con Valencia, espera paciente que el fin de las restricciones le devuelva la vida perdida

Señores, esto se acaba. Apetece salir con una banderola gigante con ese lema escrito. A falta de menos de 24 horas de que se acabe el segundo estado de alarma, decretado el pasado 9 de noviembre, no hay pruebas de que estemos ante el fin de una etapa y el comienzo de otra. Al menos en una de las principales vías que, hasta que llegó la pandemia, era testigo del éxodo semanal de miles de madrileños a la costa de Levante, la A3. Aunque, en algunos lugares, se espera y se desea, especialmente en las áreas de servicio, restaurantes y negocios que, hasta hace un año, vivían la prosperidad «a orillas» de esta autovía, como si se tratara del antiguo río Tigris.

Teodoro García es el dueño de un taller en Horrubia (Cuenca) que lleva su nombre, una empresa familiar que lleva con su mujer y su hijo. El taller está lleno de coches, pero no es ni la sombra de lo que era. «Estos encierros que llevamos nos han hecho perder entre el 70 y el 80% del flujo de trabajo que teníamos. Ni siquiera en verano notamos la diferencia». Y, ¿tiene esperanza en este verano? le preguntamos. “La esperanza es lo último que se pierde, pero la verdad es que el problema no creo que se acabe con el fin del estado de alarma, porque es de base: la gente está arruinada, no tiene dinero. ¿A dónde van a viajar?”. Más razón que un santo. “Los restaurantes de esta zona siempre han sido muy famosos por la buena calidad de la comida, pero hace meses que no viene nadie. Ni la gente de la zona”, añade. Damos fe. La estampa no es muy halagüeña. Solo falta una bola de heno rodando de un lado a otro de la carretera.

Quizá este sea el último fin de semana de un largo letargo pandémico, y solo haga falta un poco más de tiempo, y paciencia, para que las cosas vayan tomando un cariz de normalidad. O quizá no, y aún no estemos preparados para abrazar la libertad. Como en esas películas donde el protagonista sale de la cárcel, después de años de encierro, pero no sabe a dónde ir, ni por dónde empezar.

Porque, aunque hoy a las 00:00 horas termine el estado de alarma, la vida no nos va a cambiar de repente. Eso nos cuentan Isa, Adela y Julián, en el aparcamiento desierto de Área 175, una de las más famosas de la autovía de Levante. Viajan de Valencia a Ávila, para que sus hijas adolescentes participen en un certamen de música «Llevamos autorización ¿eh?», nos aseguran. No tenemos aspecto de policías, pero tanto su presencia como la nuestra desentona en la desértica estepa manchega. “Entonces ¿se acaba el sábado a las 12 de la noche? ¿Habrá que celebrarlo no?”, se dicen ambas mujeres, mostrando cierta ironía.

“La verdad es que me alegro de que se acabe, pero no creo que nuestra vida cambie en absoluto”, nos dice Isa. “No salimos, no vamos ni a bares ni a restaurantes. Yo digo que solo quiero que me dejen irme a Sanabria, mi pueblo, en verano, con eso me basta”. “¡Y las fallas!”, le recuerda su amiga, “¡que nos dejen hacer las Fallas!”. Y es que después de dos años sin poder celebrar las popular fiesta en la tradicional fecha de marzo, parece que finalmente se llevarán a cabo en Valencia a partir de la segunda parte del 2021. Aún no se han fijado fechas, pero la consejería de Cultura de esta comunidad autónoma notifica que está poniendo todos sus esfuerzos para que sea viable y ha solicitado que se refuerce la campaña de vacunación en la región con más personal para acelerar el proceso.

La región también está de enhorabuena por sus excelentes cifras en la contención de la pandemia. Llevan una semana por debajo de los 50 casos por cada 100.000 habitantes (la más baja de España) y, durante los últimos siete días, no han registrado ningún fallecimiento por covid.

Espejismo o realidad

La Comunitat se está librando, con mucho tino, de la cuarta ola que ha afectado con fuerza a casi todas las regiones de España. Aunque la campaña de vacunación no alcanza el ritmo esperado por ahora, se puede decir que el fin del estado de alarma llega en un buen momento para la región, cuando el buen tiempo empieza asomar la cabeza y apremian las ganas de playa.

“Los hoteleros lo necesitamos, sin esta apertura no sobrevivimos”, nos cuenta por teléfono Enrique Cordón, propietario de dos campings con spa y bungalows, uno en la costa, Spa Natura Resort Peñiscola, y el otro de montaña, L’Espelt, que se encuentra en el parque natural del Cadí-Moixeró, en la sierra de Barcelona. “Este año ha sido horrible en la costa, nosotros hemos estado prácticamente un año cerrados y con toda la plantilla en ERTE. Confiamos que en julio y agosto empiece a remontar. Con el fin del estado de alarma esperamos que empiecen a reservar nuestros clientes de Madrid y País Vasco”. Van teniendo reservas, pero muy poco a poco, nos dice. “La idea es tener tres meses buenos, y estar al menos al 80%, pero con este virus nunca se sabe, de un momento a otro te puede cambiar todo, y estás otra vez parado”.

La playa de la Malvarrosa ofrece una imagen que anuncia el inicio del verano. Las terrazas están a medio gas, pero los dueños de los restaurantes y chiringuitos confían en que todo se anime a partir del fin de semana que viene.

Nuevas medidas

La Generalitat Valenciana aprobará hoy las nuevas restricciones que entrarán en vigor mañana para frenar el coronavirus. El Gobierno valenciano validará la prórroga del toque de queda, y se convierte en una de las cuatro comunidades españolas que previsiblemente lo mantendrán, cuyo horario pasa a ser desde las doce de la noche hasta las seis de la mañana.

El Ejecutivo presidido por Ximo Puig fijará asimismo en un máximo de diez personas el número máximo de participiantes en reuniones sociales tanto el ámbito privado como el público. Además, se establecerá un aforo del 75 por ciento en los lugares de culto. Todas estas medidas, que afectan a derechos fundamentales, cuentan con el visto bueno del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana que, con el aval del informe de la Fiscalía, ha aceptado las restricciones que plantea la Generalitat.

En lo que se refiere a la hostelería y el comercio, la Generalitat revisará los horarios y los aforos de los establecimientos, con idea de ampliar el horario de cierre hasta las 23:00 horas. Los establecimientos comerciales, tienen permitido abrir hasta las diez de la noche, con un aforo del 75% en los locales.

La nueva realidad trae un horizonte de incertidumbre para todos estos negocios, que confían en que la mejor evolución de la epidemia les devuelva por fin a los añorados clientes que durante tantos meses no han llamado a su puerta. Tiempo al tiempo.