Fin del estado de alarma

Estampida tras el toque de queda

La Policía desalojó a 6.500 personas en Barcelona, hizo 450 intervenciones en Madrid y detuvo a 16 personas en Palma. Las comunidades batallan ante los tribunales seguir con las restricciones, aunque no las están apoyando

Varias personas bailan sin mascarilla en una playa de Barcelona en la madrugada del domingo
Varias personas bailan sin mascarilla en una playa de Barcelona en la madrugada del domingoNACHO DOCEREUTERS

La noche del sábado, poco antes de que venciera el estado de alarma, las fiestas particulares en los pisos de los barrios de las principales ciudades españolas hacían presagiar lo que iba a suceder al caer la medianoche. El fin del toque de queda provocó que miles de personas se lanzaran a las calles (sobre todo en Madrid y Barcelona) en medio de gritos y canciones, bebiendo, bailando, y donde hubo muchos besos y abrazos pero pocas mascarillas.

La falta de una propuesta de medidas conjuntas por parte del Gobierno (que considera que las que hay son suficientes, según ha reiterado la ministra de Sanidad, Carolina Darias) ante el fin del estado de alarma ha dejado solas a las autonomías para evitar este tipo de incidentes, que han tenido que buscar por sí mismas instrumentos para intentar mantener la pandemia bajo control. Varias confiaban en poder mantener las restricciones a la movilidad nocturna (como Canarias o País Vasco), pero los tribunales superiores de Justicia han tirado por tierra una de las herramientas más valiosas de las que disponían.

Hoy domingo, la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias rechazó el mantenimiento del toque de queda en el archipiélago y el cierre perimetral con la limitación de entrada y salida de personas en las islas en niveles 3 o 4 de alerta por coronavirus. El Gobierno de Canarias ha anunciado ya que interpondrá recurso de casación ante el Tribunal Supremo (TS) ante esta resolución. De esta manera, solo tres comunidades: Navarra (que espera la autorización judicial), Baleares y Comunidad Valenciana tienen ahora mismo esta medida.

Ante este escenario, muchos ciudadanos (la mayoría jóvenes, aunque también los había más «maduritos» celebraron el fin del estado de alarma en las calles como si de una Nochevieja cualquiera se tratase, porque «había muchas ganas de salir», según coincidían en señalar, y donde la fiesta hizo olvidarse del virus y de todo lo vivido estos meses atrás.

Barcelona

Con petardos y gritos de «libertad» se celebró en la Ciudad Condal el fin del estado de alarma y el inicio del «estado de armarla», como se ha denominado en redes sociales al nuevo escenario en plena pandemia. El paseo del Born, las plazas de los Ángeles o la de Gracia acogieron a miles de jóvenes que querían festejar «la noche», y donde abundaron el alcohol, los gritos, la música alta y brillaron por su ausencia las mascarillas y la falta de espacio de seguridad .

Algunas de las frases que se escuchaban entre los presentes puede dar una idea de qué atmósfera se respiraba en este momento: «¡Se acabó la covid!, «¡Voy a llorar, no me lo puedo creer!», «Libertad, libertad» o «Hacía tiempo que no paseaba por aquí», fueron algunas de ellas.

En el Arco del Triunfo se pudo ver lo más parecido a una discoteca en muchos meses: medio millar de personas bailaron agolpadas en el paseo Lluis Companys, situado irónicamente frente al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Asimismo, hubo multitud de fiestas en domicilios particulares, pese a que en Cataluña se mantiene la limitación de seis personas en encuentros sociales, tanto en interiores como exteriores.

La Guardia Urbana desplegó 260 agentes, un 30% más de lo habitual, en un dispositivo coordinado con los Mossos d´Esquadra, y que acabó con 6.500 personas desalojadas en 31 espacios distintos de la ciudad. El director de los Mossos d´Esquadra, Pere Ferrer, lamentó que una «minoría insolidaria» decidiera hacer «un acto de irresponsabilidad mayúsculo», al tiempo que pidió responsabilidad individual, «porque el riesgo no es ser multado, es contagiarse». «Las personas que están al pie del cañón, los sanitarios y los equipos de emergencia, los que han sufrido víctimas en su familia o los ingresados en los hospitales no se merecen estas imágenes», declaró.

Madrid

En la capital de España hubo más de 450 intervenciones de la Policía Municipal, ya que miles de jóvenes consumiendo alcohol se concentraron en plazas como la de Chueca, la del Dos de Mayo o la de Malasaña, y en las que se gritaban consignas como «¡Alcohol, hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual!», «puto toque de queda» o «libertad».

Miguel, de 21 años, mostraba su satisfacción por la nueva situación: «Se echaba de menos no tener hora para llegar a casa». Abraham y José aseguraban que «si esto ha sido el primer día, esto va a ir a mucho más». Ante la dimensión de los acontecimientos, que el alcalde, José Luis Martínez Almeida, calificó de «lamentables», la Puerta del Sol tuvo que ser desalojada.

Salamanca

La Plaza Mayor de la ciudad salmantina reunió a más de 4.000 jóvenes en el inicio del fin del estado de alarma, en la celebración de su «Nochevieja universitaria, la que no se pudo realizar en diciembre se ha hecho esta noche», señaló Guillermo Martínez, estudiante de Enfermería, al tratar de explicar lo sucedido. Javier Benito, de 20 años, estaba «feliz» por lo que veía y porque «por fin se puede salir a la calle en una ciudad hecha para la noche y para los estudiantes».

La noche se saldó con 19 denuncias por el mal uso de la mascarilla, seis por ruido en viviendas y tres por no cumplir el toque de queda antes de las doce.

Palma de Mallorca

Con el toque de queda vigente a las 23:00 horas, unas 200 personas se concentraron en la Plaza de España de Palma para protestar contra el Govern, las medidas restrictivas de la covid-19, las mascarillas y el cierre de la hostelería. Conminados a disolverse en varias ocasiones, los concentrados ignoraron las órdenes y arrojaron objetos a los agentes. Hubo 16 detenidos.

Sevilla

A pesar de la gran afluencia de gente en las calles y espacios públicos no se registraron incidentes en las capitales andaluzas, excepto en Sevilla, donde la noche se saldó con un local cerrado por trabajar fuera de horario, hubo botellones y un policía local herido tras una reyerta. Pasadas las dos de la madrugada, hora límite del cierre de las discotecas, la Policía tuvo que supervisar el cierre de algunos locales.

San Sebastián

Centenares de personas acudieron a la Parte Vieja de la ciudad vasca para celebrar «una noche histórica», porque «estar más allá de las diez en la calle ya es una novedad», según comentaba Javier, un joven de 16 años. Las fuerzas de seguridad, que aumentaron sus efectivos, se vieron obligadas a intervenir para evitar botellones y aglomeraciones.