Contenido patrocinado

Sociedad

Cementerio Jardín de Alcalá de Henares: un espacio bucólico que nos conecta con la naturaleza

El camposanto ofrece las instalaciones y servicios más modernos enclavados en 35 hectáreas de jardines y césped

El cementerio de Alcalá de Henares fue inaugurado en 1992
El cementerio de Alcalá de Henares fue inaugurado en 1992Archivo

Praderas, árboles, aves migratorias, un lago con patos… así se abre al visitante el Cementerio Jardín de Alcalá de Henares. Este moderno complejo funerario cercano a Madrid ha querido romper con las connotaciones dramáticas que rodean al concepto clásico de cementerio, ofreciendo unas instalaciones en armonía con la naturaleza. La idea es proporcionar una evasión a través de los sentidos, jugando con la vista, el oído y el olfato. Con ello, las emociones se moderan y el duelo se vive de una forma más serena.

En el cementerio Jardín de Alcalá las unidades de enterramiento no se perciben apenas, se integran en el paisaje de forma natural. Los bloques de nichos son de baja altura; también hay columbarios y sepulturas de estilo americano, rodeadas de césped y espacio ajardinado.

El recinto se convierte así en un lugar de sosiego, donde pueden encontrarse desde niños jugando en la pradera, hasta personas descansado en los bancos o incluso ciclistas paseando en bicicleta.

El bosque de la vida

El cementerio inicia este otoño una nueva obra significativa: la construcción del llamado «Bosque de la vida». Se trata de un nuevo concepto, más humano, abierto y visitable, vistiendo de vida al cementerio, con elementos naturales, donde se crearán nuevas alternativas para la inhumación o el esparcimiento de cenizas, ofreciendo así una mayor satisfacción a las familias. Los usuarios tendrán a su disposición distintas opciones: habrá árboles familiares con espacios en el subsuelo para depositar urnas, rocas y setos con huecos y árboles nuevos para plantar junto a las cenizas del ser querido. También se crearán nuevas áreas para el esparcimiento de cenizas.

El Cementerio Jardín de Alcalá de Henares se inauguró en 1992 y tiene una extensión de 35 hectáreas. Se trata de una empresa mixta, en la que el 51% pertenece al ayuntamiento y el 49% a Funespaña.

Desde hace seis años, el Cementerio Jardín de Alcalá celebra el día de Todos los Santos con la ceremonia «Atardecer de las luces», que incluye música en directo, encendido de velas, lectura y quema de mensajes para los difuntos y suelta de globos. El evento reúne a un gran número de familias y pretende ofrecer a los visitantes una forma distinta de celebración, abierta a todas las culturas y creencias.

Este año, por motivo de la pandemia, el acto será distinto. Habrá un concierto góspel retransmitido vía streaming y una ceremonia religiosa.

Las naves del subsuelo del cementerio se comunican con el exterior por tragaluces
Las naves del subsuelo del cementerio se comunican con el exterior por tragalucesArchiv

Cementerio San Rafael de Monturque: Un tesoro arqueológico en el subsuelo

Monturque, este pequeño pueblo cordobés de 2.000 habitantes, presume de tener uno de los cementerios más singulares de España. Se trata del cementerio municipal San Rafael y ocupa un lugar destacado en la Ruta Europea de los Cementerios, un itinerario cultural del que tan solo forman parte 63 recintos funerarios del continente.

En apariencia, el camposanto se ajusta a los cánones de la arquitectura funeraria de la zona, con nichos encalados construidos alrededor de un patio central. La particularidad está en el subsuelo. Allí se encuentran las cisternas romanas más grandes de España y las cuartas del mundo. Se trata de un espacio de 300 metros cuadrados muy bien conservado, que podía haber llegado a almacenar hasta 850.000 litros de agua de lluvia para uso público.

Conjunto monumental

Las cisternas romanas del cementerio San Rafael son un hoy el principal reclamo turístico de Monturque y se han convertido en un referente para los aficionados al necroturismo. Poseen una planta rectangular y están formadas por tres naves paralelas separadas por muros y cubiertas por un techo abovedado. Cada una de estas naves se divide en cuatro compartimentos comunicados entre sí, que se abren al exterior a través de unos orificios que hacen la función de tragaluz.

Según las investigaciones arqueológicas, las cisternas fueron creadas en el siglo I después de Cristo y servían para almacenar el agua de lluvia procedente de los tejados. Con ella se abastecía a la población y se proporcionaba agua a las termas. Además de esta gran cisterna del cementerio también se han descubierto en la zona otras ocho más pequeñas y diversos yacimientos atribuidos igualmente a la época romana.

Descubrimiento casual

El descubriendo de las cisternas romanas de Monturque fue fruto de la casualidad. En 1885 el cólera causó una gran mortandad entre la población y obligó a realizar obras para ampliar el cementerio municipal. Eso dejó al descubierto esta estructura hidráulica única.

Durante muchos años, las cisternas se aprovecharon para realizar actividades funerarias, hasta que los investigadores tomaron conciencia de su valor arqueológico y se procedió a la limpieza del espacio. En 1996 las cisternas se abrieron a las visitas turísticas y 2006 el ayuntamiento adaptó la instalación para convertirla en museo.

Desde 2007, el cementerio no acoge enterramientos; la actividad funeraria se trasladó a un nuevo espacio a las afueras de Monturque para preservar la integridad de las cisternas y facilitar el acceso de visitantes. Las cisternas están abiertas al público de martes a domingo con reserva previa. Fueron declaradas Bien de Interés Cultural en 1996.

Un proyecto de LR Content