Covid-19

Por qué no deberíamos confiar en la eficacia del distanciamiento social por sí solo

Un nuevo estudio de la Universidad de Cambridge argumenta sobre la arbitrariedad de esta medida, una vez demostrado que la transmisión aérea de la covid es muy aleatoria

Entra en vigor la obligatoriedad de llevar mascarillas
Personas caminando por la calle con mascarilla y manteniendo la distancia, a 25 de mayo de 2020Manuel BruqueEFE

¿Cómo y por qué se decidió que la distancia de seguridad para tratar de frenar la trasmisión de la covid fuera de dos metros? ¿Y por qué no uno, o tres? Aunque en los primeros meses de la pandemia se dió importancia al lavado de manos y a la limpieza de superficies, desde mediados de 2020 se confirmó que la propagación primaria del virus se producía por vía aérea.

Ahora, un nuevo estudio ha demostrado que la transmisión aérea del SARS-CoV-2 es muy aleatoria, motivo por el que la regla de los dos metros no debe considerarse una medida de seguridad por sí sola, ya que se trata de un número elegido a partir de un “continuo” de riesgo- y del criterio de las autoridades de salud pública- y no tiene ninguna base científica.

El trabajo, llevado a cabo por un equipo de ingenieros de la Universidad de Cambridge utilizó modelos informáticos para cuantificar cómo se propagan las gotas cuando la gente tose. Comprobaron que, en ausencia de mascarillas, una persona con covid puede infectar a otra a dos metros de distancia, incluso cuando está al aire libre.

De este modo, los resultados sugieren que el distanciamiento social no es una medida de mitigación eficaz por sí sola, y subrayan la importancia continua de la vacunación, la ventilación y las mascarillas a medida que nos acercamos a los meses de invierno en el hemisferio norte.

“Recuerdo haber oído hablar mucho de cómo el virus se propagaba a través de las manillas de las puertas a principios de 2020, y pensé que si ese era el caso, entonces el virus debía salir de una persona infectada y aterrizar en la superficie o dispersarse en el aire a través de procesos mecánicos fluidos”, apunta el profesor Epaminondas Mastorakos, del Departamento de Ingeniería de Cambridge, que dirigió la investigación. Mastorakos es un experto en mecánica de fluidos: el modo en que los fluidos, incluido el aliento exhalado, se comportan en diferentes entornos. A lo largo de la pandemia, él y sus colegas han desarrollado varios modelos sobre cómo se propaga el SARS-CoV-2.

Una parte de la forma en que se propaga esta enfermedad es la virología: la cantidad de virus que tienes en el cuerpo, la cantidad de partículas virales que expulsas cuando hablas o toses”, explica el primer autor, el doctor Shrey Trivedi, también del Departamento de Ingeniería”. “Pero otra parte es la mecánica de fluidos: qué pasa con las gotitas una vez expulsadas, que es donde entramos nosotros- prosigue- los especialistas en mecánica de fluidos, que somos como el puente entre la virología del emisor y la virología del receptor, y podemos ayudar a evaluar los riesgos”.

En el estudio actual, los investigadores de Cambridge se propusieron “medir” este puente mediante una serie de simulaciones. Por ejemplo, si una persona tosiera y emitiera mil gotas, ¿cuántas llegarían a otra persona en la misma habitación, y qué tamaño tendrían estas gotas, en función del tiempo y el espacio? Las simulaciones utilizaron modelos computacionales refinados que resolvían las ecuaciones del flujo turbulento, junto con descripciones detalladas del movimiento de las gotas y la evaporación.

Los investigadores descubrieron que no hay un corte brusco cuando las gotas se extienden más allá de dos metros. Cuando una persona tose y no lleva mascarilla, la mayoría de las gotas más grandes caen sobre las superficies cercanas. Sin embargo, las gotas más pequeñas, suspendidas en el aire, pueden extenderse rápida y fácilmente más allá de los dos metros. La distancia y la rapidez de propagación de estos aerosoles dependerán de la calidad de la ventilación de la sala.

Además de las variables relacionadas con el uso de la mascarilla y la ventilación, también existe un alto grado de variabilidad en la tos individual. “Cada vez que tosemos, podemos emitir una cantidad diferente de líquido, por lo que si una persona está infectada, podría estar emitiendo muchas partículas de virus o muy pocas, y debido a la turbulencia se propagan de manera diferente en cada tos”, dijo Trivedi.

Así, los científicos afirman que, aunque la regla de los dos metros es un mensaje eficaz y fácil de recordar para el público, no es una marca de seguridad, dado el gran número de variables asociadas a un virus transmitido por el aire. La vacunación, la ventilación y las mascarillas -aunque no son 100% efectivas- son vitales para contener el virus.

“Todos estamos desesperados por ver el final de esta pandemia, pero recomendamos encarecidamente que la gente siga usando mascarillas en espacios interiores como oficinas, aulas y tiendas -comenta Mastorakos-. No hay ninguna buena razón para exponerse a este riesgo mientras el virus esté entre nosotros”.