
Sociedad
Una polaca que quiso rehacer su vida en Barcelona se va de España: "El movimiento antiturismo es injusto"
Tras seis años en España, asegura haberse sentido excluida y hostigada por su condición de extranjera

Karolina Wachowicz, una mujer polaca de 35 años, emprendió un viaje de transformación personal abandonando su matrimonio y trabajo en busca de nuevos horizontes. Barcelona se presentó como su destino elegido, motivada por la accesibilidad económica y la promesa de un nuevo comienzo. Su llegada estuvo marcada por desafíos iniciales: un idioma desconocido, ausencia de redes sociales y la compleja tarea de estabilizarse laboralmente. La pandemia de COVID-19 se convirtió en un punto de inflexión que, lejos de desanimarla, la impulsó a consolidar su proyecto migratorio. Sin embargo, a principios de año decidió abandonar España tras seis años de residir en el país a causa de las hostilidades que, según afirma, tuvo que vivir después.
El ambiente urbano de Barcelona comenzó a mostrar sus aristas más complejas cuando el movimiento "Tourists Go Home" ganó visibilidad. Las manifestaciones contra la masificación turística, las pintadas y los mensajes hostiles transformaron gradualmente su percepción de la ciudad, pues según afirmó al Daily Mail: "El movimiento antiturismo en Barcelona es un poco injusto". "Es gracias a los visitantes que la ciudad ganó su fama y financiación para su desarrollo". "Sí, Barcelona está repleta de turistas, lo que sin duda contribuye al aumento de los precios de la vivienda, pero también genera importantes ingresos para la ciudad y el país".
En el barrio de La Barceloneta, Karolina experimentó un progresivo proceso de distanciamiento social: "No me agregaban al grupo de WhatsApp de la comunidad de vecinos y no siempre me informaban ni me consultaban sobre asuntos de la escalera". Adicionalmente, las miradas de rechazo, la utilización despectiva del término guiri y la exclusión sistemática de los espacios vecinales comenzaron a erosionar su sentido de pertenencia: "Tuve la impresión de que los amigos que me visitaban no siempre eran bienvenidos". "Y les llamaban repetidamente "guiri", un término poco amigable dirigido a los turistas e incluso a los residentes extranjeros".
Un punto de inflexión personal
La comunicación fragmentada con sus vecinos catalanes, la sensación de estar permanentemente al margen de las dinámicas comunitarias y el creciente ambiente de tensión social fueron determinantes en su decisión final de emigrar.
Taiwán se convirtió en su nuevo destino, no sin antes reflexionar críticamente sobre su experiencia barcelonesa. Reconoció la contribución económica del turismo y valoró positivamente su proceso de crecimiento personal en España, a pesar de las dificultades enfrentadas.
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