Esperanzador avance

Racimos de micropíldoras contra los cánceres de colon y ovario

Son implantadas en el cuerpo como «microfábricas» de medicamentos que frenan el tumor en fase avanzada

Un equipo de bioingenieros de la Universidad de Rice (Houston, Texas) ha realizado el descubrimiento
Un equipo de bioingenieros de la Universidad de Rice (Houston, Texas) ha realizado el descubrimientoJeff FitlowUniversidad de Rice

Colon y ovario. Son dos de los grandes retos que la Medicina aún tiene encima de la mesa cuando se habla de cáncer. El 5 por 100 de los tumores diagnosticados en mujeres corresponde a un cáncer de ovario. Cada año en España se diagnostican más de 3.000 casos y el número no deja de crecer desde hace seis décadas. De hecho, esta enfermedad sigue siendo la primera causa de muerte por motivos ginecológicos en nuestro país.

Por su parte, el cáncer de colon es la enfermedad oncológica de mayor incidencia en España. Uno de cada 20 hombres y una de cada 30 mujeres lo padecerán antes de cumplir 74 años. Su supervivencia a cinco años es en nuestro país de un 64 por 100 (por encima de la media europea, que está en un 57 por 100).

Estas dos enfermedades son protagonistas de un esperanzador avance publicado en la revista «Science Advances». Un equipo de bioingenieros de la Universidad de Rice (EE UU) ha mostrado por primera vez cómo erradicar tumores de ovario, de colon y de recto en estado avanzado en ratones con un tratamiento que tiene efecto a los seis días de ser aplicado y que podría estar disponible para ensayos clínicos en humanos a finales de este año.

La terapia consiste en implantar en el cuerpo de los pacientes lo que literalmente podría considerarse una «mini fábrica de medicamentos». Se trata de dispositivos del tamaño de una cabeza de alfiler que son capaces de suministrar de manera continua altas dosis de interleucina-2. Esta sustancia es una molécula natural que activa las células del sistema inmunitario para combatir los tumores.

Mediante procedimientos de cirugía mínimamente invasiva se pueden introducir en el cuerpo racimos de estas micropíldoras. Cada una de ellas contiene células manipuladas genéticamente que fabrican interleucina-2.

El tratamiento es realmente revolucionario. Según describe uno de sus creadores, Omid Veiseh, «basta con introducir el paquete de partículas una sola vez en el organismo del animal. Las células se encargarán de empezar a trabajar ahí dentro y aplicar una dosis diaria hasta que el cáncer sea detenido».

Los primeros datos han arrojado que, una vez los expertos son capaces de determinar las dosis adecuadas de medicamento (cuántas microfábricas son necesarias en cada caso) el artículo publicado asegura que «es posible detener el 100 por 100 de los cánceres de ovario y el 88 por 100 de los colorrectales».

Técnica de futuro

El trabajo consistió en introducir estas cápsulas en el peritoneo de los animales, la membrana que cubre la superficie interior del abdomen y forma una protección de las vísceras. La elección de este lugar facilita la administración del medicamento en las regiones más próximas al posible tumor. Uno de los retos de esta inmunoterapia es lograr que el fármaco actúe lo más localmente posible para evitar diseminar posibles efectos adversos en tejidos y células sanos.

La interleucina-2 es una citoquina, es decir, una proteína que usa el sistema inmunitario para reconocer amenazas externas. Aunque está reconocida como buena terapia oncológica, su uso excesivo puede generar toxicidad.

Esta nueva tecnología permite aplicar concentraciones menores pero más localizadas. De hecho, si se utilizara una inyección común mediante bomba de infusión de interleucina-2 para obtener los mismos resultados el paciente podría sufrir una grave intoxicación.

Los autores del trabajo han adelantado dos buenas noticias próximas sobre su investigación. La primera es que esta misma estrategia podría ser utilizada en el futuro para tratar cánceres de pulmón, hígado o páncreas.

La segunda es que los componentes utilizados para la investigación son productos que ya se han usado previamente en otras terapias y han demostrado ser seguros, por lo que se podrían pasar a una fase de ensayo clínico con seres humanos muy pronto, quizás a finales de 2022.