Capilla ardiente
Luto del Papa por Amigo, el cardenal «abnegado»
Francisco se suma a las condolencias por el arzobispo emérito de Sevilla, del que destaca su «fidelidad a la Iglesia»
El Papa Francisco se unió ayer al luto de la Iglesia española por la muerte del cardenal emérito de Sevilla, Carlos Amigo, a través de un telegrama que remitió al actual arzobispo hispalense, José Ángel Saiz Meneses. El pontífice argentino define en su texto al purpurado vallisoletano como un «abnegado prelado que durante años y con fidelidad entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia».
El cardenal Amigo fallecía el pasado miércoles a los 87 años después de haberse sometido a una intervención quirúrgica en los pulmones. Francisco extendió sus condolencias también a los religiosos, sacerdotes y laicos de archidiócesis, además de la familia del purpurado, así como a los frailes franciscanos, congregación a la que pertenecía el fallecido. El Papa también quiso tener presente a la comunidad católica de Tánger, «en la que también sirvió como pastor»
«Ofrezco sufragios por el eterno descanso de su alma, para que el Señor Jesús, por intercesión de Nuestra Señora de Montserrat, le otorgue la corona de gloria que no se marchita», expone Jorge Mario Bergoglio en el mensaje que firma. «Y, como signo de esperanza cristiana en el Señor resucitado, imparto la bendición apostólica», se puede leer en el telegrama, difundido por el departamento de comunicación de la Santa Sede.
Durante todo el día de hoy los fieles podrán acudir al Palacio Arzobispal para orar ante los restos del que fuera arzobispo de Sevilla. Mañana a a las once y media de la mañana, se celebrará la misa exequial en el Altar del Jubileo de la Catedral de Sevilla. Tras la misa se procederá a la inhumación de los restos del cardenal en la capilla de San Pablo, que se encuentra situada entre la Capilla Real y la Puerta de Campanillas.
El propio prelado dispuso que fuera enterrado en esta capilla que también es conocida como de la Concepción Grande, por la imagen que preside su retablo principal, una obra de Alonso Martínez fechada entre 1656-1658.
Según ha podido confirmar LA RAZÓN, cuando Francisco tuvo conocimiento del agravamiento del estado de saludo de Amigo, quiso ponerse en contacto con él para mostrarle su cercanía.
Este gesto es fiel reflejo de una amistad que les unía a ambos desde hace décadas. No en vano, el cardenal vallisoletano fue no pocas veces ‘embajador’ no oficioso del Vaticano y de la Iglesia española al otro lado del Atlántico, más allá de ser miembro de la Pontificia Comisión para América Latina. En esos viajes, la sintonía del prelado español con el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio era más que evidente.
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