Educación canina

Cómo hacer que tu perro acuda siempre a tu llamada

En las carreteras españolas mueren atropellados miles y miles de perros cada año... y es muy probable que muchos de ellos pudiesen haberse salvado si hubiesen aprendido esta importante lección

En la imagen, un hombre junto a su perro en el parque | Fotografía de archivo
En la imagen, un hombre junto a su perro en el parque | Fotografía de archivolarazon

Uno de los principales motivos que aducen los dueños para abandonar a su perro son los problemas de comportamiento, según explica un estudio del año 2021 sobre el abandono y la adopción realizado por la Fundación Affinity. Por eso es tanta la responsabilidad de educar a un perro. Si el animal aprende a interactuar correctamente con el resto de perros y aprende a moverse dentro de la sociedad humana, sus posibilidades de agradar y -por lo tanto- de ser feliz, serán mucho más altas.

Perro con una zapatilla en la boca
Perro con una zapatilla en la bocaLa Razón

Pero ojo, en la educación caninahay una serie de enseñanzas que son imprescindibles... que el perro aprenda a dar la patita o a hacerse el muerto es algo absolutamente accesorio. Hay otros comportamientos -sin embargo- que serán absolutamente esenciales en su vida... y en vuestra relación; como aprender a sentarse o a quedarse quieto a la órdenes de su dueño. Pero -posiblemente- el comportamiento más importante que debe aprender cualquier perro, es el de acudir a la llamada de su dueño; porque esto podría llegar a salvarle la vida.

En las carreteras españolas mueren atropellados miles y miles de perros cada año... y es muy probable que muchos de ellos pudiesen haberse salvado si hubiesen aprendido esta lección. Así que, si quieres evitar cualquier problema de este tipo y tener la confianza y la certeza de que el animal volverá inmediatamente a tu lado cuando le llames, continúa leyendo:

¿Cómo puedo enseñar a mi perro a responder a mi llamada?

Antes de empezar a enseñarle esta conducta a nuestra mascota, lo primero que debe quedar claro es que. en su estado natural, un perro va a donde quiere y cuando quiere... y no es algo que sea natural para él. Por eso, no podemos esperar que lo aprenda o lo practique automáticamente; o que lo siga practicando de por vida si no le seguimos premiando frecuentemente por ello. También es importante que empecemos con las lecciones cuando el perro todavía es cachorro. Esto no quiere decir que no pueda aprenderlo en su edad adulta, pero siempre es preferible educar a un perro cuando todavía es joven. Y si lo aprende rápido, menos riesgos sufrirá.

En la imagen, un hombre junto a su perro en el parque | Fotografía de archivo
En la imagen, un hombre junto a su perro en el parque | Fotografía de archivolarazon

Para que aprenda qué es lo que queremos de él, debemos empezar a practicar cuando todavía tiene la correa puesta y en una zona donde no existan estímulos. Nos alejaremos un poco y diremos la palabra “ven” mientras tiramos suavemente de la correa hacia nosotros. Cuando llegue a donde estamos, le daremos un premio, le felicitaremos y le acariciaremos efusivamente. Queremos que siempre tenga un buen recuerdo de la experiencia, porque eso hará que esté dispuesto a repetirlo.

De la misma forma, también debemos recordar que reñirle es contraproducente. A veces es complicado guardar la compostura (sobre todo si vas con prisa), pero los enfados y la frustración harán que al animal no le compense ir contigo. Si no tiene incentivos para responder a tu llamada... ¿Para qué va a hacerlo?. Por eso, aunque tarde en obedecer, es importante que obtenga su pertinente dosis de caricias y halagos.

Una vez que sintamos que ha aprendido qué se espera de él, es el momento de hacerlo sin la correa. Y para tener éxito en esta parte, el truco estará en tener siempreun premio que le guste mucho en el bolsillo... porque si la chuche no le llama mucho la atención, no prescindirá de olfatear y jugar... sólo porque se lo estamos pidiendo nosotros. Es decir, el beneficio de venir con nosotros debe superar -con creces- a los beneficios de quedarse jugando por su cuenta.

El beneficio de acudir a nuestra llamada debe superar -con creces- a los beneficios de quedarse jugando por su cuenta. Por eso, siempre hay que tener premios que darle al animal | Fotografía de archivo
El beneficio de acudir a nuestra llamada debe superar -con creces- a los beneficios de quedarse jugando por su cuenta. Por eso, siempre hay que tener premios que darle al animal | Fotografía de archivolarazon

Debemos empezar con distancias cortas, pero con el tiempo iremos aumentando la dificultad. El objetivo al que debemos aspirar es que vuelva con nosotros siempre que le llamemos... incluso si tiene delante a otros perros jugando o si tiene un conejo al que perseguir. Si conseguimos que esto ocurra, podremos librarle de muchas situaciones de peligro.

No obstante, es un comportamiento que no mantendrá de forma permanente. Incluso cuando el perro sea mayor y entienda qué es lo que le estamos pidiendo, debemos seguir haciendo que le compense venir con nosotros. Por eso, siempre que paseemos con él, deberíamos tener premios en el bolsillo.