Embarazo

La historia de Mary Toft, la mujer que dio a luz a más de 15 conejos

Su historia ocasionó numerosas publicaciones, una caricatura del artista William Hogarth e incluso una balada de Alexander Pope

Un grabado de la época ilustrando el extraño parto de Mary Toft
Un grabado de la época ilustrando el extraño parto de Mary ToftLa Razón

En septiembre de 1726, llegó la noticia a la corte del rey Jorge I del presunto nacimiento de varios conejos por parte de una mujer llamada Mary Toft de Godalming, cerca de Guildford, en Surrey. Según los informes de la época, a pesar de haber tenido un aborto espontáneo solo un mes antes, en agosto de 1726, Mary todavía parecía estar embarazada. El 27 de septiembre se puso de parto y fue atendida inicialmente por su vecina Mary Gill y luego por su suegra Ann Toft. No obstante, cuando los médicos y las matronas consiguieron sacar al “recién nacido”, lo que allí se encontraron les dejó en shock, Mary Toft parecía haber dado a luz a un gato al que le habían extirpado el hígado. Su historia ocasionó numerosas publicaciones, una caricatura del artista William Hogarth e incluso una balada de Alexander Pope.

Ante tal situación, la familia decidió pedir la ayuda del ginecólogo de Guildford, John Howard, quien visitó a Mary al día siguiente. Cuando llegó le presentaron más partes de animales que Ann Toft dijo que le había quitado a Mary durante la noche. El médico, que estaba comprensiblemente desconcertado por el caso, la supervisó durante el mes siguiente y registró todo aquello que salió de Mary Toft. El resultado fueron varias patas de gato, la cabeza de un conejo, así como nueve crías de conejo, aunque evidentemente todos estaban muertos. Dada la singular naturaleza del evento, Howard envió cartas a algunos de los médicos y científicos más importantes de Inglaterra, incluso al Rey de Inglaterra, informándoles de los extraños nacimientos.

El rey Jorge I, sorprendido ante dicha situación, envió a dos hombres a investigar: Nathaniel St. André, cirujano anatomista suizodel Rey y Samuel Molyneux, secretario del Príncipe de Gales. A estas alturas, la noticia ya se había difundido y Mary era una celebridad local, lo que requirió de un traslado de Godalming a la cercana Guildford para que John Howard pudiera monitorearla más de cerca. El 15 de noviembre, St. André y Molyneux llegaron a la casa de Howard en Guildford y fueron inmediatamente recibidos con la noticia de que Mary estaba de parto con su decimoquinto conejo. Aunque, posteriormente, Toft dio a luz a varios conejos muertos más en su presencia.

Los médicos realizaron varios exámenes en los órganos internos de los conejos y los resultados mostraron que probablemente no se desarrollaron dentro del útero de la mujer. St. André, sin embargo, todavía parecía convencido de que se encontraba ante un caso extraordinario. Él creía que estos eran nacimientos sobrenaturales y se llevó algunos de los especímenes a Londres para mostrárselos al Rey y al Príncipe de Gales.

A medida que la historia de Mary Toft se expandía por Londres, el rey decidió enviar a un cirujano alemán, Cyriacus Ahlers, y a su amigo, el Sr. Brand, a Guildford para investigar más a fondo el asunto. Ahlers examinó a Mary y fue testigo de varios nacimientos, aunque algo no le terminaba de convencer. Al examinar las partes de conejo que había llevado a Londres, Ahlers descubrió que las bolitas de estiércol en el recto de uno de los conejos contenían maíz, heno y paja, lo que demostró que no se pudo haber desarrollado dentro de Mary. Ahlers informó al Rey el 21 de noviembre que sospechaba un engaño entre Mary Toft y John Howard y mostró los especímenes de conejo como evidencia.

Mientras tanto, St André se puso en contacto con Sir Richard Manningham, un eminente médico de la alta sociedad londinense, para que atendiera a Mary Toft. Después de observarla y verla dar a luz lo que él creía que era una vejiga de cerdo, tampoco parecía convencido. Pero Howard y St. André lo persuadieron para que se guardara sus dudas hasta que hubiera pruebas de fraude. Howard y St. André estaban tratando de salvar su reputación a la luz de lo que había concluido Ahlers.

La explicación de Mary Toft para sus extraños nacimientos fue que, en abril de 1726, estaba trabajando en un campo y un conejo la sobresaltó. Ella y otra mujer corrieron tras él, pero no pudieron atraparlo. Tampoco pudieron atrapar a otro conejo que persiguieron más tarde. “Esa misma noche soñó que estaba en un campo con esos dos conejos en su regazo, y despertó con un ataque de enfermedad, que duró hasta la mañana; desde ese momento, durante más de tres meses, tuvo un deseo constante y fuerte de comer conejos, pero al ser muy pobre no podría procurar ninguno“.

El 29 de noviembre, Mary Toft fue llevada a “Lacy’s Bagnio” en Leicester Fields, Londres, donde se la pudo observar más de cerca. St. André contactó al Doctor James Douglas y le pidió que fuera al emplazamiento para observar el nacimiento de conejos de Mary. Cuando Douglas llegó, se encontró en compañía de una gran multitud de médicos que habían sido convocados por St. André. Desafortunadamente para St. André, que estaba desesperado por que Douglas validara los nacimientos, Douglas creía que todo el asunto era un fraude.

Entre el 30 de noviembre y el 3 de diciembre hubo división de opiniones entre los médicos allí reunidos. Y aunque Mary no dio a luz más conejos, mantenía la apariencia de una mujer embarazada. No obstante, sufría varias infecciones graves y tenía ataques que la hacían perder el conocimiento. Poco después, atraparon a un portero del “Lacy’s Bagnio” tratando de colar un conejo en la habitación de Mary Toft. Al ser sorprendido con las manos en la masa, el portero confesó a Douglas y Manningham que Margaret Toft (la cuñada de Mary) le había pedido que consiguiera el conejo más pequeño que pudiera encontrar. Manningham y Douglas estaban decididos a obtener una confesión de culpabilidad de Mary, pero decidieron ver si ella se incriminaría a sí misma. No tuvieron que esperar mucho, el 4 de diciembre volvió a ponerse de parto, pero esta vez no produjo nada. Esa noche llamaron a sir Thomas Clarges, juez de paz, para que visitara el lugar. Cuando llegó, el portero, Thomas Howard, hizo una declaración jurada ante él y Clarges inmediatamente detuvo a Mary para interrogarla, pero ella no admitió nada. Durante los siguientes dos días, la presionaron mucho para que confesara, pero Mary resistió hasta que Sir Richard Manningham amenazó con realizarle una dolorosa cirugía experimental para ver si tenía una forma diferente a la de otras mujeres. Toft se vio obligada a admitir el 7 de diciembre de 1726 que había estado insertándose manualmente conejos muertos en su vagina para que luego se los sacaran como si estuviera dando a luz.

Las consecuencias

Un conejo europeo
Un conejo europeoHanna Knutsson.

El interés público en el caso desapareció alrededor de enero del año siguiente, pero las repercusiones continuaron para los involucrados. Para Sir Richard Manningham y James Douglas hubo una vergüenza temporal por su estrecha conexión con el asunto, pero sus carreras y reputaciones estaban seguras. Sin embargo, St André perdió el favor de la corte y, a medida que su reputación se desplomaba, sus pacientes lo abandonaron. Se retiró de Londres y finalmente murió en la pobreza en una casa de beneficencia en Southampton. John Howard, por su parte, tuvo que responder a los cargos de estar involucrado en la “Trampa y conspiración de Mary Toft”, pero el caso en su contra se desestimó y siguió siendo una figura respetada en Guildford.

En cuanto a Mary Toft, el caso en su contra fue desestimado, no por falta de pruebas de culpabilidad, sino por la vergüenza que se produciría hacia las autoridades médicas si el caso siguiera adelante. Pasó unos meses en la cárcel y en los años que siguieron al escándalo, el duque de Richmond (que tenía una residencia cerca de Godalming) a veces la mostraba en cenas para despertar la curiosidad de sus invitados. En abril de 1740, Mary fue acusada de recibir bienes robados y enviada a la Casa de Corrección en Guildford, pero finalmente fue absuelta por el jurado.