Opinión

La adolescencia, ¿una enfermedad?

Aunque muestran su radicalidad a bufidos lo hacen para demostrar una seguridad ficticia, tras la que esconden su inmensa fragilidad

Entre un 40 y un 60% de los expertos tienen problemas de salud mental
Entre un 40 y un 60% de los expertos tienen problemas de salud mentalJuan Carlos CárdenasAgencia EFE

Cuando escucho a alguien decir que regresaría a sus 15 años es que no recuerda con nitidez los terribles días de la adolescencia. Quien tiene un adolescente en su vida sabe que las subidas y bajadas de sus estados de ánimo son como las de una montaña rusa. En ese tiempo de primeras decisiones, todo resulta más difícil: el propio físico, las relaciones con los demás, las elecciones respecto al futuro… Los adolescentes, que muestran su radicalidad a bufidos, lo hacen para demostrar una seguridad ficticia, tras la que esconden su inmensa fragilidad. Por eso lo primero que necesitan es pertenencia, sentirse de algún lugar, formar parte de un colectivo. Cuando incluso pareciendo perfectos de aspecto, cabeza y formas se consideran fuera de todos los grupos, se quiebran. Y ese romperse, que en otras edades supone solo malhumor e incomodidad, a ellos les provoca, además, una enorme tristeza y desazón. Y como son radicales por edad, a veces optan por «curar» sus síntomas de las peores formas: bebiendo, drogándose, autolesionándose… Hay que estar muy pendientes de los adolescentes, porque aunque nos aparten a manotazos y parezca que nos quieren fuera de su mundo particular, necesitan mucha atención, comprensión y cariño, porque se encuentran en un estado de transición y a veces no saben ni dónde han de colocar el pie en el siguiente paso. Las cifras de depresión, ansiedad e incluso suicidio son cada vez más aterradoras. La pandemia hizo que los números aumentaran, y a día de hoy, los expertos consideran que entre un 40 y un 60% de los menores tiene problemas de salud mental sin tratar. La adolescencia en sí misma no es una enfermedad. Pero es tan dura que, aunque luego lo olvidemos, a veces, lo parece.