Exploración científica
A la caza submarina de neutrinos
Tras nueve años de recogida de datos, el telescopio submarino ANTARES ha registrado los neutrinos cósmicos que interaccionan en el agua y la roca del fondo, una información muy útil para comprender mejor las características de estas esquivas partículas procedentes de lejanas fuentes astrofísicas
La Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS) ha destacado en su web una investigación que analiza nueve años de recogida de datos sobre neutrinos cósmicos (partículas muy pequeñas, prácticamente sin masa y que viajan a altas velocidades por el espacio) desde el telescopio submarino ANTARES, que los detecta cuando interaccionan en la roca del fondo marino o en el agua.
El trabajo, publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters, estudia el origen del fondo difuso de neutrinos procedentes de fuentes astrofísicas puntuales débiles, lo que imposibilita su detección individual, o de interacciones de rayos cósmicos de alta energía que se propagan desde fuentes lejanas. ANTARES es una colaboración internacional formada por unos 120 científicos de ocho países, entre los que figuran los profesores Sergio Navas y Antonio F. Díaz de la Universidad de Granada.
Cuando los neutrinos interaccionan en la roca o el agua generan un muón ultrarelativista (una partícula elemental masiva) que emite luz azul (llamada Cherenkov). Esta luz es captada por unos sensores fotomultiplicadores. A partir de la posición de la luz detectada y del tiempo de llegada de la misma, los científicos miden la dirección y la energía del neutrino.
La medida del flujo difuso de neutrinos es clave para la comprensión de los mecanismos de producción y aceleración de rayos cósmicos en fuentes astrofísicas y las propiedades de interacción.
Datos coincidentes con los del telescopio IceCube
Los datos analizados ponen de manifiesto un moderado exceso de neutrinos cósmicos. “Pese a que no puede hablarse todavía de evidencia ya que hace falta aumentar la estadística, las propiedades del flujo de neutrinos cósmicos detectados son consistentes con los observados por el telescopio IceCube, lo que supone, sin duda, un resultado prometedor”, informa Navas.
El telescopio submarino de neutrinos ANTARES, que comenzó a funcionar en 2007 a unos 40 kilómetros de la costa de Toulon (Francia), es el mayor telescopio de neutrinos del hemisferio norte.
Se trata de una red de 885 sensores de luz (fotomultiplicadores) distribuidos en 12 líneas verticales ancladas en el fondo del mar a una profundidad de 2500 metros. Cada línea tiene una longitud instrumentada de 350 metros y están separadas entre sí unos 70 metros. El volumen instrumentado es de 10 megatoneladas de agua.
Hacia una nueva generación de telescopios de neutrinos
La siguiente generación de telescopios de neutrinos, denominada KM3NeT, y en cuya construcción y explotación científica también participa la Universidad de Granada, contará con mayor resolución para la medida de la energía y dirección de los neutrinos.
“Con KM3NeT seremos capaces, en un futuro inmediato, de caracterizar de manera precisa las propiedades del flujo difuso observado y de identificar las fuentes cósmicas de neutrinos”, adelanta Navas.
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