Ciencia y Tecnología
Cómo pensar un smartphone de cero
Baterías de mayor duración, móviles de un polímero autorreparable desarrollado por la NASA a prueba de bala, cinco altavoces para escuchar música en modo envolvente y doble lente para filmar en 3D, lo último en móviles
Baterías de mayor duración, móviles de un polímero autorreparable desarrollado por la NASA a prueba de bala, cinco altavoces para escuchar música en modo envolvente y doble lente para filmar en 3D, lo último en móviles
En 1994 Siemens lanzó su primer móvil, el S1. Tres años más tarde desarrolló el primero con pantalla a color. Y luego desapareció. En 2005 produjo el último modelo de la familia y se retiró del mercado de telefonía móvil al vender su división a Arques Industries, que pasó a llamarse Gigaset. Exactamente una década después de este final, en noviembre de 2015, llegará al mercado un nuevo competidor gestado justamente por Gigaset.
El lanzamiento se llevó a cabo en Berlín y allí pudimos apreciar, de la mano de uno de los principales responsables de la ingeniería y el diseño de los tres modelos que veremos en España, Javier de la Asunción, cómo se piensa un smartphone desde cero.
Gigaset hará su entrada en el sector con tres versiones diferentes, el Pure, el ME y el Pro. Y De la Asunción apuntó cinco áreas claves en las que han hecho modificaciones o adaptaciones para enfrentarse a la competencia: óptica, batería, materiales, sonido y tecnología.
La versión Pro, por ejemplo, tendrá una cámara trasera de 20 MP y lentes de zafiro para que el foco sea mejor. Todos los modelos llevarán un software que toma automáticamente cinco fotos seguidas con cinco puntos focales distintos para que podamos encontrar el objeto que queramos que esté en foco y elegir la más adecuada. Dada la importancia que los consumidores le dan a los «selfies», dotaron a la cámara frontal con una resolución de 8 MP.
En lo que respecta a la batería, otro ámbito fundamental para los usuarios, Gigaset relegó delgadez extrema por una de 4.000 mAh (el iPhone 6S tiene 1.715 y el Samsung S6 Edge 2.600), lo que les da una autonomía mucho mayor y, gracias a un procesador especial, permite una carga rápida a 9 voltios, cuando lo convencional es 5: en una hora y media, con el dispositivo funcionando, se realiza una carga completa, un 40% más rápido de lo habitual.
Hablando de materiales, tanto la parte delantera como la trasera están recubiertas por Gorilla Glass 2.5D y acero inoxidable.
En el interior posee doble SIM card, que permite agregarle 128 GB de almacenamiento a los 32 GB de fábrica. O convertirlo en un dispositivo alternativo cuando estemos de viaje. También cuenta con sistemas para controlar el estado físico y la salud, una preocupación en alza entre los usuarios, y con una sorpresa: un lector de infrarrojos que lo convierte en un mando a distancia para TODO televisor en el mercado. En su base de datos tiene el 90%, pero, gracias a un software específico, aprende el resto de códigos en apenas unos minutos.
Aún así, al ritmo al que avanza el mercado, muchos de estos logros pueden ser normales en apenas unos meses. Javier de la Asunción es consciente de ellos y nos confió que ahora mismo se encuentran desarrollando la segunda generación de smartphones Gigaset. Y la pregunta es, si fuera posible: ¿cómo le pediríamos que fuera?
Óptica:
Hablar de una mejora en la resolución sería muy obvio. Y los smartphones actuales podrían lidiar con unos 55 MP sin problemas. El procesador Qualcomm Snapdragon 800 lleva dos procesadores de señal de imágenes en su interior, lo que en teoría le permitiría enfrentarse a este número que parece increíble. Por lo tanto, lo sorprendente no pasa por allí. Una opción podría ser la doble lente que permitiría filmar en 3D. Samsung ha lanzado su microchip Exynos 7420, que procesa una doble señal de imágenes. Esto permitiría grabar vídeos en tres dimensiones con una resolución envidiable. Pero, nuevamente, quizás no sea ése el camino adecuado y sí prescindir de la lente. David Stork y Patrick Gill, de Laboratorios Rambus han creado un microchip dentro de una pieza de cristal que es el encargado directo de tomar las imágenes. De este modo, todo el smartphone podría ser la cámara.
Batería:
El lema es: mayor duración. Así de sencillo. Una respuesta viable es la concebida por un grupo de científicos del MIT que fundaron la compañía 24M y crearon una batería reciclable y que dura cinco veces más que las actuales. Por si fuera poco, debido a su química, se produce a una fracción del coste de las actuales. Pero ¿qué sucedería si se prescindiera de las baterías directamente? Eso es lo que proponen científicos del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Kore (KAIST por sus siglas en inglés), que han creado una pieza termoeléctrica, fina como un papel y que se pueda pegar a cualquier superficie que genere calor (desde la piel al salpicadero de un vehículo) para cargar el móvil.
Materiales:
A una de cada tres personas se les caerá el smartphone en el primer año de uso. Y se les romperá. Las empresas lo saben y buscan materiales cada vez más resistentes. Si pensamos en el grafeno como alternativa, por su dureza, delgadez y transparencia, equivocaríamos el rumbo. El futuro de los smartphones podría ser un polímero autorreparable desarrollado por la NASA que, en pruebas de laboratorio, ha resistido hasta una bala y se ha reparado en segundos.
Sonido:
Otra área que parece de limitada innovación, pero no lo es. El procesador de sonido Qualcomm Immersive Audio es un ejemplo de ello. Este microchip no sólo brinda sonido HD, también permite el aislamiento acústico. Hasta ahora, el sonido estéreo en telefonía móvil era algo muy difícil de alcanzar, ambos oídos escuchaban lo mismo, pero este procesador facilita el uso de diferentes canales para llevar la música. Otra innovación es el uso, no de dos o tres altavoces, sino de cinco, lo que hace que escuchar música en modo envolvente (surround) en un smartphone sea posible. Pero no sólo se trata del sonido que sale, los ruidos pueden servir del mismo modo para cargar la batería.
Tecnología:
Este campo es ilimitado, pero si desaparecen la batería y las piezas ópticas, queda mucho espacio para nuevos sensores que ya existen pero que por espacio aún no se han introducido aquí. Si es posible cambiar de canal con un smartphone, por qué no encender el coche, detectar comida en mal estado, tumores, emitir pulsos eléctricos que hagan que el cerebro genere sus propios analgésicos o que nos hagan soñar lo que queremos. Todo ello ya existe, sólo falta saber si lo querríamos en el smartphone de la próxima generación.
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