Investigación científica

El fin de las dietas

Un estudio demuestra que el éxito al adelgazar depende de los genes de cada uno más que del menú. Para reducir peso, sería necesario someterse a un estudio genético antes de empezar una dieta individualizada

El fin de las dietas
El fin de las dietaslarazon

Un estudio demuestra que el éxito al adelgazar depende de los genes de cada uno más que del menú. Para reducir peso, sería necesario someterse a un estudio genético antes de empezar una dieta individualizada

Todos teníamos la mosca detrás de la oreja. Sabíamos que algo así debía de estar ocurriendo. ¿Por qué esa dieta que todo el mundo recomienda, que parece que funciona definitivamente, no me ayuda a adelgazar a mí? ¿Qué es lo que me hace diferente? La respuesta está en lo mismo que nos hace diferentes en cualquier otro orden de la vida: los genes. Un estudio publicado de la mano de científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en EE UU, parece demostrar, de manera contundente, que el impacto de una dieta sobre el individuo depende de la composición genética de la persona más que de los alimentos que toma. Es decir, que las dietas generales de amplio espectro, las recetas globales para todos los públicos, están sobrevaloradas.

Esta noticia podría tener implicaciones de calado no sólo en los pacientes que buscan adelgazar mediante planes generalizados, sino en las instituciones que elaboran informes sobre consejos de nutrición. Este tipo de recomendaciones suelen basarse en los valores medios de una población, pero no tienen en cuenta las peculiaridades individuales. De ser cierto lo que afirman los científicos de Carolina del Norte (y que han presentado en la última conferencia de la Sociedad Americana de Genética), habría tantas dietas posibles y tantas recomendaciones útiles como individuos.

El trabajo se ha centrado en el estudio del metabolismo de los ratones. Estos animales sirven de modelo muy adecuado para investigar sobre nutrición en humanos porque, merced a sus caracteres genéticos, presentan susceptibilidades a la obesidad y al síndrome metabólico similares a las nuestras. Además, se pueden reproducir determinadas variabilidades genéticas del Homo sapiens y exponerlas a factores ambientales similares a los que nos exponemos hombres y mujeres. En concreto, se utilizaron cuatro cepas de ratones que permiten cubrir una amplia diversidad de genes. De hecho, las diferencias entre dos animales es igual que la que se podría encontrar entre dos humanos no relacionados familiarmente.

Algunos individuos recibieron durante seis meses una alimentación que contenía los mismos nutrientes que una dieta occidental, otros una dieta mediterránea, una dieta tradicional japonesa o una dieta cetogénica alta en grasas y baja en hidratos de carbono, como la famosa dieta Atkins. Otros ratones se alimentaron con pienso normal para su especie. Todos podían comer tanto como quisieran y se registró lo que consumieron durante ese periodo.

El menú de los ratones reprodujo con exactitud el de los humanos. Por ejemplo, en la dieta asiática se introdujeron grandes cantidades de arroz, pero también de té verde; en la mediterránea, el cereal mayoritario fue el trigo y se añadieron extractos de vino tinto.

Al cabo del tiempo, se analizó el comportamiento metabólico de los animales. Se detectó, por ejemplo, que las dietas ricas en grasas occidentales generaron daños en la salud de la mayoría de los individuos (obesidad, hígado graso, colesterol alto...), pero no en todos por igual. Es más, en una cepa concreta de ratones esta dieta no generó ningún efecto negativo, como si fuera resistente a los daños del exceso de grasa en la alimentación.

La dieta Atkins mostró efectos diferentes en dos tipos de ratones. En unos se generaron efectos secundarios muy graves, mientras que otra cepa no registró ningún problema.

En cuanto a la pérdida de peso, se ha descubierto que la misma dieta genera pérdidas diferentes en cada una de las cepas genéticas de los ratones estudiados.

En resumidas cuentas, ha quedado demostrado que el éxito o los peligros de una dieta dependen más de la carga genética del individuo que de la dieta en sí. Ahora, los expertos están tratando de identificar qué genes en concreto son los responsables en cada cepa de conferir las peculiaridades metabólicas a cada ratón. Quizás así se pueda diseñar en el futuro una dieta individualizada después de hacer un análisis genético del paciente. Cosa que, aunque algunos productos comerciales dicen venderlo, hoy es todavía imposible.