Ernesto Villar
Una aurora boreal que supera cualquier efecto especial
La imagen ha sido tomada en Islandia
Una de las virtudes de las auroras boreales es que no hay dos iguales. Otra es, sin duda, que su belleza es tan sorprendente que parece mentira que puedan seguir apareciendo nuevas formas en el cielo que superen a las anteriores. La que esta semana ha rescatado la Agencia Espacial Europea (ESA) no parece tener muchos competidores.
Realmente, el capricho que se forma sobre el cielo de Islandia, elegido como la imagen científica de la semana de la ESA, parece una inquietante serpiente dormida que coge desprevenida a la ciudad que, a esa hora, duerme confiada.
Y, al fondo, la Luna intentado hacerse un hueco sin conseguirlo en semejante espectáculo.
Los destellos verdes en el cielo no son más que una aurora, que puede verse cuando grandes emisiones de partículas atómicas cargadas escapan del Sol y chocan con la atmósfera de nuestro planeta.
Estas partículas, recuerda la ESA, van filtrándose mientras atraviesan las distintas capas protectoras que rodean la Tierra, como la magnetosfera —región del espacio dominada por el campo magnético—, e interactúan con las partículas de aire que se encuentran por debajo, en la atmósfera.
Así, ciertas partes de la atmósfera brillan de forma inquietante, cubriendo nuestros cielos con unos fantasmagóricos halos y luminiscencias de color.
Las auroras también se conocen como ‘luces septentrionales’ (aurora boreal), pero lo cierto es que se producen igualmente en el hemisferio sur (aurora austral). Los mejores lugares para verlas incluyen Australia, Nueva Zelanda, la Antártida y Sudamérica, en el sur. En el hemisferio norte, podemos disfrutar de ellas en Canadá, Alaska, Escandinavia e Islandia.
Por desgracia, su efecto solo puede apreciarse en latitudes polares o cercanas a estas regiones, ya que las partículas cargadas viajan hacia la Tierra a lo largo de las líneas del campo magnético que se encuentran en los polos.
Desde 2000, el cuarteto de satélites Cluster de la ESA investiga la compleja conexión Sol-Tierra, desentrañando el misterio de cómo y por qué se forman las auroras.
Esta imagen muestra una ciudad del sur de Islandia llamada Selfoss, a orillas del río Ölfusá (visible en primer plano). Fue capturada por el fotógrafo Davide Necchi el 27 de agosto de 2015, pero ha sido dada a conocer ahora por la Agencia Espacial Europea.
Esta aurora en concreto se debía a una tormenta solar, que proyectó hacia nuestra atmósfera un torrente de partículas enorme y repentino. Así, sus destellos resultaron extraordinariamente intensos y brillantes, apareciendo en el cielo al atardecer, antes de que estuviera completamente oscuro. De hecho, esta aurora fue tan brillante que Davide optó por un tiempo de exposición relativamente corto, de 3 segundos, consciente de que si lo prolongaba demasiado, las partes más brillantes de la fotografía podrían quemarse o aparecer completamente blancas, por lo que se perderían los detalles.
Necchi empleó una cámara Canon 5D Mark II con un objetivo 14 mm f2.8. La imagen presenta un valor ISO de 1.600 y no se le ha aplicado ningún filtro. En la imagen también aparece una brillante luna llena por detrás de una capa de nubes.
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